“Nunca me sentí completamente integrado a ningún mundo, comunidad o ambiente”, afirma Leone Amoedo apenas llega al centro de curación Los Andes Cósmicos, en el Amazonas peruano, invitado por su prima Nur para sumergirse en las ceremonias de la ayahuasca. No hay experiencia más extrema que estar en el medio de la selva y padecer una suerte de claustrofobia por exceso de vegetación, insectos y animales. Pero la pelea a fondo no consiste en adaptarse a la indómita geografía y a la “educación a vómitos”, sino en lidiar con la sensación de ser un pez fuera del agua desde que tiene memoria y sentirse extranjero en todas partes. En la novela La Nueva Tierra, el escritor ítalo-argentino Sebastiano Mauri explora el desmoronamiento de Leone y de su pareja con Tobías a la par que indaga en el colapso climático y en cómo la supremacía machista es la forma de discriminación más dañina porque se cobra víctimas también entre los varones, como el personaje principal, que descubre que se permitió ser gay “al precio de no parecerlo”.
Esa sensación de no encajar del protagonista de la novela la comparte Mauri, escritor, artista visual y director de cine que pertenece a una familia ligada al arte plástico, la literatura y a Pier Paolo Pasolini. El padre de Sebastiano, Achille Mauri (1939-2023), fue un escritor tardío, guionista y productor de cine, un curioso insaciable que presidió el holding editorial Messaggerie Italiane y fue productor de la película Garage Olimpo. Su abuelo era productor teatral de Eugène Ionesco. Pier Paolo Pasolini estuvo enamorado de su tío Fabio Mauri (1926-2009), un artista visual de una obra multiforme. “Siempre empiezo a escribir desde mi experiencia. Lo lindo de escribir ficción es que podés irte a la invención cuando quieras”, explica el autor de la novela Disfruta del problema (2015), también publicada por Adriana Hidalgo Editora /A.hache, y el ensayo El día más feliz de mi vida.
“La familia de mi madre es de Argentina; la de mi padre, de Italia; son dos culturas distintas. Desde muy niño me sabía gay; es otra manera de sentir que no encajas”, amplía Mauri esos sentimientos encontrados. Desde el campo laboral, revela que cambió mucho. “Como artista plástico no me quedaba tranquilo haciendo una cosa: era pintor, fotógrafo, escultor; hacía videoarte. Después empecé a escribir, hice cine también, trabajé de periodista; muchas veces me crucé con gente que dedicó toda su vida únicamente a la pintura o al cine. Entonces también me sentía extraño porque no había vivido mi vida alrededor del mundo de la pintura, del cine o de la escritura”. Sonríe y con un gesto a mitad de camino entre la picardía y la felicidad destila la convicción de que nadie le quita lo bailado. Vivió quince años en Estados Unidos, para sumar una nueva casa y constituir una suerte de triángulo familiar entre Milán, donde nació en 1972, Buenos Aires y el campo en Entre Ríos y Nueva York, adonde fue a estudiar cine.
-Esa incomodidad de no pertenecer a ningún mundo se extiende también a ser gay. En un momento de la novela, Leone descubre que es un gay que se jacta de parecer un heterosexual, ¿no?
-Totalmente, tiene que ver con el trabajo de liberación que uno hace en el caso de ser gay o de no identificarte con el estereotipo masculino de una sociedad patriarcal. Los hombres que son los beneficiarios de este sistema pagan un precio por lo que está permitido; el espectro de sentimientos que se le permite a un niño es muy limitado porque se le dice que los hombres no lloran. La emotividad de los hombres está muy tapada en la sociedad patriarcal. En el mundo gay hacer coming out, aceptar ser gay, no quiere decir que esa lucha haya terminado porque hay un montón de machismo ahí también. Si te fijás en las aplicaciones de citas para gays, tienen opciones como “no femenino”, “no gordo”, “no viejo”, “no de esta raza”; en la punta de la pirámide social está el gay masculino blanco, que puede pasar por heterosexual. Mi personaje está atrapado y gracias a las ceremonias logra sumergirse en el supraconsciente, como diría (Carl Gustav) Jung, para ver el precio que pagó por esa máscara de heterosexual que estaba poniéndose.
-El narrador de “La Nueva Tierra” observa una cuestión compleja: “cuanto más avanza el progreso, más crece nuestra alienación y nuestra incapacidad de percibirla”. ¿A qué atribuís esta paradoja?
-Confundimos el progreso tecnológico con el progreso humano. Como la tecnología está siempre avanzando, creemos que nosotros también, pero esa ecuación no funciona así. Hoy tenemos la primera generación de jóvenes que está involucionando intelectuamente. Esto es consecuencia de la alienación que crea vivir con una pantalla delante de la cara todo el tiempo. Yo tengo la suerte de ser medio viejito, tengo 53 años, crecí sin las pantallas en la cara; pero los que tienen menos de 30 años son nativos digitales. La ola del ChatGPT la veo con mis sobrinos en la escuela. Ellos no te escriben más ni una carta de feliz cumple; se la piden a la inteligencia artificial. Si el ChatGPT te hace la primera versión de cualquier cosa que tenés que escribir, perdés la capacidad de construir ese texto en tu cabeza.
-En este momento crecen los negacionistas del cambio climático y los antiderechos LGBTQ+. ¿Por qué la derecha avanza en el mundo?
-La derecha avanza en los momentos de grandes crisis. Las migraciones aumentan porque hay cada vez más tierras donde no es posible vivir (esto es algo que los científicos lo sabían y nos venían alertando) y hay que saber recibir a las personas que llegan desesperadas por los problemas que causamos. Los europeos hemos colonizado África y les sacamos todos los recursos; después hacemos el Acuerdo de París (un tratado internacional sobre cambio climático), que se supone es positivo y estamos contentos cuando se anuncia que para el 2050 se reducirá el 50 por ciento de la emisión de CO2. Pero no te dicen "en el mundo", te dicen "adentro de nuestro países"; entonces quiere decir simplemente que si tenés alguna producción que contamina, la sacás de Europa y afectás la vida de muchos países asiáticos y africanos. Nosotros les causamos la crisis climática, después ellos se tienen que ir y cuando llegan a nuestros países los queremos echar o los ponemos en campos de concentración. El aumento de la migración, el aumento de la incertidumbre, el aumento del miedo, el aumento de los desastres climáticos, son todos elementos que ayudan mucho a que crezcan los discursos populistas de extrema derecha.
*Sebastiano Mauri presentará La Nueva Tierra este martes en la librería Eterna Cadencia (Honduras 5582). El autor dialogará con Darío Sztajnszrajber. Lee Antonella Costa.