1. La síntesis O’Konor (El mató a un policía motorizado) (17 votos)
2. Agua ardiente (Los Espíritus) (5 votos)
3. Halo (Juana Molina) (4 votos)
Como pasó en 2012 con la salida de La dinastía Scorpio, este 2017 será recordado como el año de un nuevo disco de El mató a un policía motorizado. Aunque en contextos diferentes, La síntesis O’Konor también vino a marcar un antes y un después en la historia de la banda de La Plata. Su largo proceso de producción en La Casa Fantasmal, la sala que tienen en Barrio Jardín; su internación en un estudio de grabación perdido en el desierto de Texas durante casi un mes, y la necesidad interna de mantener el estándar marcado por su antecesor, un disco que automáticamente se convirtió en clásico, pintaban una situación inédita: la aventura de la banda más representativa del indie nacional lanzándose fronteras afuera en busca del mejor disco posible. “Y al final de toda la grabación, entendimos que había valido la pena la travesía”, dice Santiago Motorizado.
Que La síntesis O’Konor ganara ampliamente como mejor disco argentino del año en esta encuesta con 17 votos (seguido por Agua ardiente de Los Espíritus con 5 y Halo de Juana Molina con 4) fue un movimiento natural después del efecto instantáneo que generó en Argentina y en gran cantidad de países. Desde esa madrugada del 24 de abril, cuando subieron a la red El tesoro –un hit irresistiblemente melancólico y emotivo, con algunas líneas brillantes–, se supo qué era lo que había estado tramando la banda en la tierra de Trump: capturar el clima oscuro de la época con un sonido pulido y hi-fi, estructuras cada vez más complejas y nuevas necesidades rítmicas. Sin perder su esencia, por primera vez las canciones de El Mató –con algunas de las mejores de su discografía, como El tesoro, Las luces, Fuego, El mundo extraño– ganaban un claro matiz pop, volviéndose aptas para nuevos canales de difusión y públicos.
“Este disco tiene un sonido un poco más amigable para el oído acostumbrado a cierto estándar. Pasaron los años y el lo-fi se fue perdiendo, porque tenía que ver con la falta de recursos, y no siempre había ahí una intención estética”, analiza Santiago en relación a las repercusiones del disco. “Hay mucha gente que siempre se negó a la banda y después de mucho tiempo, de tanto escuchar y escuchar, en algún momento cedió. Tantos años de estar tocando generan algo.”
Mientras La síntesis O’Konor escala los clásicos rankings anuales en México o España y sus canciones se convierten en favoritas de sus shows, en Argentina su lugar de banda independiente con porte de clásico joven, capaz de llenar cualquier lugar donde toque, espera por su próximo movimiento: el arribo a su primer estadio. “Siempre sentí que con eso se estaba imponiendo algo ajeno a nuestro querer. Pero está bueno pasar a un lugar más grande para que nadie se quede fuera; la gente tiene que estar cómoda y pasarla bien”, dice el cantante.
Debido al control de volumen de Obras y a la ridícula negación del Luna Park por el nombre de la banda, las opciones para el año próximo serían el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas o Tecnópolis. “Con lo del Luna me cago de risa, pero a la vez es una mierda. No lo podía creer”, dice sobre la negativa. “Los Violadores tuvieron problemas, y a Damas Gratis también se lo negaron por el contenido violento de sus letras. Es censura.”
Mientras empieza a salir a la luz parte del material que no entró en La síntesis O’Konor –ya se editó el simple Ahora imagino cosas, con el inédito La casa fantasmal, y para el primer semestre de 2018 se espera otro–, El Mató está cerrando uno de sus años de mayor crecimiento y consolidación. “Está bueno vivir todo esto sobre todo en vivo, por cómo penetraron las nuevas canciones en la gente”, dice Santiago. “Todo lo que vivimos con este disco y con las giras de este año fue algo muy flashero. Fue mucho más de lo esperado.”