La impresión de asombro que traslucen a primera vista las casi 300 páginas de El Volcán: Un presente de la historieta latinoamericana, anuncia algo todavía mejor. Porque al adentrarse en la lectura, sobresale un hecho: El Volcán habrá de situarse de manera referencial, dedicado como está a plantear un diálogo y discusión, a establecer un panorama, a pensar las maneras desde las cuales la historieta discurre entre los pliegues de esa diversidad territorialmente feliz que supone Latinoamérica.

Tamaña tarea es consecuencia del nexo ejemplar entre la Editorial Municipal de Rosario y Musaraña Editora, de Buenos Aires, a través de la compilación exhaustiva que realizaron José Sainz (EMR) y Alejandro Bidegaray (Musaraña). Las páginas evidencian una riqueza discursiva y estética que tomará por sorpresa también a quienes se piensen plenamente versados en el medio. Vale decir, El Volcán no propone un rescate ni apela sólo a nombres destacados, sino que indaga en lo que por estos días sucede en esa aldea variopinta que es la historieta, entre páginas por donde desfilan y confluyen 42 autores y autoras de Argentina, Perú, Chile, Bolivia, Brasil, Paraguay, Costa Rica, Colombia, Uruguay, Ecuador, México, Venezuela.

Un libro semejante, con participación editorial del Estado, no puede menos que resultar llamativo. A partir de su visita al Festival de Helsinki, donde El Volcán fuera invitado a participar, José Sainz confirma que un libro así "es mucho más raro de lo que pensamos. Me da la impresión de que tenemos demasiado naturalizada a la EMR, que nos parece una cosa muy común su tarea porque convivimos con ella, leemos sus libros, porque trabajamos con ella. Pero la EMR es de una singularidad absoluta. Hay muy pocas experiencias como la de El Volcán. En Argentina no hay nada que se le parezca, y en Latinoamérica arriesgo a decir que tampoco. Cuando mostrás el libro en Europa la gente no lo puede creer, en ámbitos oficiales incluso, no dejan de sorprenderse. Porque no es el típico comic, no es tradicional, no es el que más vende, no es el más fácil de hacer circular, y sin embargo la EMR apuesta a eso. Que el Estado pueda hacer esto es sorprendente".

 

La portada de la edición, ilustrada por Javier Velasco.

 

La coedición de El Volcán tiene su historia, como explica Alejandro Bidegaray: "El Volcán iba a ser, en principio, una exposición, pero fue en la colaboración con José que el proyecto agarró otro desarrollo junto a la posibilidad de coedición con la EMR. Para mí, con una editorial chiquita y caótica, la posibilidad de coeditar con EMR fue un sueño hecho realidad. Creo que es por lejos la mejor editorial municipal del país, con un catálogo jugado, necesario y muchas veces alucinante". "Era un proyecto por separado de las dos editoriales -‑agrega Sainz‑-. Luego de editar Informe: historieta argentina del siglo XXI (la otra compilación ejemplar de EMR, de 2015), nos parecía lo más natural que la segunda antología fuera latinoamericana. En simultáneo, Ale Bidegaray tenía la idea de armar una exposición de historieta latinoamericana para hacerla circular por festivales internacionales, y me propuso curarla con él. El nombre El Volcán -‑un gran acierto‑- ya había sido elegido, así como la ilustración de Javier Velasco para el póster, imagen que terminó por ser también la tapa del libro". Pero el libro, allí la cuestión, todavía "era una fantasía"; dice Sainz: "Cuando ofrecí la exposición en el festival de Helsinki y se mostraron interesados, fue ahí cuando decidimos proponerle a la EMR sumarse. Teníamos la tapa, el nombre, algunos de los autores confirmados, el interés de los festivales. Cerró todo".

En cuanto a la idea del volcán y su injerencia estético‑sísmica, Bidegaray cuenta que "nace de entender la historieta latinoamericana actual con la potencia de una fuerza de la naturaleza. En su momento me pareció que la imagen de un volcán en erupción reunía esas condiciones de quiebre, de magma emergente, de instante dramático y terriblemente excitante, de que la tierra se conmueve y cambia. La impresionante obra de Javier Velasco para la tapa nos dio la sensación de que el concepto era acertado". Sobre el trabajo en conjunto, dice que "fue realmente intenso, nos tomamos tremendamente en serio la tarea de rastrear y cotejar muchísimas voces de todo el territorio. Teníamos claro y acordábamos a la primera sobre algunos participantes, pero muchos otros salieron tras largas horas de discusiones donde nos forzábamos a justificar con argumentos sólidos a tal o cual autor. Creo que fue un trabajo de un gran aprendizaje para ambos y una de las cosas más nutritivas fue el seguimiento que nos fue dando todo el equipo de EMR, gente con el ojo muy afilado, que nos fue iluminando las zonas impenetrables o que no podíamos desmadejar".

"Ese proceso estuvo muy bien, fue de mucho aprendizaje, de cuestionarse -‑añade Sainz-‑. Cuando hay un interlocutor muy inteligente tenés el desafío de estar a la altura. Al ser un esfuerzo compartido nada podía hacerse caprichosamente y había que desarrollar argumentos, fue un ejercicio muy estimulante. Alejandro es de los mejores editores de historieta de Argentina, sin duda, lo ha demostrado con su librería, editorial y festivales, como Sudestada, dedicado al dibujo e ilustración; es un gran dinamizador del medio, con una mirada refinada". El reconocimiento es mutuo, puesto que cuando a Bidegaray se le consulta sobre Sainz lo define como "un tipo muy lúcido que trae muchísimo bagaje de información, con ideas muy claras sobre qué es o qué debe ser la historieta puramente contemporánea. Sus referentes son modernos y me parece que disfruta particularmente de los autores que expanden las posibilidades del lenguaje. En ese sentido a mí me tocó ser un poco el conservador de la dupla, tratando sí de exaltar las voces nuevas pero ligándolas a las voces del desarrollo de los últimos veinte años. Me parecía que una antología de historieta latina actual tenía también la responsabilidad de tratar de mostrar los puentes, los diálogos que se fueron dando para llegar a donde estamos hoy, de ahí que haya autores con mucha trayectoria al lado de autores puramente emergentes. Y creo que esa es una de las virtudes del trabajo que labramos entre ambos".

Las reacciones de entusiasmo de los autores al momento de encontrarse con El Volcán tiene explicación, el cuidado que el libro exhibe sobre su contenido es mayúsculo. "Uno no trabaja para los autores solamente, pero ver que se sienten representados, cuidados y agradecidos, es importante. A mí no me da lo mismo que al autor le guste o no su libro", subraya Sainz. Por su parte, Bidegaray señala que "todos los agentes del libro dan cuenta de que la historieta está en auge, no sé si llega a boom pero parece encaminada a ello. En Latinoamérica encontramos que hay una voz muy potente, renovada, multicultural y en constante experimentación, de ahí que nos pareció necesario capturar este momento y ponerlo en relevancia".