Entre las materias pendientes del 2017 en el universo de la música clásica está la situación de la Orquesta Sinfónica Nacional. Poco escuchada, en todo sentido, por los responsables de su funcionamiento, el organismo que depende del Ministerio de Cultura de la Nación pasó buena parte del año tocando en ropa de calle para llamar la atención al público sobre viejos y nuevos problemas.
Más allá de algunos aciertos en la programación para la temporada que sostuvo en el CCK, con directores invitados y solistas que la prestigiaron, la orquesta más importante y de sueldos más bajos de Argentina prácticamente no salió de Buenos Aires, desatendiendo así a una de sus funciones principales.
Una orquesta optimizada es costosa, se sabe. Pero mal gestionada es casi tan costosa y lejos queda de cumplir las funciones para las que fue creada y mantenida durante décadas. Después de numerosas reuniones y promesas incumplidas, para evitar que la protesta de los músicos se visibilice aún más, como sucedió en plena temporada, las autoridades decidieron que desde principios de diciembre la orquesta quede “A disposición”, es decir sin tocar. La excusa sería “por falta de presupuesto”. Volverían en febrero en la misma condición. Sobre la próxima temporada no hay todavía una programación anunciada.
La OSN tiene además importantes problemas en la cobertura de cargos de su planta estable. No se hacen concursos y los contratados para cubrir los cargos que no se concursan cobran con atraso de meses. Como sucede también a varios solistas y directores invitados, algunos incluso de la temporada 2016.