La visión de género llegó hasta la Real Academia Española, que ayer presentó la 23ª edición del Diccionario de la Lengua Española (DLE), con 3345 cambios. Una de las modificaciones que más interés despertaron fue el agregado de la connotación negativa de la expresión “sexo débil”. Ahora se aclara que la frase contiene una “intención despectiva o discriminatoria”, si bien la sigue describiendo como “un grupo de mujeres”. Además, se califica a “sexo fuerte” como una expresión “irónica”.
Esta nueva interpretación se añade a la vieja, que desde las organizaciones de género se condena por patriarcal, de subordinación y discriminación hacia la mujer, pero que se mantiene por tener un uso documentado en la historia social y política. Se trata de una expresión que “se utilizó positivamente” en épocas anteriores y el diccionario de la RAE no sólo es una “fotografía del vocabulario de hoy, sino también del que hemos heredado”, explicó Darío Villanueva, director del organismo. Respecto de muchos términos introducidos en el DLE, el titular de la Real Academia dijo que “jamás tendremos un diccionario políticamente correcto ya que sería destruirlo”, y explicó que están trabajando para que sea el “más igualitario”. “Sexo débil” es una expresión que existe en inglés, en francés y en italiano, recordó Villanueva al indicar que el diccionario “no crea o inventa palabras ni obliga a su uso”.
La institución con sede en Madrid decidió incorporar términos muy extendidos y en primera línea de la actualidad. Entre ellos, “posverdad”, definida como la “distorsión deliberada de una realidad” con el fin de influir en la opinión pública.
Entre los cambios, aparece “latino” como sinónimo de “latinoamericano”, o más ampliamente, “que es de origen latinoamericano o hispánico y vive en los Estados Unidos de América”. Y suma también el elocuente “chusmear”: “hablar con indiscreción o malicia de alguien o de sus asuntos”.
Fueron incorporados también muchos extranjerismos procedentes de varias lenguas. Del inglés se adopta “fair play” (juego limpio), “cracker” (los que vulneran sistemas de seguridad informáticos) o “container” (en las acepciones de “contenedor” y de “barco destinado al transporte de mercancías en contenedores”), y se introduce el verbo “clicar”. Del árabe se toman “sharía” –la “ley religiosa islámica reguladora de todos los aspectos públicos y privados de la vida”–, “umma” –la comunidad de creyentes del islam–, “halal”, el término empleado para designar la comida apta para consumo de musulmanes observantes, y “hummus”, una crema de garbanzos muy popular en Oriente Medio.
Entre las curiosidades, figuran dos términos de etimología griega, la “aporofobia”, miedo al pobre, y la “amusia”, definida como la “incapacidad de reconocer o reproducir tonos o ritmos musicales”.
El proceso de actualización del DLE implica la identificación de nuevas palabras o nuevos significados y la revisión de las palabras que ya figuraban en él. Se realiza agrupando las voces según diversos criterios, como son, entre otros, el área temática a la que pertenecen (palabras de la música, palabras de la química...), sus características gramaticales (sustantivos, conjunciones, adjetivos invariables…), su procedencia (etimologías y extranjerismos) o el área geográfica en la que se documentan.
Durante la rueda de prensa de presentación del nuevo diccionario, el director de la RAE aprovechó para recordar que si bien “la Academia no está cerrada a la incorporación de extranjerismos, sí nos preocupa la reiteración excesiva del uso de palabras en inglés sin que sea necesario”. Si en 1713, en el año fundacional de la corporación, los primeros académicos se enfrentaron a un problema similar con los galicismos, actualmente se da, de forma más intensa, con el inglés.
Darío Villanueva desgranó varios ejemplos del uso innecesario de anglicismos, por ser palabras o expresiones con un equivalente en español: black friday, take away, save the date, dress code, prime time, streaming, product manager, community manager, citó.
Pero algunos anglicismos son de uso tan extendido que se ganaron un lugar en el Diccionario. Por eso la RAE resolvió tomar como válida la expresión “fair play” –juego limpio– y la palabra “táper” al que define como “recipiente de plástico con cierre hermético, que se usa para guardar o llevar alimentos”.
Pero en lugar de incorporar “bullying”, agregó una entrada a la palabra “acoso” para la expresión “acoso escolar”, al que describe como “en centros de enseñanza, acoso que uno o varios alumnos ejercen sobre otro con el fin de denigrarlo y vejarlo ante los demás”.