Se hizo tradición que los productores argentinos no logren sintonizar las necesidades del mercado nacional. El panorama del desarrollo de videojuegos no es excepción en su camino de consolidarse como industria realmente emergente. Con la esperanza de encontrarse de manera directa con el público internacional, la mayoría de los desarrolladores apuesta por la distribución digital. Fue una muy buena noticia cuando, en una selecta reunión realizada por la Asociación de Desarrolladores de Videojuegos Argentinos, Steam anunció que convertiría sus precios al peso argentino y cobraría vía Rapipago y Pagofácil. Esto ayudaría no sólo a los jugadores, sino a todo developer a hacer su producto más accesible en el país.
Pero este cambio de reglas provocó una competencia en directo con desarrolladoras extranjeras donde el estudio indie local no puede sostener la relación de precio/trabajo. En época de ofertas por las fiestas, se ve a Juanito Arcade Mayhem (Game Ever Studio) a $130 al lado del Star Wars Old Republic (Disney Interactive) a $44 o a Doorways ( foto) a $225 junto a L.A Noire (Rockstar Games) a $118.
ADVA, que se manifiesta como representante de los “emprendedores emergentes”, apuntó a convertirse en vehículo de difusión empresarial, generando espacios de encuentro entre los pocos estudios grandes y gente que quiere ingresar a la industria, charlas con invitados internacionales, y como aparato de difusión de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, entre otros. Según su informe de mercado, el foco de los estudios es la exportación. Mientras, sigue sin existir un marco estable para los desarrolladores que apuestan por el contenido original.
Según Juegos.org (que trabaja con apoyo de ADVA y Fundav), hay 816 personas –número no verificable– que trabajan en 100 estudios que se mantienen a flote en Argentina. Cifra que sigue sin dar razón a los cientos de personas que invierten en una educación terciaria dentro de una industria que se les promete emergente pero no muestra más que un lugar inestable para la producción propia o el trabajo tercerizado.
Argentina Game Show, orientada al consumidor, atrajo a más de 25 mil personas, pero el público general estuvo apenas expuesto a trabajos argentinos. Es hora de comprender que hay que elaborar modelos para el mercado interno y no reproducir los que no están en sincronía con el panorama de desarrollo argentino.