Entre tanta locura se permite detenerse. Irradia seguridad, pero también una alta dosis de sencillez. Su figura se multiplica por miles. Su carisma lo transforma en un líder natural. Un heredero perfecto para tanto brillo. Facundo Campazzo es talento en su estado puro y en envase pequeño. Se sonríe y nada de esa mueca esta forzada. Se divirtió con Enganche un rato dentro de una cancha de básquetbol, pero ojo, charlando. Es que por su condición de Sheriff es imposible desafiarlo.

El cordobés de 26 años se tomó un rato antes de regresar al Viejo Contiente, en donde hoy deja su huella en Real Madrid, para abrir un poco las puertas de su día a día. Para contar de qué disfruta, cómo lo hace, por qué elige, por ejemplo, la Play Station para salir de las presiones. Resultó tan auténtico todo el relato que es un placer volver a leer parte de un dialogo de lo más distendido.

-¿Cómo puede ser que tengas tanto miedo a la altura y te animes a volcarla?

-No es tan alto el aro (risas). Pero sí, me dan miedo las alturas. Es un problema que tengo de chiquito. Por ejemplo, tirarme de un trampolín de una pileta. Antes era más inconsciente y lo hacía, pero ahora, cuando empecé a pensar más, ya ni me subo. Adentro de la cancha se me van todos los miedos.

-¿Es muy distinto el Facu de adentro de la cancha que el de afuera?

-No soy muy distinto. Soy impulsivo en la vida, y acá (señala la cancha) también. Pienso que como sos en la vida terminás siendo en el básquet. Si estás ordenado, si tenés un equilibrio, acá vas a estar igual. Y si no lo estás, lo sufrís adentro también. Ahora considero que estoy bien, ordenado.

-¿Cómo llega ese proceso?

-Equivocándome muchas veces. Sumando experiencia. Vivir en otro país ayudó mucho. También siento que di un paso adelante con el profesionalismo, hizo que me ordene en mi vida, que esté mejor y que cambie también adentro de la cancha.

-¿Podés sacar la cabeza del básquet?

-Es muy difícil.  A veces intento. Cuando pierdo digo que no quiero jugar más, pero es difícil no estar las 24 horas de los siete días de la semana pensando en básquet. Consumo básquet todo el tiempo, cosa que no sé si es buena o no porque está bueno desenchufarse. Este año tuve a mi novia en España, fue una temporada muy irregular que me hizo pasar por todos los estados: de querer retirarme (risas), de no querer jugar, de odiar el básquet, de amarlo, de sentirme el peor a sentirme el mejor. Pero la familia, los amigos, la pareja son como el cable a tierra.

-¿Con qué te desenchufás?

-Me gusta jugar a la Play. Tenemos un grupo con los tres Simonet (N. de R.: Sebastián, Diego y Pablo, jugadores de la selección de handball), Cachete De Cecco (selección de voley), Ricchotti (Nicolás), Lapro, Pato (Garino) y yo. Tenemos un grupo de Whatsapp que dice “¿Qué están haciendo, jugamos un rato?” y a pesar de tener diferentes husos horarios nos ponemos a jugar online. Esto ayuda un poco (y muestra el tatuaje con los cuatro botones del control de la Play Station)

-¿Cómo se te ocurrió hacértelo?

-Estábamos en Madrid y le dije a mi novia que siempre tuve ganas de hacerme el tatuaje y ella me dijo “no tenés huevo” (se tienta). Yo creo que esa frase mató gente. El “no tenés huevos” mató gente.

-¿Te provoca lo mismo que a Martin Mc Fly en “Volver al futuro”, que se ponía loco cuando le decían “Gallina”?

-Jajaja. No saben lo que hacen cuando me dicen ‘No tenés huevos’. Es como que me vuelvo loco. Entonces me lo hice. No parece tampoco como algo de la Play. Pero más allá de que me gusta jugar a la Play, me ayuda mucho. Siempre después de los partidos, que son los domingos, salgo a comer y si pierdo o si gano me cuesta mucho dormirme a la noche. Mi novia se va a descansar y yo me quedo hasta las 3 o 4 de la mañana en “modo avión”. También el tatuaje tiene más que ver con mi hermano. Siempre jugábamos a la Play de chiquitos y competíamos. Es simbólico, es la unión con mi hermano y con mis amigos, porque con el videojuego como excusa nos cagábamos de risa.

-Si tuvieses que definirte en una sola palabra, ¿cuál sería?

-Me mataste… No quiero decir impulsivo, porque puede ser tomado como un defecto o como una virtud. Voy a decir pasional. Ahí me siento más a gusto. En cada partido trato de dar todo lo que tengo.

-Y si tuvieses que dejar una frase de cabecera…

-El famoso “es cuestión de actitud”. Lo tengo siempre presente. Va de la mano a lo que venimos hablando y no tiene que ver lo que hagas, ya seas deportista u oficinista. Tenés que ser feliz en lo que hacés y entregarte el cien por ciento.

-NBA…

-Estoy más cerca de la NBA en la Play que en la realidad. Es un sueño a largo plazo, un sueño que a veces me obsesiona, a veces me vuelve loco. Pero lo tomo con tranquilidad. Si mi techo me da para jugar bienvenido sea. Trataré de tener la oportunidad y aprovecharla al máximo si llega. Y si mi techo es la ACB, será la ACB.

-En un deporte lógico como el básquet esta Generación Dorada te enseñó de imposibles….

-Es cierto. Ahora viene una camada de jóvenes que por ahí tiene muchísimo talento, pero no sabemos si vamos a llegar a lo mismo. Las ganas y la motivación están. Partiendo de esa base viene todo lo demás. No hay imposibles.