El proyecto de reforma fiscal contempla una serie de rebajas que favorece a las grandes empresas e incrementa la carga sobre impuestos internos que impactan de manera directa en el consumo. Si bien la iniciativa que llega al recinto difiere de la que presentó el Gobierno semanas atrás, mantiene el carácter regresivo de algunos gravámenes como el IVA, el impuesto al cheque e internos a las bebidas alcohólicas. Para el sector empresario se destacan las reducciones en las cargas patronales, la otra pata del desfinanciamiento que propone el Gobierno para los recursos del régimen previsional, y de Ganancias sobre utilidades reinvertidas.
La última modificación que se incorporó luego del debate en comisión de la Cámara Baja implica que una parte de las indemnizaciones por despido y acuerdos de finalización de la relación laboral, como los retiros voluntarios, comiencen a pagar Ganancias. “Sin perjuicio de las demás disposiciones de esta ley, quedan incluidas en este artículo las sumas que se generen exclusivamente con motivo de una desvinculación laboral, cualquiera fuere su denominación”, según el artículo 49 que incluye a las indemnizaciones en el impuesto. Otro cambio proviene de la marcha atrás del oficialismo para que bebidas con azúcar agregada paguen impuestos internos. El borrador de la iniciativa fue modificada varias veces y se decidió mantener el actual impuesto de 4 por ciento para aquellas gaseosas que tienen jugo de limón y de un 8 por ciento para las analcohólicas, con o sin agregado de azúcar.
Un punto clave del proyecto es la derogación del Fondo del Conurbano (que se solventaba con el 10 por ciento de Ganancias aunque con un tope de 650 millones de pesos) y la distribución del 20 por ciento recaudado que se derivaba a la Anses. Esto último es una contribución más de Cambiemos a desfinanciar el sistema previsional, con lo que buscan justificar la privatización parcial de las jubilaciones. En este mismo proyecto se incorporan alicientes, como deducción de Ganancias, para que trabajadores aporten a seguros de retiro. También se gravará la ganancia neta de las Lebac, plazos fijos y otros activos de renta fija de inversores residentes en el país. Lo mismo sucederá con las inversiones en Lebac de inversores extranjeros.
Entre los incentivos para las empresas, el más importante en términos de impacto económico y de recaudación es la reducción de los aportes patronales, que financian a la Anses. El proyecto dispone que las empresas no pagarán aportes patronales hasta una remuneración bruta de 12.000 pesos en 2022, actualizados por la inflación hasta ese entonces. La rebaja será gradual: el mínimo no imponible arrancará en 2400 pesos el año próximo y subirá a 4800 en 2019, 7200 en 2020 y 9600 en 2021. Además, se reducirá en 10 puntos (del 35 al 25 por ciento) de Ganancias a las empresas que reinviertan esas utilidades.
Otro de los cambios sustanciales que propone el oficialismo está vinculado a los impuestos internos a la cerveza, que vería elevado del 8 al 17 por ciento. La telefonía celular, en tanto, sufrirá una suba en la alícuota que grava “el importe facturado por la provisión de telefonía celular y satelital al usuario”, pasando del 4 al 5 por ciento. Entre las escasas rebajas para el consumo, se acordó reducir el IVA a carnes de pollo, cerdo y conejo, de 21 a 10,5 por ciento, con el objetivo de homogeneizar el impuesto con la vacuna. Pero comenzarán a pagar IVA servicios digitales como Netflix y Spotify.