La minicumbre que los triunviros Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña realizaron ayer en la sede de la Unión de Obreros de la Construcción (Uocra) buscó, al menos en lo formal, “contener las diferencias internas y evitar fugas”. Sin embargo, la presencia de los veteranos Hugo Moyano y Luis Barrionuevo fungió como una muestra de la debilidad de sus apadrinados que se potenció con la ausencia del tercer integrante de la conducción de la CGT, Héctor Daer. El faltazo dio cuenta de la existencia de una nueva diferencia interna. Mientras tanto, las repercusiones del cimbronazo sindical continúan produciéndose como la afirmación del titular del gremio de bancarios, Sergio Palazzo, quien ayer consideró que “la CGT está dividida porque en los hechos la unidad no existe”.
La reunión comenzó a pergeñarse la semana pasada y el ideólogo fue Gerardo Martínez, quien buscó mostrarse como un virtual pacificador ante las disidencias que surgieron sobre la forma en que la CGT debía resistir las leyes que reformaron el sistema previsional y tributario. Hubo algunas idas y vueltas sobre la conveniencia del encuentro que finalmente se realizó un día después de Navidad. Poco después de las 17 comenzaron a llegar a la sede de la Uocra los triunviros Schmid y Acuña junto a sus “padrinos” sindicales, Moyano y Barrionuevo respectivamente. Junto a ellos estuvieron Roberto Fernández de UTA, Omar Maturano de La Fraternidad y los independientes Andrés Rodríguez (UPCN) y Martínez.
Las ausencias fueron notorias y dieron cuenta de que el espíritu navideño no logró diluir el conflicto existente. El faltazo de Daer e incluso el de Armando Cavalieri (empleados de comercio) es la prueba de la otra mirada que tienen los gordos sobre cómo superar la crisis. “No se sale mostrándose débiles”, aseguraron voceros de este sector y como ejemplo señalaron que la presencia de Moyano, el histórico jefe político de Schmid, es la prueba más clara de la fragilidad que vive el titular de Dragado y Balizamiento tanto en la CGT como en la poderosa Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). Una lectura similar hacen con Acuña y su dependencia con Barrionuevo. Sobre el gastronómico agregan además que el inusitado interés por fortalecer el triunvirato está relacionado con “el ataque del gobierno” a su esposa, la diputada del Frente Renovador Graciela Camaño, por haberse opuesto a las reformas previsional y tributaria. “Todos necesitamos un respaldo y Barrinuevo no es la excepción”, aseguraron voceros de los gordos.
El metalúrgico Antonio Caló, como ex secretario general de la CGT, había recibido también una invitación para este concilio pero a diferencia de sus colegas desistió y avisó que no iba a presentarse. En los mentideros sindicales se especulaba que su presencia se transformaría en una desautorización a la decisión de Francisco “Barba” Gutiérrez de renunciar a la secretaría de Interior de la CGT. Sin embargo, ayer el propio Caló ordenó entregar en el edificio de Azopardo la nota con la confirmación de la dimisión de Gutiérrez, el aval del secretariado nacional de la UOM a esa decisión y, sobre todo, en la nota aclaró que su gremio no integrará el Consejo Directivo de la CGT. La decisión de la UOM no implica necesariamente la ruptura de la central obrera pero la debilita. Dentro de la CGT existen grupos de sindicatos que no forman parte del Consejo Directivo pero aún así continúan siendo gremios confederados. Es lo que ocurre con el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), los que integran Las 62 Organizaciones Peronistas y la Corriente Federal de Trabajadores (CFT).
Palazzo, que pertenece a este último grupo, aseguró ayer que la CGT “ya está dividida. Está claro. Porque en los hechos no hay unidad”. El principal referente de la CFT indicó además que si la central obrera expresó su rechazo a la reforma previsional “por lo menos tendría que haber estado en la calle. No estoy de acuerdo ni con la modalidad del paro ni con que no haya movilizado la CGT porque si la medida la iban a lanzar al mediodía, como mínimo tenía que tener una movilización”.