Desde Justo Daract
El que pasó fue un fin de semana atípico en Justo Daract, ciudad ubicada a 120 kilómetros de la capital de San Luis. Hasta aquí llegaron importantes figuras del 2x4, como el Sexteto Mayor, el Quinteto Real, Amelita Baltar, Guillermo Fernández, Julia Zenko y Esteban Morgado. En el mismo escenario, artistas locales mostraron lo suyo. Por el Anfiteatro de los Sueños circularon durante tres noches miles de personas, en el marco del Festival Internacional de Tango Américo Moroso, que se realiza desde 2005. La que tuvo lugar desde el viernes hasta el domingo fue la 12° edición.
Un fenómeno peculiar ocurría en una calle lindera al anfiteatro. Una gran cantidad de gente se concentraba ahí, mientras en el escenario desfilaban los artistas hasta más o menos las tres de la mañana. El sábado –la noche más concurrida y más bella en términos de clima, aunque había muchos y molestos bichos– era difícil caminar. Había una feria en la que se conseguían muñecos de Dragon Ball, tarros de mermelada, ropa, juguetes luminosos. Había, incluso, un puesto de CDs que desafiaba al tango con música tropical a todo lo que daba. Anticipándose al carnaval, los chicos no paraban de tirarse espuma. Y había, claro, vendedores de espuma.
La escena tenía tintes de kermese, porque también había juegos: una señora invitaba a embocar un aro en unos triángulos de madera. El premio era dinero. “Todos ganan”, gritaba, y la mayoría se iba con una pelota o una linterna. En el puesto de al lado, un hombre le regateaba el precio de una pulsera a un senegalés. Era una fiesta popular adentro de otra fiesta, que no tenía nada que ver con el género musical en cuestión. Cerca, en el patio de la escuela agraria de Justo Daract, estaban los puestos de comida. Alrededor no se veía otra cosa que campo.
Organizada por la intendencia, la otra fiesta contó con la conducción de Silvio Soldán, quien recargó de adjetivos el preámbulo de cada una de las actuaciones: “magnífico”, “impecable”, “maravilloso”, “formidable”... El público de San Luis se mostraba difícil de conquistar, pero cuando algo le gustaba, gritaba y se levantaba de la butaca. La noche del sábado fue la más convocante, con las presentaciones del Sexteto Mayor, Esteban Morgado Cuarteto –y su ovacionada versión de “Libertango”— y Amelita Baltar. “Ya iba a venir con andador”, bromeó la cantante, invitada al festival por primera vez. Lo suyo fue más que 2x4: fue casi un monólogo teatral.
Baltar, a quien le entregaron un Cóndor de Oro, cautivó con “Balada para un loco” y le dedicó un vals a San Luis. Otro músico que le cantó a la provincia, especialmente a Justo Daract, fue Guillermo Fernández. Por el escenario pasaron, además, Roxana Fontán, Maximiliano Guerra y el Ballet del Mercosur, Julián Hermida Quinteto, Amores Tango, Tango a Tres Bandas y Américo Moroso, el hombre al que este festival homenajea, bandoneonista que es icono del tango en San Luis. También, un importante número de artistas locales –de Villa Mercedes, de la capital de la provincia y de Justo Daract– y de La Falda.
Fueron tres noches de, fundamentalmente, tangos clásicos. “Nada”, “Volver” y “Los mareados” fueron algunos de los más escuchados, por diferentes intérpretes. Al frente del escenario, prácticamente siempre había parejas de bailarines. En ocasiones el público también bailó. La última noche, sorprendieron unos nenes y nenas muy chiquitos, súper producidos, que bailaron tangos y milongas.
Un tercer espacio donde el festival ocurría era la carpa de los artistas. Allí se podían apreciar de cerca los looks tangueros: entre la extravagancia y la elegancia. Los trajes brillosos, atrevidos, le ponían color a las jornadas. De la carpa entraba y salía Miss Justo Daract. Junto a otra joven que también parecía ser reina de la ciudad, quizá de otro año, se ubicaban en primera fila. Deambulaban por el predio, se mostraban, saludaban, en un momento las aplaudieron. La carpa, con sus vestuarios y peinados y su brillo, era otro mundo, que convivía con la feria de chucherías y el viaje que Soldán comandaba.