La Corte Interamericana de Derechos Humanos es hoy el lugar de trabajo de Raúl Zaffaroni. Pero protagoniza el flamante libro de la periodista de PáginaI12 Irina Hauser, por su rol de ministro de la Corte Suprema durante más de una década. Los Supremos desmenuza la cotidianeidad de Zaffaroni y de los otros seis miembros del máximo tribunal de Justicia desde que el ex presidente Néstor Kirchner decidió romper con la mayoría automática, en 2003, repasando la “época del florecimiento y ampliación de derechos –contó la autora– hasta su desvanecimiento” además de “la discusión sobre la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el crecimiento de la figura del presidente del tribunal, Ricardo Lorenzetti”. Para Zaffaroni –el único de los protagonistas que participó de la presentación–, el libro “tiene un valor institucional más allá de las historias que cuenta: el de demostrar la inseguridad jurídica que provoca a toda la ciudadanía la concentración de poder en unos pocos seres humanos”.

Zaffaroni fue uno de los dos oradores que flanquearon a la autora. “Es raro verse contado por otros. Uno se pregunta, ¿seré así?”, comentó, de uniformada guayabera blanca, el integrante del tribunal internacional. El otro orador fue el periodista Mario Wainfeld, con quien Hauser comparte su labor en este diario y en Radio Nacional. Wainfeld elogió a su colega por haber escrito una “crónica en donde hay más hechos que dictámenes” y por haber descrito a los jueces “no solo por sus sentencias sino por sus actos”.

Zaffaroni continuó esa línea y destacó “la importancia institucional del libro” de Hauser. “Los hechos hablan en esta crónica. Nos muestran como siete seres humanos, con sus virtudes y defectos, y el libro hace muy bien en presentarnos así, porque desde allí nos hace reflexionar: ¿es correcto que siete seres humanos imperfectos sean la última instancia de decisión de los conflictos que suceden en el país? ¿No parece eso demasiado poder para tan pocos seres humanos? El libro nos empuja a repensar la estructura del Poder Judicial, acción que es un deber republicano”, se preguntó. 

Añadió que “no hay Poder Judicial tan concentrado” como el argentino en el mundo. “En ese sentido somos absoluta y lamentablemente originales. Y la concentración de poder no da seguridad jurídica, sino que provoca todo lo contrario. Nadie sabe en qué va a terminar su demanda al momento de presentarla porque depende de diversas interpretaciones”, continuó. Y concluyó: “La inseguridad jurídica, ése es el efecto de la concentración de poder en pocos e imperfectos, como todos, seres humanos”. Para Zaffaroni, la solución “es un problema político”, como lo es, asimismo, la situación de dirigente social jujeña Milagro Sala. “En Jujuy la única que queda es la intervención federal del Poder Judicial de la provincia, pero es inimaginable. Es un hecho gravísimo que siga detenida, incluso tras el reconocimiento del propio gobernador de la provincia (Gerardo Morales) quien se arrogó el manejo del poder judicial local”, explicó. Además, advirtió que “hay que tratar con mucho cuidado la cuestión” porque “al pelear por la libertad de Sala estamos peleando por la libertad de todos nosotros”. 

A Hauser tampoco le cae bien la concentración de poder. “No está bueno lo que genera”, coincidió con uno de sus “retratados” en palabras. Antes de agradecer a sus hijas, su madre y su hermano y a los periodistas que colaboraron con la investigación, la periodista evaluó que éste, su primer libro, significó para ella la “posibilidad de articular un conocimiento e información recolectados en años y años de trabajo” y el ejercicio de aquello que disfruta, “contar y escribir, traducir esa aventura judicial a un terreno accesible a todos”. Pero también, reconoció su “importancia” más allá, en tanto documento histórico. “Necesitamos entender el escenario político a partir de lo que está pasando en Tribunales”.