La violencia vivida alrededor del Congreso dejó a los miles que se manifestaron de manera pacífica contra el ajuste a los jubilados con un sabor amargo. La mayoría debió desconcentrar la zona de la plaza al ritmo de los gases, balazos de goma y la feroz represión de la policía que justificó su accionar en un grupo de manifestantes violentos. Pero ese descontento popular volvió a la calle esa misma noche para repudiar -entre cacerolas, bocinazos y aplausos- el ajuste y la represión. A las tres de la madrugada, una nueva represión se encargó de disipar a los manifestantes que se acercaron hasta el Congreso, donde seguía la sesión.
"Fuera Macri", "Unidad de los trabajadores" y "No a la reforma", fueron algunos de los cánticos que se escucharon entre las cacerolas. Las concentraciones de autoconvocados comenzaron pasadas las 21 y en algunos casos siguieron hasta entrada la madrugada. Muchos encararon para el Congreso donde, si bien el oficialismo ya había conseguido el quórum, la ley todavía no se había aprobado.
A las tres de la madrugada, según contaron quienes seguían en la plaza, los efectivos avanzaron contra los manifestantes con motos y balas de goma para dispersar la movilización espontánea. A diferencia de la marcha de esa misma tarde, no hubo violentos que tiraran piedras.
En el túnel de Cabildo y Carranza, Belgrano
En los alrededores del Congreso
En 7 y 50, La Plata
En la quinta de Olivos
En Rosario
En Neuquén
En Cabildo y Juramento, Belgrano
En Hurlingham