El gobierno de Mauricio Macri manda a reprimir las protestas en su contra y el fiscal Germán Moldes completa su trabajo en Tribunales: en su apelación al sobreseimiento de cuatro de los acusados por incidentes en la marcha por la aparición con vida de Santiago Maldonado del 1º de septiembre pasado, el representante del Ministerio Público Fiscal ante la Cámara Federal porteña pidió que las detenciones en manifestaciones no sean excarcelables y le reclamó al Congreso la sanción de leyes que impidan un "festival de liberaciones" en hechos de este tipo.
Moldes, activo impulsor de las causas contra el anterior gobierno y mentor de la marcha al mes de la muerte del fiscal Alberto Nisman, apeló los sobreseimientos que la sala II de la Cámara Federal dictó a Ezequiel Medone, Juan Mourenza, Paola Monterio y Carlos Ardila Guerra. Todos ellos explicaron que son trabajadores de prensa, pero a juicio del fiscal no lo son sino que simularon esa condición.
"Les tocó asistir disfrazados de fotógrafos, pero la mascarada resultó de muy baja calidad. Tal vez en la próxima les toque el papel de Arlequín, Colombina o El Zorro", ironizó el fiscal en su dictamen. Dos de los cuatro acusados de impostores por Moldes precisaron ser de "Antena Negra"; otro, integrante de ATE; y la última, de un centro cultural feminista.
La mayoría de los detenidos en la marcha por Maldonado del 1 de septiembre fueron procesados en primera instancia por el juez federal Marcelo Martínez de Giorgi. Sin embargo, la Sala II de la Cámara Federal revocó luego los procesamientos por considerar que las detenciones no estuvieron fundamentadas y por desprolijidades en los sumarios policiales.
El fiscal ante la Cámara Federal opinó que quienes son detenidos en medio de manifestaciones y bien protagonizaron incidentes, falsean su identidad o generan daños a bienes públicos o privados no deben ser liberados. "La única forma de evitar que esto suceda es diseñando nuevas leyes”, le demandó Moldes al Congreso e incluyó las instrucciones sobre lo que los legisladores debería establecer en las nuevas normas que dicten a tal fin. “En ellas deberán preverse como causales de impedimento de la excarcelación o la soltura anticipada el participar de estos actos disimulando la identidad –mintiendo sobre ella, encubriéndola o usando algún artilugio de similar consecuencia-; concurrir munidos de palos, armas caseras, "armas tumberas" u otros objetos similares; participar en una agresión orquestada y premeditada generando daños a las personas y a los bienes públicos o privados", precisó.
En esa línea Moldes trazó un paralelo entre aquella marcha por Maldonado y las protestas de la última semana en el Congreso contra la reforma previsional. "No encuentro grandes diferencias entre esas horas infaustas de esta última semana y los hechos del 1 de Septiembre que aquí analizamos salvo, quizás, que los delincuentes han progresado en organización, táctica y armamento", escribió en su dictamen y añadió: "Esta caravana delictiva que pretenden vendernos como una simple marcha para oponerse a ideas o decisiones políticas es ni más ni menos que lo que ya demasiadas veces vimos, una hueste violenta y peligrosa de sujetos pendencieros y agresivos organizados, encapuchados y blandiendo armas caseras o palos que se desplazan a voluntad por zonas aledañas a edificios públicos emblemáticos, agrediendo a todo lo que se les oponga, especialmente si se trata de agentes de las fuerzas de seguridad."
Moldes no se guardó nada de lo que piensa. Afirmó también que a quienes manifiestan contra las políticas de ajuste del Gobierno "ya no vale tildarlos de "revoltosos" o "agitadores" cuando las imágenes de la televisión y la crónica de los periódicos nos muestran el disciplinado accionar de una milicia sincronizada con jefaturas, logística y previsión de pertrechos ofensivos y defensivos suficientes para llevar a cabo sus designios de inhabilitar a través de la violencia y la acción directa, la convivencia democrática".
“Tanta liviandad para calificar a esos criminales en la categoría casi como ‘jóvenes idealistas’ nos conduce por un camino que ya costó demasiada sangre y demasiadas vidas en el pasado como para que recaigamos en esa ingenuidad letal”. A mí, que viví esos tiempos aciagos, no me conmueven los cánticos que suelo escuchar bajo la ventana de mi despacho en los que se reclama "libertad a los presos por luchar" cuando sé muy bien que no es precisamente por eso que están presos, las pocas veces en que realmente lo están, y que lo que deberíamos lamentar profundamente es que su prisión sea, por lo general, tan efímera y poco duradera", agregó.
Moldes acompañó su pedido de leyes de mano dura al Congreso con una recomendación a los legisladores: que no debe quedar “margen para que algunos malos jueces enrolados en la dañina doctrina del garantismo, que no es más que el abolicionismo del derecho penal presentado y servido con edulcorante, conviertan esas leyes en papel mojado y continúen con el festival de liberaciones de aquellos que muy pronto volverán a agredir a la sociedad y a tratar de conmover el Estado de derecho".