En Mendoza, hoy se conocerá el veredicto del juicio por el crimen de Natalia Quiroga, una joven trans asesinada en 2016 para robarle el auto y venderlo por 10 mil pesos. Los principales sospechosos son Sergio Domínguez, ex novio de Quiroga, y su amigo Alexis Oliva, para quienes la fiscal Laura Rouselle solicitó la pena de prisión perpetua por el “delito de homicidio criminis causa, matar para lograr impunidad por un delito, en este caso el robo”. Uno de los dos abogados que representan a la familia de la víctima coincidió en el pedido de perpetua y aseveró que durante el debate oral se acreditó “muchísima prueba” contra los imputados, mientras que el defensor oficial advirtió que esas pruebas “son sólo indiciarias”, por lo que pidió que los acusados sean absueltos por el beneficio de la duda.

Durante su alegato, la fiscal Rouselle dio por acreditado que el 5 de junio del año pasado Domínguez y Oliva le dieron siete puñaladas en el tórax a Quiroga (uno de esos puntazos le perforó el pulmón), tres golpes en la cabeza y luego la asfixiaron, todo para robarle su auto, un Fiat Uno modelo 2011 que luego intentaron vender en 10.000 pesos. 

Luego de cometer el crimen, aseguró la fiscal, los hombres arrojaron el cuerpo entre unos  matorrales cerca de la laguna El Viborón. En cambio, el auto fue hallado en Rodeo del Medio, una localidad del departamento de Lavalle, cuando los hombres intentaban venderlo en un taller mecánico. 

La fiscal Rouselle apuntó que, de acuerdo con los peritajes, Quiroga “todo el tiempo luchó por su vida, se defendió. El ataque fue realizado por los dos, la mataron para lograr impunidad”. Por ello, consideró, fue “un hecho especialmente grave porque ejecutaron un plan que pudieron llevar a cabo porque conocían a la víctima”. “Ambos conocían a Natalia, ambos estaban vinculados (vivían juntos), ambos aprovecharon el vínculo que tenían con ella y usufructuaron la confianza que les tenía”, detalló. Uno de los testigos de la causa, un policía, aseguró que, durante la detención de los hombres, escuchó cómo Oliva brindó una confesión “espontánea” en la que reconoció la responsabilidad de ambos en el crimen.

Uma, amiga de Natalia, contó que ella “trabajaba como secretaria de un parapsicólogo y peluquera y había realizado el cambio de identidad ya que su nombre legal era Natalia Quiroga pero todo el mundo la conocía como Natalia Sandoval, una chica sumamente alegre que siempre tuvo el apoyo familiar”.