Ibiza Pareo de timing perfecto se sumerge en el calor del pleno y estrenado verano para deslumbrar este fin de año a toda la escena musical con Tuya. Con un recorrido que se supo ganar a la noche porteña y alcanzar vuelo nacional e internacional, hoy la dúa vuelve y nos relame con más. Su música, mezcla de trance, groove y muchísimos más sonidos, crea melodías hipnóticas de poderosos beats que condensa en un complejo y rico pop electrónico.
Escuchar a Ibiza Pareo es piel erizada al ver a esa chica, chique o chico que te gusta en medio de la pista poseíde, en otro plano como si te teletransportaras a una noche tropical de vientos suaves donde ella baila sola con los ojos entrecerrados e intuís que te mira a vos, o mejor aún que esa sos vos. Ibiza Pareo hace honor, gala de su nombre y música. Esta dúa sabía muy bien lo que estaba creando un tono balnearic; definición de esa música soleada y brillante de los 80 que resonaba tranqui y suntuosa en las Islas Baleares como sello indiscutible del lugar. Porque Ibiza hace eso revivir la dormida voluptuosidad de los sonidos, el baile con la arena caliente latiendo bajo los pies. Sus creadoras Ana Castoldi y Marina La Grasta surfearon onda musical por primera vez en 2015 e hicieron furor con temas como “Ritmas”, “Arena movediza” y “Tunisia”. Fue una inundación de frescura. Esta vez sacan chispas primerísimamente con el single: Tuya.
Tuya comienza el vuelo sonoro como una invitación, como un coqueteo de ritmos alarmantes, de sonidos que repican y se replican como lo que es: una provocación, un eco de voces que se estiran y caen con una languidez seductora, así como el pucho en los labios del amade a punto de caer que ansiamos como locxs besar. De esta forma límite, alternando si es posible, entre un tono selvático, primitivo y al mismo tiempo futurista, esa voz lánguida se estira hasta la entrega total en un: tuya. Casi como si sintieras el shhh con el dedito en la boca, luego del susurro en el oído, luego de la confesión de un pecado.
Con insolencia casi pícara Ibiza Pareo propone más, esa mala palabra. Ser poseída, ser asida, agarrada, devorada, volverme ofrenda de amor. Ser tu amor, el “tu” más el “ya” de la necesidad de la inmediatez del deseo amoroso. Así, sin vueltas, reformulan un deseo distinto a esta realidad donde parece estar de moda fluir y escaparse al ser, al poseer que genera estornudos. Sí, a plena seducción este single se escurre, va por todo en un aullido de entrega, una pegadiza entrega. Claro, al menos por un rato, o no. Ya bien lo decía Barthes, apenas encontramos a nuestre amade, esx que nos enloquece, a esa singularidad, ese mechón, esa mirada especial, ese diente rajado, nuestre amade se nos vuelve tan pero tan unique o sea adorable, irresistible. Porque es esx y no otrx. Mi deseo tutti atravesado por mi adorable a quien entrego toda, toda mi atención y me arranca lo indecible: tuya.
Acompaña a esta rebeldía “Donde Iremos”, una melodía con el mismo beat hipnótico un tanto más suave y cósmico. Tiene un ritmo de letargo, de espera, donde la pasión se encuentra en pleno viaje, sin rumbo fijo, una pulsión que va camino a las estrellas sin destino, ni tiempo. La única condición es que la melodía abrace este viaje de amor sin importar adónde llegar. Resumiendo: la búsqueda de un orgasmo prolongado que no se preocupe por el más allá.
Ambos temas “Tuya” y “Donde Iremos” invitan a la experiencia no solo acústica sino performática de un baile que las complete en la playa, en la oscuridad de una sala, a la luz de la luna o bajo la flama ardiente del sol. En cualquier caso, a cerrar los ojos, escuchar y bailar que queda mucho verano.