Abuelas que hacen levitar pollos y, al vuelo, los asan con la mirada. Abuelas que sujetan papas gigantes como hiciera Obélix con un menhir. Abuelas que llevan bombonas de butano como si fueran ligerísimas plumas. Abuelas que pelan verduras flotantes con sus poderes mentales. Abuelas que ¡cual gigantes de 50 pies! sacuden sus monumentales grelos al costado de la carretera. Abuelas superpoderosas, en fin.

Así las imagina y pinta el artista callejero Joseba Muruzábal (aka Yoseba MP) en distintos puntos de Galicia, en enormes murales de hasta 15 metros que pretenden rendir loas a “mujeres de nuestro rural: sexagenarias, septuagenarias y octogenarias con una energía y una fuerza fuera de lo normal”. Y es que, como anota el treintañero, “en esta región se cultiva durante todo el año, un trabajo de casa para el que la jubilación no existe. Para la mayoría de estas señoras, el trabajo en la huerta es para toda la vida, lo que las hace fuertes y resistentes. Lo que antes fue necesidad y obligación, ahora es el mejor de los deportes ¿Cómo no van a ser superabuelas si lo siguen haciendo?”.

Así, en fachadas de pueblos como Cambre, Muxía, Fina de Carballo, As Pontes o Zas, las eterniza el muchacho Muruzábal con su uniforme obligatorio: el mandilón a cuadros, dando lúdica vueltita sci-fi a su hacer habitual “faenando, sachando en la huerta, segando hierba, cargando bolsas...”. “Que no te sorprenda ver a una mujer de 80 podando un frutal o carreteando leña por el arcén de la ruta”, advierte Yoseba MP, y acerca cierta intención detrás de Fenómenos do rural, como ha intitulado a la serie: “Que la tradicional meiga gallega se convierta a los ojos de los más jóvenes en una mujer con poderes, como una Jedi o una mutante de X-Men”.