Al médico Jorge Roitman una patota lo secuestró el 2 de diciembre de 1976 en su casa, en Ramos Mejía, y lo llevó al Chalet, el centro clandestino que funcionaba en el mismo lugar donde él trabajaba, el Hospital Posadas. Se sabe que allí fue retenido unos días y que no resistió las sesiones de tortura a las que fue sometido, pero hasta hace pocos días no se tenía rastros de sus restos. Tras la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), el Juzgado Federal Número 3 confirmó que los huesos que halló un obrero en el predio del Hospital Posadas pertenecen al médico. El hallazgo es “fundamental”, calificó el juez federal Daniel Rafecas, que tiene la investigación a cargo. No solo porque es un pequeño avance más sobre el silencio del destino de los desaparecidos y asesinados por el terrorismo de Estado, sino también para darles justicia a sus familiares.
“En marzo comienza el juicio por la muerte de Roitman que encontramos probada aún sin el cuerpo. El hallazgo de sus restos confirma paso a paso todo lo que concluimos”, dijo el juez. De los dos integrantes de la patota represora que, si se cumple el calendario judicial, serán juzgados por el asesinato de Roitman y de un empleado del hospital, Jacobo Chester, uno es Luis Muiña, a quien la Corte Suprema había beneficiado con el 2x1 en mayo pasado.
Una decena de hectáreas tiene el predio en el que funciona el Posadas, en el oeste del conurbano. Allí, además del Chalet, que es sitio de la memoria y espacio de la Dirección de Derechos Humanos del hospital, hay una placita, la Casa Posadas y aún sobra espacio. Desde hace unos meses, en los fondos de ese terreno habían empezado a construir un centro de integración comunitaria. El 8 de noviembre pasado, uno de los obreros que estaba a cargo de cavar una zanja, por donde pasaría un caño de desagüe, encontró huesos.
“El obrero le mostró al capataz, el capataz fue más arriba, avisaron al Juzgado de Morón y cuando vieron de qué se trataba fueron a Comodoro Py”, resumió el recorrido Zulema Chester, hija de Jacobo Chester –otra víctima del Chalet– e integrante de la Dirección de Derechos Humanos del Posadas. El hallazgo quedó en manos del Juzgado Federal número 3 –a cargo de Daniel Rafecas–, donde tramita la investigación por los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Primer Cuerpo del Ejército durante la última dictadura cívico militar, entre ellos, los que tuvieron lugar en el Hospital Posadas. Rafecas dio intervención al EAAF.
Roitman fue enterrado a 60 centímetros de la superficie, cerca de una fila de palmeras que hay en el predio. Sus huesos fueron encontrados “anatómicamente dispuestos” y de costado, informaron desde el EAAF. Cerca del cuerpo se encontró una “liadura de medias”, varias medias atadas entre sí formando una soga. “Tomamos pruebas, las mandamos a analizar y ya salió la identificación con las muestras de la familia de Roitman”, dijo a este diario Carlos Somigliana, del equipo forense. La coincidencia entre los restos hallados y las muestras depositadas en el banco del EAAF por Alejandra y Diana Roitman, hija y hermana del médico, respectivamente, dio un grado de probabilidad de parentesco del 99,99 por ciento, informaron desde el Juzgado Federal 3.
“Ahora el juicio tiene otra connotación”, evaluó Rafecas. El secuestro y las torturas a Roitman, Chester y a otra decena de trabajadores del hospital fue juzgado hace algunos años. Por esos delitos, Muiña cumple una condena de 13 años de prisión. Pero el Juzgado Federal 3 fue más allá y amplió el proceso en su contra y en contra de Argentino Ríos, otro integrante de la patota de policías exonerados, denominada Swat, que había actuado dentro del Posadas, por el asesinato de Roitman y de Chester.
Otro de los imputados por estos hechos fue Juan Máximo Copteleza, pero falleció antes de enfrentar el juicio oral por los secuestros y las torturas.
El elemento principal de ese procesamiento es el testimonio de Gladys Cuervo, la única sobreviviente del Chalet. “Gladys cuenta que a Roitman lo llevan al Chalet y comparte unos días de cautiverio con él en muy malas condiciones de tortura hasta que fallece. Ella, en un momento, nota que hay clima de corridas en el centro, fuera de lo habitual, pregunta qué pasó y le dicen que Roitman se les había muerto”, relató Zulema Chester.
Según la investigación judicial, por el Chalet pasaron Roitman, Chester, Cuervo y otras tres personas que permanecen desaparecidas. Por eso, dispuso la “exploración de todo el predio” del Posadas para “verificar la existencia de restos de otros posibles desaparecidos”, no solo del hospital “sino también víctimas que no hemos podido hasta el momento ubicar allí”, informó el juez. “Hay trabajadores del Posadas que fueron secuestrados de sus lugares de trabajo, pero que Gladys no puede ubicar en el centro clandestino durante el tiempo que ella pasó ahí y aún siguen desaparecidos. Nunca supimos dónde estuvieron ni por dónde pasaron –concluyó Chester–. Ojalá que podamos saber más.”