Desde hace dos semanas que se registran presiones en la plaza cambiaria. El dólar subió más de 1 peso y medio en los últimos 15 días, lo que equivale a un incremento del 11 por ciento. El dólar, que empezó el año en 16,05 pesos, ya acumula un alza del 22 por ciento en 2017.
El presidente del Banco Central reconoció que no podrá cumplir su meta de inflación 2018 y la elevó del 10 al 15 por ciento para el próximo año. Es decir, la inflación estará al menos un 50 por ciento por encima respecto de lo que se había planificado en la hoja de ruta de los próximos 12 meses. Esto implica que la política monetaria será menos restrictiva, con tasas de interés algo más bajas. Y es la señal que esperaba el mercado para terminar de decidirse a dolarizar sus carteras.
El titular de la autoridad monetaria insistió que la estrategia cambiaria es de libre flotación, con lo cual subas y bajas del dólar no tienen impacto importante en los precios internos. "Los argentinos se tienen que dar cuenta que viven en la Argentina, compran en la Argentina y tienen que pensar en pesos", dijo el funcionario. El argumento no es muy distinto al que usó el directorio del Central hasta 2015 para intentar desdolarizar sin éxito la economía y que el propio Sturzenegger criticaba por ineficiente.
En la Argentina las subas del dólar siempre impactan sobre la inflación. Uno antecedente cercano es el de agosto. La divisa avanzó antes de las PASO de 15,5 a 18 pesos y el resultado fue un importante traslado a precios principalmente en los alimentos como la carne. El otro ejemplo es el de 2016, cuando la devaluación de 10 a 16 pesos del dólar fue un elemento central para explicar el 41 por ciento de suba de los precios. Se trató de la tasa de inflación más elevada en los últimos 25 años.