Había una vez una lectora y un gato. La lectora se llama Aimé Peira. El gato se llamaba Chicho y le gustaba echarse a dormitar sobre el papel tibiecito de los libros. Ese encuentro produjo algo bueno; siempre hace bien encontrarse con libros, especialmente si en uno duerme un gato. En 2007, Aimé empezó a estudiar Letras en la UNR y desde 2010 enseña literatura. Su pasión por la literatura infantil y juvenil para chicos y grandes (libros para gente de 0 a 100 años de edad) la llevó a crear una librería única en Rosario: Chicho y Babel.

Librería especializada en literatura infantil y juvenil, Chicho y Babel Libros para la Infancia cumple 5 años y abrió hace dos meses su espacio definitivo, que puede visitarse concertando cita previa por email ([email protected]), whatsapp (3416970780) o Facebook (www.facebook.com/chichoybabellibros). También puede recorrerse la página http://chichoybabel.com, donde además del catálogo se ofrecen carro de compras, pagos con tarjeta o efectivo y entrega a domicilio en 24 a 48 horas.

Ubicada en pleno barrio Alberdi, a dos cuadras de la Biblioteca Alberdi y a la vuelta de Villa Hortensia, Chicho y Babel alberga los cuidados libros en una sala estilo cubo blanco, amueblada según la estética del método Montessori, donde nada satura ni sobrecarga y donde la generosa luz del sol se amplifica en una pared color helado de limón. Es el sereno ambiente hogareño perfecto para disfrutar sin apuro, hojeando libros que se reciben con todos los sentidos, como si fueran obras de arte. El primer libro de una vida puede ser Los sueños de Lunasol, suavísimo libro‑almohada escrito y editado en Rafaela por Mabel Zimmermann, ilustrado con acuarelas de Melina Daffunchio.

Para seguir, están los best‑sellers de calidad por autores reconocidos mundialmente, como el ilustrador rosarino Ayax Barnes y la escritora Beatriz Doumerc, que juntos produjeron el revolucionario La línea (1975), censurado por la dictadura que los empujó al exilio y ahora reeditado con la línea roja del original (y no la decepcionante versión en azul). Otro grande para chicos cuya obra se puede conseguir aquí es Eric Carle (1929), dibujante con museo propio y autor de libros‑juguete como La pequeña oruga glotona, que instaló el tema de la transformación en mariposa, que se multiplica en troquelados móviles a puro color. "Con 500 pesos no comprás un juguete que sorprenda como sorprenden estos libros", dice Aimé, y muestra los alucinantes calados de la editorial Thule, los desplegables editados en Rosario por Libros Silvestres con ilustraciones de Martha Greiner y otras artistas locales, o los libros‑juego rosarinos de Oh Pacha y Listo Calisto, junto a otras maravillas que vienen de Buenos Aires o España (donde editan autores argentinos). Silvia Lenardón, Valeria Cis, Decur son algunos artistas de esta región editados más allá de ella. Y no podían faltar grandes ilustradoras argentinas como Elissambura e Isol.

"Desprincesar" es una consigna vital. La difundida colección Antiprincesas de Editorial Chirimbote dedicó su primer número a la pintora mexicana Frida Kahlo, al igual que una obra de fan art de tapa entelada en seda por Edelvives. La obra de la escritora italiana Adela Turín, pionera de la literatura feminista para niñas, está siendo reeditada por el sello Kalandraka y se consigue aquí, lo mismo que libros que abordan la Educación Sexual Integral en las escuelas y que educan sobre igualdad de género, diversidad familiar y derechos del niño, sin subestimar jamás la inteligencia de la persona que los lee o escucha: con ese cuidado se forman aquí los lectores del futuro.