Con ayuda de bloques aliados, el oficialismo consiguió darle media sanción el proyecto de Presupuesto para el año próximo. Luego fue ratificado y convertido en ley del pacto fiscal que acordó Nación con todos los gobernadores –con excepción de San Luis– y cuyo compromiso le asegura los votos necesarios para el paquetazo de reformas que impulsa el Gobierno (ver aparte) y también se votaron, por separado, los proyectos de Régimen de Responsabilidad Fiscal y la prórroga del Impuesto al Cheque. Es así que más allá de algunas críticas puntuales, la ley que rige los gastos y recursos del próximo ejercicio contó con el respaldo del Interbloque Argentina Federal, que responde a los gobernadores, y del espacio Frente Renovador-UNA. El Frente para la Victoria-PJ rechazó la propuesta oficial y presentó un dictamen de minoría.
La sesión especial, la tercera de la semana y la última del año, comenzó a las 11.40 con otro ajustado quórum de 129 diputados. El proyecto contempla un crecimiento proyectado del PBI de 3,5 por ciento, una inflación promedio de 15,7 por ciento y un dólar a 19,30 pesos. “El ajuste y la deuda externa son los dos trazos predominantes de este Presupuesto y, quizás, en poco tiempo estemos enfrentando una nueva crisis”, dijo en su intervención el diputado Hugo Yasky (FpV-PJ).
Con la subestimación de la inflación para el año próximo, tal como sucedió en este ejercicio, casi todas las partidas contienen reducción de las erogaciones en términos reales. Los principales recortes son en subsidios a los servicios públicos. Como contrapartida, se mantiene el ritmo de emisión de deuda iniciado a principios de 2016, lo que ya lleva a que la partida para el pago de intereses crezca en un 27,6 por ciento respecto de este año, según los cálculos realizados por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (Cifra) de la CTA, entidad sindical de la cual Yasky es secretario general. Salvo algunas concesiones a los gobernadores de obras, como un acueducto en La Pampa, viales en Salta y Tucumán, hídrica en Entre Ríos y rutas y puentes en Chaco y la ampliación de la Universidad de Río Negro, entre otras, no hubo cambios de fondo en el proyecto del oficialismo.
Durante el debate se solicitó mayor inversión en obra pública que no esté atada a los programas de Participación Público-Privada (PPP) y que se amplíen las partidas para Ciencia y Tecnología, cuestiones que se tratarían en la discusión por artículos. El oficialismo reiteró su apuesta a régimen de PPP, que en el proyecto de ley incluye 61 proyectos de obras por 30 mil millones de dólares. El kirchnerismo había planteado una ampliación de la partida de 5300 millones de pesos “sólo para estar en los mismos niveles que el año pasado”, sin contemplar una expansión de esa área ni de sus respectivas funciones. También se recorta en un 40 por ciento la partida de los bomberos voluntarios, algo que había centrado el debate en comisión durante el día anterior.
Como presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Luciano Laspina (PRO) abrió el debate con el habitual discurso de la pesada herencia y que el programa económico del Gobierno viene a resolver esas cuestiones. “Tiene tres metas: reducir el déficit fiscal, resolver las enormes deudas que tenemos en materia de infraestructura y el enorme déficit en materia social, que hemos heredado”, afirmó Laspina, quien destacó “los enormes ahorros en materia de funcionamiento del Estado”, lo que se traduce en un fuerte recorte y ahijamiento del Estado. Para Laspina se denomina “cuidar la plata de los ciudadanos”.
El diputado Axel Kicillof (FpV-PJ) advirtió que el proyecto de Presupuesto “no incluye las reformas pésimas que el Gobierno guardó en el cajón para después de las elecciones”, en referencia a la troika de reformas previsional, tributaria y laboral. El ex ministro de Economía, quien adelantó el rechazo de su bloque, consideró que el Gobierno debería rehacer el proyecto porque de lo contrario “nace muerto y no lo pueden cumplir”. “Es un Presupuesto de más ajuste, de más endeudamiento y de menos obra pública”, donde las proyecciones sobre la economía dan gracia por falsas”, agrego el diputado. Yasky retomó algunas de las definiciones de Kicillof y advirtió sobre la caída del consumo, la recesión económica, el elevado nivel de deuda y la destrucción de pequeñas y medianas empresas en los últimos años. “Tendríamos que reflexionar sobre quien recaen los costos, que son los docentes, trabajadores, jubilados, pensionados y la niñez pobre”, concluyó el sindicalista. “El presupuesto es neoliberal de la A a la Z”, se sumó Kicillof.
Por su parte, Diego Bossio (Bloque Justicialista) adelantó su voto a favor del Presupuesto 2018, aunque intentó matizar con algunas críticas, como que “cada vez cree menos en el Presupuesto como instrumento de política económica”. “Si la política monetaria favorece la usura y la especulación, Argentina nunca va a tener un espíritu productivo, industrial y federal”, enfatizó Bossio. En tanto, el entrerriano Julio Solanas (FpV-PJ) remarcó el falso discurso del federalismo que señala el Gobierno, cuando “lo primero que hizo fue aumentar la coparticipación de la Capital Federal por decreto y ahora la única beneficiada de los acuerdos del pacto fiscal es la provincia de Buenos Aires” (ver aparte).