La lluvia torrencial le daba a ese domingo de mayo el clima propicio para quedarla, pero no: la presentación de la traducción de Fight The Power - Rap, raza y realidad, a cargo de la editorial Tinta de Limón, contaba con la presencia de Federico Pita, presidente de DIAFAR (Diáspora Africana en la Argentina), del ex Public Enemy James Bomb y de su compañero de banda Chuck D, autor del tomo.
Más allá del libro (editado en 1997 y de lectura obligada para cualquier aspirante a rapero), la humildad y la presencia de Chuck arengando a una audiencia en su mayoría afrodescendiente a que nunca sentirse inferior a nadie por no poder (o no querer) ser parte de la dominante cultura W.A.S.P. (“blanca, anglosajona y protestante”) no solo confirmaba que el autor de Rebel Without a Pause tiene el don de la palabra sino que su experiencia aún resulta inspiradora: fue miembro en su juventud de Las Panteras Negras, cercano al Ministro Farrakhan, a la Nación del Islam y a las ideas de Malcom X.
La vida de este hombre que dijo en 1988 que el rap era la CNN de los negros sigue ofreciendo un pensamiento y una acción política profundamente movilizadores para todo aquel que aún sienta y piense que luchar contra el poder que oprime es un derecho y una obligación.
Su libro tiene el borrador de un principio de indemnización a los pueblos africanos basado en el acuerdo firmado por Alemania e Israel: “Considerando que actos criminales innombrables fueron perpetrados contra los africanos durante el comercio de esclavos transatlántico y, que por la declaración del presidente de los Estados Unidos, el 31 de diciembre de 1999 el gobierno hace conocer su determinación de reparar los daños materiales causados por estos actos, los países africanos han acordado: que los Estados Unidos de América deben pagar a la Organización para la Unidad Africana y la Organización para la Unidad Afro-Americana la suma de cuatro trillones cuatrocientos mil millones de dólares”.
Ese día, cuando el actual Prophets of Rage le explicaba a la audiencia que en Pangea, el supercontinente del Paleozoico, África y América del Sur estaban unidos, Chuck no solo estaba siendo poético si no también haciendo entender que la lucha (que, sobre todo para los descendientes de los millones de hijos de esclavos africanos dispersos por el planeta sigue siendo cruel y mucha) sigue. Hasta el final.