El video que grabó Mailén Frías denunciando a José Miguel del Pópolo abrió una puerta que no volverá a cerrarse. En abril de 2016, contó de manera valiente cómo el cantante de La ola que quería ser chau la había abusado y violado. El video de Mailén se viralizó y fue, indirectamente, un pasaje al valor y la sororidad. La naturalización del abuso por parte de los varones del rock comenzó a circular por una fina cornisa gracias a la visibilidad que tuvieron estos casos. Fue el precedente necesario para que los rockeros abusadores se sintieran, al menos, amenazados.
Tanto que algunos se quejaron de sufrir una “inquisición facebookeana”, como Emiliano Ciarlante. No contento con la publicación de un dibujo en la que ridiculizaba las denuncias de abusos a través de las redes, y acaso movido por el miedo a perder libertades machistas, el dibujante grabó el alegato “La sed condenatoria”, que pretendía aleccionar a las mujeres abusadas y explicarles cómo tienen que enfrentar una situación que, posiblemente, él nunca sufrió ni sufrirá.
Una vez más, siguen molestando las paredes y no el abuso las pibas. “Lo único que compruebo con sus palabras es la característica común de toda masa dominada, la castración vital”, dice mirando a cámara el dibujante. Comprender una situación de abuso por la que todas las mujeres hemos pasado, al menos una vez, resulta imposible para ciertas estructuras patriarcales.
La puerta que abrió Mailén dio paso a las denuncias contra Cristian Aldana (detenido y procesado desde fines de 2016), y más recientemente a Santiago Aysine, cantante de Salta La Banca, Martín Morroco, bajista de Sueño de Pescado, además de los misóginos dichos de Gustavo Cordera y el escrache a Rodrigo, cantante de Marzo del 76. La desvinculación de Gustavo Fiocchi de Utopians, luego de que se conocieran las denuncias de acoso a menores de edad, también se comunicó en las redes.
La cantante y líder de la banda escribió en Facebook: “Yo, Barbi (Recanati), como mujer antes que música, siempre hablo de esto e insisto en que sin importar las dudas siempre hay que pararse del lado de las pibas”. E hizo lo que se esperaba de acuerdo a su coherencia. Las redes sociales ponen en peligro los privilegios del machismo. Una nueva forma de escrache llegó y será la pelusa que moleste a los incapaces de hacerse eco de una de las situaciones más naturalizadas de violencia hacia la mujer.