Política y transformación
Fue año muy difícil para nuestro pueblo, pero, pese a todo, acá seguimos estando, con nuestra lucha inclaudicable, nuestras convicciones intactas y un conjunto de sueños colectivos que no negociamos. En tiempos, donde algunos se borran y otros se dan vuelta. Y seamos claros: una cosa es pelear por mejoras en la vida de nuestro pueblo, que todos los que tenemos militancia territorial lo hacemos todos los días frente al Estado municipal provincial o nacional; y otra muy distinta es hacer concesiones políticas a cambios de recursos.
Ahora bien, esto no significa que haya mucho por mejorar o revisar errores que nos llevaron a la derrota electoral del año pasado. Errores que a nuestro entender se explican por un modelo de construcción política que necesariamente hay que superar. Por eso, al ver estas realidades y este estado de cosas, uno se siente más orgulloso y convencido del camino que estamos transitando, de la organización que venimos construyendo y de la forma de hacer política que día a día llevamos adelante.
Este es uno de los grandes desafíos abierto de todos estos años, donde se volvió a debatir sobre política, se volvió a participar, pero lo que está pendiente y de lo que se trata ahora es de reformular la lógica misma de hacer política, de avanzar hacia una nueva cultura política, más eficaz en la lucha contra la derecha, donde confluyan y recuperemos las mejores tradiciones y experiencias de lucha de nuestro pueblo, y seamos capaces de crear otras, para que la política -efectivamente ‑ esté en manos del pueblo y sea protagonizada por nuestro pueblo.
Cuando logremos esto no va haber poder económico o monopolio mediático que pueda detener la transformación de la Patria. Pero a su vez, también, porque son estas construcciones políticas las que van a hacer posible que tengamos dirigentes y representantes que nunca claudiquen y defiendan de manera irrenunciable los derechos del pueblo, estén en el lugar que les toque estar.
Sebastián Artola
Rosario para la Victoria