“Estoy tranquila, hice lo que tenía que hacer. Que se cumpla lo que dice la ley, lo que está dentro del marco constitucional y los tratados internacionales. No es que yo invento que la policía no puede llevar armas letales, lo dice la ley. Si decir esto es motivo de sanción, será que estamos en el reino del revés”, le dijo PáginaI12 Patricia López Vergara.  Es la jueza que dictó una medida “autosatisfactiva” que sostenía que la Policía de la Ciudad no podía llevar balas de plomo a la movilización contra la reforma previsional, que debía portar identificaciones en su uniforme y usar gases y municiones de goma sólo como último recurso y a una distancia que minimizara las consecuencias nocivas. Mauricio Macri la acusó de dejar hacer “algo que deja muy mal a la Justicia”; el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dijo que su resolución fue “un gran desatino” y “puso en riesgo la vida de los policías”. Desde dependencias oficiales amenazaban con iniciarle juicio político y un ex carapintada la denunció penalmente. La Cámara avaló el núcleo de la decisión de la jueza.

López Vergara es jueza del fuero contencioso administrativo y tributario de la Ciudad de Buenos Aires desde hace 17 años. Como estaba de turno, sobre el final de la semana pasada recibió un planteo de Mariano Recalde y del dirigente de ATE Diego Bruno Martínez que tenía como fin preservar los derechos de libertad de expresión y libre asociación “ante un posible uso indiscriminado y arbitrario de las fuerzas de seguridad de la Ciudad” frente a la movilización anunciada para el día de la votación de la reforma previsional (anteayer). López Vergara evaluó que un punto de partida de su decisión debía ser tener en cuenta lo sucedido el jueves de la semana pasada, cuando se realizaba la primera sesión en Diputados para el tratamiento de la ley de ajuste a jubilaciones, pensiones y Asignación Universal por Hijo.

En su resolución evaluaba cuál debe ser el papel de “la justicia ante la conflictividad social”. Y decía: “El proyecto de reforma previsional que impulsa el poder político viene suscitando un descontento social en distintos sectores de la población. Ello derivó en reclamos y manifestaciones en los alrededores del Congreso Nacional el jueves pasado, en los que se verificaron episodios de alta violencia entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad a cargo del operativo, previsto curiosamente a fin de evitar incidentes”, decía la resolución. “No puede obviarse que esta magistrada se encuentra obligada a ponderar el estado de crispación de la población en orden a velar por la paz social y la prevención de vulneración de los derechos tanto de los ciudadanos como del personal policial. La Justicia no puede permanecer impávida frente a la acuciante realidad social en la que ella misma se ve inmersa (…) Entiendo que una justicia comprometida con el servicio que debe prestar a la sociedad, se halla obligada a resguardarla de las nefastas consecuencias que se derivan del caos social ante un posible choque entre la población y las fuerzas de seguridad”.

–En el gobierno (nacional y porteño) dijeron que lo que usted hizo fue debilitar a las fuerzas de seguridad ¿Qué piensa de esa afirmación?

–Claro (introduce un tono irónico), es que tengo tanto poder que la policía se dejó apedrear por mí. No puedo hacerme cargo de interpretaciones tan binarias. Sí, con honestidad y sin dobleces, escribí sobre la necesidad de una reflexión colectiva y que el Norte de todos los jueces es velar por la paz social, ¿Cómo se sostiene que tal actitud serena, profunda y respetuosa de la ley genera para algún funcionario la invocación a los violentos? ¿No es mejor profesionalizar la misión de resguardar a los ciudadanos o las balas de armas de guerra van a ser el desiderátum de la paz social? Yo hice lo que debía hacer, que es garantizar que se aplique la ley. En este caso, la ley 5688 que regula a la Policía de la Ciudad, dice en su artículo 99 que el “el personal policial debe otorgar preeminencia a la protección de la vida y la integridad física de todos los involucrados y no está autorizado a la portación de armas de fuego y municiones de poder letal” y en su artículo 100, que “es obligatorio para todo el personal policial en manifestaciones públicas portar una identificación clara que pueda advertirse a simple vista en los uniformes correspondientes”.

–¿Por qué hace falta una resolución judicial si lo dice la ley?

–Porque recibí una llamada “medida autosatisfactiva” que plantea la fuerte probabilidad de que suceda lo mismo que le jueves pasado. Quizá sea ocioso repetirlo pero, precisamente, ¿por qué sucedió si existe una ley que no se aplicó? Todos tenemos que colaborar con la paz social. Los jueces, los funcionarios, las fuerzas de seguridad y las asociaciones u organizaciones. En buena hora que como jueza pueda decirlo. Cuántas veces los jueces miran para otro lado, o se declaran incompetentes o dicen que es para la política.

–¿Sin su fallo podía haber muertos?

–Podía venir otro jueves, o recrudecerse. Veo algunos medios, y pareciera que si yo hubiera dicho que vayan y tiren balas de fuego hubiera sido una jueza obediente.

–¿Teme que realmente avance un juicio político en su contra por esto?

–Dos más dos son cuatro, pero quizá hacen que de tres. Yo sólo pedí la aplicación de la ley ante un escenario que hacía probable que no se aplicara. Ya hemos visto en otros casos, que no gusta un fallo y viene el juicio político. Mis sentencias son fundadas, nadie puede decir que soy corrupta ni que mi juzgado no esté al día. Muchas cosas que llegan a la justicia simbolizan el fracaso de la política. Cuando la política encuentras sus cauces no surge esa necesidad. Estoy tranquila, hice lo que tenía que hacer. Que se cumpla lo que dice la ley, lo que está dentro del marco constitucional y los tratados internacionales. No es que yo invento que la policía no puede llevar armas letales, lo dice la ley. Si decir esto es motivo de sanción, será que estamos en el reino del revés. Quizá con el tiempo la gente tendrá un poco de reflexión.

–¿Y cómo vivió finalmente los sucesos como ocurrieron, con heridos y detenidos?

–Con desazón, parece que no crecemos. Todo brutalizado. Cada uno quiere imponer lo suyo. Yo hablo en el fallo de la herida abierta de (los asesinatos de) Kosteki y Santillán, cualquier mecha que se pueda prender parece que nos retrotraemos a épocas que no superamos.

–La Sala I de la Cámara del fuero contencioso porteño avaló parte de decisión y revocó otra.

–La Cámara dijo que era correcta la urgencia para mi resolución y no dijo que yo haya violado la ley, no me objetó. Sólo revocó una parte: que yo pedía que las filmaciones y drones fueran remitidos al juzgado, algo que sostuvo que era competencia penal.