Por Cristian Vitale
A Pil le gusta jugar con el nombre de Pilsen, su banda de hoy. A veces cambia z por s, otras acude a la fórmula “p x r2” y esta vez se dejó llevar por el lugar que ocupa el flamante trabajo en la discografía del grupo, el tres. Por tanto, el disco que mostrará el ex Violadores este viernes en Uniclub (Guardia Vieja 3360) lleva un título imposible de vocalizar: Pils3n. “Es simplemente un juego, una forma de no respetar moldes”, dice el histórico punk, que llega a esta instancia con un grueso trascender en sus hombros: treinta y seis años salpicados entre Violadores, Pilsen y ciertas estocadas solistas; veintidós discos total y un ímpetu combativo que no cesa, pese a sus casi 60 años reales. “La idea es hacer hincapié en temas viejos y nuevos de Pilsen. Incluso, algunos que aún no han sido publicados”, prevé Pil en los prolegómenos del show destinado a mostrar nuevamente en vivo los temas registrados en Vorterix, en noviembre del año pasado. “Uno de esos temas se llama ‘Un punto dentro de otro’, en el que, salvando una distancia de años luz, hago un intento por acercarme a lo que escribió Borges en ‘El Aleph’”, arriesga el hombre acerca del tema inédito.
Pils3n, en tanto, condensa todo el pasado de la banda que Enrique Héctor Chalar –tal su nombre completo y real– formó para superar la orfandad musical que le había provocado su desvinculación de Los Violadores, allá por comienzos de los ‘90. “El próximo disco saldrá cuando merezca salir y tendrá la misma impronta de todo lo que hice anteriormente: mostrar lo que pasa, sin condicionamientos, porque los músicos en la Argentina de hoy están amordazados bajo un gran silencio, porque intentan beneficiarse con todos los gobiernos. Por suerte, siempre estuve afuera de todo esto”, refiere Pil, que presentará el disco secundado por los Pilsen actuales: Tucán Barauskas en guitarra, Tomy Loiseau en bajo y Tulio Pozzio en batería. “Fue un trabajo arduo este disco, porque lo tuve que hacer con dos formaciones que estaban afinadas de manera diferente. Aquel show fue intenso. Yo estaba con un problema de ligamentos y andaba con una súper rodillera tipo ortopédica que me duró seis meses. Igual fui al frente y resultó un buen momento: el sonido del disco es bastante salvaje”.
–Tiró una bomba cuando, luego de la publicación de Pils3n dijo que Pilsen es su proyecto principal y Los Violadores “algo eventual”.
–Lo dije porque hoy Pilsen es, efectivamente, mi banda principal. Esta formación se mantiene desde el 2014. Además, con Tulio toco desde 2011, y con el Tucán toqué toda la vida, así que es una banda de muchos años. Y es mi proyecto principal porque, como dije, tengo pensado hacer discos nuevos. A Los Violadores los tengo como algo eventual porque tocaremos si se da. Pero respecto de las composiciones, ya está, ya sacamos un disco en vivo y no vamos a sacar uno estudio. Las canciones de Los Violadores ya se compusieron. Esa historia se cerró. Yo pienso en el aquí y ahora, en Pilsen.
–¿Le preocupa algo, poco o nada lo que piensen los fans y los otros músicos de Los Violadores y respecto de esta posición?
–Nunca me preocupó lo que digan, si no, no hubiera empezado una carrera con un grupo que se llame Los Violadores y que hiciera temas como “Represión”. Nunca me importó lo que piensa el público ni los músicos. Yo me siento bien con un proyecto, y puedo sentirme así tocando en un estadio o en un pub pequeño. No pido ser una persona popular, no me interesa. Eso es para las celebridades de la televisión, o para otros músicos, no para mí.
–¿Qué es Pilsen y qué fueron Los Violadores, entonces?
–Los Violadores son incomparables. Son, por lejos, la mejor banda punk rock argentina. Parece poco humilde lo que digo, pero se me infla el pecho. No se puede comparar con ninguna otra banda, porque apareció en el momento y en el lugar indicados. Pilsen, en cambio, es una gran banda que me hace sentir bien. Es la mejor que tengo hoy y desde hace muchos años, pero no se puede comparar con Los Violadores.
–Hacia dentro, Pilsen es un mundo en sí mismo, también. Sobre todo, porque tiene dos etapas bien diferenciadas. Aquella primera que salió a batallarla con Bajo otra bandera y Bestiario, en el primer lustro de los ‘90, y esta. ¿Hay punto de comparación entre ambas?
–No. En el momento que grabé Bajo otra bandera no estaba en el mejor momento de mi vida. Es cierto que tiene grandes canciones como “Cucarachas para el desayuno”, pero no tiene ni punto de comparación que lo que hace Pilsen hoy. Aquel fue un disco muy raro en todo sentido. Aparte, fue el primero que hice sin Los Violadores y eso se nota mucho.
–¿Cuánto incidió la participación de Steve Jones, guitarrista de Sex Pistols, en ese disco, y en Bestiario?
–Steve era una persona bastante cerrada y con problemas de adicción. En ese momento estaba muy ensimismado porque estaba dejando esos problemas. Creo que venir a la Argentina le hizo bien. Incluso en Bestiario metió mano en la producción, además de tocar guitarras, como había hecho en el primero. No sé, buen tipo Steve. Tipo de pueblo, de barrio.
En simultáneo al andar de Pilsen, Pil Chalar publicó un libro junto a un ducho en el tema (Juan Carlos Kreimer), cuyo título lo dice casi todo: Más allá del bien y del punk. “Ha sido un orgullo juntarme con él y poder estar a esa altura”, sostiene Pil, que también se sitúa en la impronta del trabajo. “No es un libro de música en sí, sino que va por el lado de un situacionismo, porque el punk es algo social, relacionado con un montón de aristas. Es mi biografía, sí, pero muy metida en el contexto social y político del país. También hay visiones del mundo globalizado y un trabajo interesante sobre la estructura de la industria musical”, es la breve descripción del libro que hace el músico ante PáginaI12.
–Ese situacionismo que marca, trasvasado a Pilsen, puede verse claro en “el” tema del disco: “Iván fue comunista”.
–Sí, porque habla de la caída del comunismo, ese sueño que teníamos muchos. Un sueño que terminó siendo imperialista, porque la Unión Soviética resultó ser otro imperio cultural y económico. Pienso que aún no se llegó al comunismo en el mundo, se llegó al socialismo nada más.
–A propósito, ¿qué piensa acerca de los tiempos políticos, sociales y musicales que corren?
–Estamos en una vuelta a la derecha en toda América latina. En la Argentina, particularmente, estamos con una derecha empresarial, manejada por CEO, que no me gusta nada, nada. Es un gobierno totalmente impopular, que quiere que cada uno de los argentinos viva cada día un poco peor. No me gustan ni el color amarillo ni esa alegría impostada, y me parece una coalición destinada a quedarse, lo que me provoca bastante miedo.
–Retomando su trabajo en el libro, ¿cómo se ve en el rol de escritor?
–Escribo canciones, no libros. No me veo en esa, primero porque no soy novelista, después porque soy vago para teclear. Tendría que estar horas haciéndolo y no puedo concentrarme. No sé, quizás escriba algún cuento corto, pero por ahora no lo veo posible.