La “obra maestra” del escritor argentino Rodrigo Fresán, como Publishers Weekly la definió en una entusiasta reseña literaria, sigue cosechando premios. Melvill, novela publicada por la editorial estadounidense Open Letter con traducción de Will Vanderhyden, ganó el Big Other Award 2024 en la categoría Traducción. El premio lo entrega de la revista digital estadounidense de arte y cultura Big Other, creada por John Madera, que desde 2009 publica ficción, poesía, no ficción, arte, reseñas, ensayos, entrevistas y que además tiene un podcast. La novela premiada, que explora desde la ficción la relación de Allan Melvill con su hijo Herman Melville, el autor de Moby Dick, obtuvo en marzo de este año el Premio República de la Conciencia 2025, un reconocimiento destinado a la ficción editada en pequeñas editoriales de Estados Unidos. Además, fue finalista del premio National Book Critics Circle.

Desde Barcelona, ciudad española donde vive hace veintiséis años, resume con ironía el momento en que recibió la noticia de un nuevo reconocimiento: “Un premio más, una muela menos… cortesía de mi dentista”. El Big Other Award 2024 es otro premio “de los míos”, dice el escritor. “Premios a los que no me presento y que se te presentan como una mezcla de gratificante meteoro y de ovni. Te caen en la cabeza y te llevan con ellos a conocer otros mundos”. En Melvill, editada en 2022 por Literatura Random House en la Argentina y España, Fresán, columnista de Página/12, se concentra en un momento de la vida de Allan Melvill, cuando cruza a pie el río Hudson congelado, para bucear en la relación entre un padre moribundo y un hijo de 12 años que escucha, tomas notas y registra un monólogo alucinado, que vuelve una y otra vez sobre un tema recurrente en la obra del escritor argentino: el momento fundacional en que un niño deviene escritor.

Uno de los grandes tópicos de la literatura es la relación entre padres e hijos; un vínculo complejo que aparece en diversas obras, desde el Hamlet, de William Shakespeare, a la Carta al padre, de Franz Kafka. “Supongo que es un tema primario y viejo como el mundo; está en todo mito o texto sacro. Y está también en el núcleo del oficio: los libros son hijos de quienes los escriben y, si hay suerte, los sobreviven y dan a luz, influencia mediante, a otros escritores y a otros libros”, plantea Fresán, autor de Historia argentina, La velocidad de las cosas, Jardines de Kensington, El fondo del cielo, el tríptico compuesto por La parte inventada, La parte soñada y La parte recordada, El estilo de los elementos y El pequeño Gatsby, un libro de ensayos sobre la emblemática novela de Francis Scott Fitzgerald, publicado en abril de este año.

El Big Other Award 2024 en la categoría Traducción lo comparte con Will Vanderhyden. El traductor quedó hipnotizado con la narrativa de Fresán cuando lo leyó por primera vez. Vanderhyden tradujo por su cuenta El fondo del cielo, y se lo pasó a Chad Post, el editor de Open Letter, donde finalmente se publicó. Después tradujo la trilogía La parte inventada, La parte soñada y La parte recordada. El escritor tiene una “confianza absoluta” en su traductor porque suele decir que lo “conoce mejor que nadie estilísticamente”. Los dos ganaron el prestigioso premio literario estadounidense Best Translated Book Awards en 2018 porThe Invented Part.

Un tema que aparece en varias novelas de Fresán es el momento en que un niño descubre que será escritor. “Esta es una obsesión mía. Un misterio que no he resuelto: desde que tengo memoria supe que quería ser y que sería escritor. No hubo momento epifánico ni libro que me convirtiera… Quizá tenga que ver con eso de que nací muerto y volví y aquí estoy. En resumen: viví y sobreviví para contarla. Tal vez de ahí, también, el que mis libros suelan comenzar invocando su propio final”, reflexiona el ganador en 2017 del Premio Roger Caillois a la totalidad de su obra por ser “un escritor atípico, transgresor e ineludible”. No cree que este tema, el momento en que alguien deviene escritor, la vocación literaria, esté agotado para él. “En cualquier caso, siempre lo digo, todos mis libros tratan, hoy por hoy, del tema más transgresor posible: leer y escribir”.

Estos días de verano en Barcelona los aprovecha para materializar a fondo una parte de la transgresión. Está escribiendo un ensayo del estilo que le dedicó al Gatsby de Fitzterald, anda con las manos en la masa de una traducción, el ensamblado de una novela, la escritura de otra novela y un libro de cuentos. “Este es un género al que tengo muchas ganas de volver luego de tantos años”, confiesa el escritor, cuyo último libro de cuentos, La velocidad de las cosas, fue publicado en 1998. “Y no diré nada más. El que lleguen todos a buen puerto depende ahora exclusivamente que todos esos apocalípticos y desintegradores misiles y bombas no salgan desde tantos malos aeropuertos”, concluye Fresán.