PáginaI12 En Perú
Desde Lima
Justificaciones de un lado, agradecimientos del otro. El presidente Pedro Pablo Kuczynski y Alberto Fujimori hablaron sobre el cuestionado indulto que ha beneficiado al ex dictador. El presidente dijo que con este indulto buscaba “la reconciliación nacional”, coincidiendo con el discurso de los fujimoristas, minimizó los delitos cometidos por el ex mandatario, que fue condenado por crímenes de lesa humanidad y corrupción,y hasta elogió su régimen autoritario. Fujimori, por su parte,agradeció “el gesto magnánimo” del presidente al haberlo liberado cuando había cumplido poco más de diez años de una condena de veinticinco años, ensayó un tímido pedido de disculpas por lo hecho en su gobierno, pero sin mencionar las violaciones a los derechos humanos, y le ofreció su apoyo al presidente. Dos mensajes difundidos en medio de las protestas por un indulto disfrazado de perdón “humanitario”, pero que es claramente producto de un pacto político bajo la mesa.
Fujimori grabó un breve video en la clínica del hospital donde está internado desde el sábado, supuestamente afectado por un problema cardíaco, el que fue difundido ayer. Habló desde su cama. No se le veía en el supuesto muy delicado estado de salud del que su médico y su familia hablaban. Ya con el indulto en la mano, Fujimori saldría hoy de la clínica. El ex dictador comenzó diciendo que el indulto le había producido “un fuerte impacto, en el que se mezclan sentimientos de extrema alegría y al mismo tiempo pesares”. Y dijo que se sentía “reconfortado” por haber sido liberado.
“Soy consciente que los resultados durante mi gobierno, de una parte fueron bien recibidos, pero reconozco, por otro lado, que he defraudado también a otros compatriotas. A ellos les pido disculpas de todo corazón”, dijo Fujimori, al referirse a lo que fue su gobierno entre 1990 y el año 2000. Pero Fujimori no fue juzgado y condenado por haber defraudado a los peruanos, por los fracasos de su gobierno, sino por crímenes concretos: secuestro, asesinato, corrupción. Pero de esos cargos por los que fue sentenciado a 25 años no dijo nada. Para los familiares de las víctimas de las violaciones a los derechos humanos perpetradas durante su régimen autoritario no tuvo ni una palabra.
Después de agradecerle a Kuczynski por haberlo indultado, el ex dictador le ofreció su apoyo a un presidente que ahora está más debilitado y aislado que nunca por el rechazo que ha generado este indulto. Un respaldo que viene cargado de peligros. “No puedo dejar de expresar mi profunda gratitud por el paso complejo que ha tomado el presidente, que me compromete, a su vez, en esta nueva etapa que se abre en mi vida, para apoyar decididamente su llamado a la reconciliación”, dijo en su mensaje.
Antes había hablado el presidente Kuzcynski, en un mensaje al país, en un intento de justificar el cuestionado indulto, que calificó como “la decisión más difícil de mi vida”, insistiendo en que había sido una medida “humanitaria”. Insistencia que, ante las contundentes evidencias de que el indulto es producto de un pacto político, solamente ha servido para minar más la ya muy golpeada credibilidad del presidente.
Con el pedido de destitución sobre su cabeza, el presidente pidió apoyo a los sectores democráticos -desde la izquierda hasta la derecha liberal- contra esa intención, promovida por la mayoría parlamentaria, advirtiendo que su destitución llevaba al riesgo de un copamiento del poder por parte del autoritarismo fujimorista y el peligro de un regreso de los tiempos de la dictadura. Ahora, después de salvar el cuello luego de un pacto con un sector del fujimorismo, el más cercano al ex dictador, para cambiar el indulto por votos a su favor, el presidente olvidó ese discurso. Elogió al gobierno de Fujimori y minimizó sus crímenes, que calificó solamente como “excesos” y “gravísimos errores”. Y del gobierno de Fujimori dijo que “contribuyó al progreso nacional”.
El presidente Kuczynski ha intentado justificar el cuestionado indulto al ex dictador señalando que esa medida busca la reconciliación. Pero el efecto ha sido el contrario. Ha gatillado la rabia ciudadana, que se expresa en las calles, ha profundizado las heridas, ha aislado al gobierno. Después de soltar elogios para el régimen de Fujimori, el presidente arremetió contra los críticos del indulto. “No nos dejemos llevar por el odio… la justicia no es venganza”, lanzó para buscar desacreditar las extendidas protestas contra este indulto. Desafortunadas palabras tomadas como una afrenta a la lucha de las víctimas por justicia.
Los organismos de derechos humanos y abogados de las víctimas presentaron ayer un recurso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos para anular el indulto a Fujimori. Alegan que no se han cumplido los requisitos para un indulto humanitario -el único que Fujimori podía recibir al estar condenado por crímenes de lesa humanidad-, que se han violado los procedimientos para otorgar este beneficio y que ha sido consecuencia de un pacto político. Funcionarios del Ministerio de Justicia han renunciado señalando que el indulto no cumplió los requisitos de ley.
Buscando sacar provecho del indulto dado a Fujimori, Alfredo Crespo, abogado del cabecilla del grupo armado maoísta Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, en prisión desde 1992 y condenado a cadena perpetua como autor mediato de crímenes de lesa humanidad -la misma figura legal aplicada en la sentencia a Fujimori- ha anunciado que solicitará el indulto para Guzmán. Lo hará con los mismos argumentos usados por el fujimorismo y el presidente Kuczynski para justificar el indulto a Fujimori: la reconciliación.