“Esperamos 40 años para saber que andaba por acá. ¿Cómo no vamos a esperarla a ella a que se acomode ante semejante noticia?” Adriana Moyano se sobrepuso a “días sin parar de llorar” desde que le confirmaron que la hija de su hermana María del Carmen y su cuñado Carlos estaba viva y había sido encontrada, y casi que se dio por hecha: “Es la mejor noticia”, definió. Su concuñada Elsa, hermana de Carlos, seguía, también, “apabullada de alegría” tras enterarse del hallazgo de la “Nieta 127”, su sobrina. “Que ella ponga la hora y el lugar para encontrarnos, para hablar de amor, como dice la canción, de amor de familia”, aclaró ayer al finalizar la conferencia de prensa en la que Abuelas de Plaza de Mayo confirmó la primicia.
Ninguna de las tías sabe demasiado acerca de la joven que el martes pasado supo, por vía judicial, que sus verdaderos padres son María del Carmen Moyano y Carlos Poblete y no el matrimonio que la crió y trató como hija propia casi toda su vida. Casi. Porque esa joven, que tiene 40 años y algunos meses, compartió sus primeros 8 días con “Pichona” en algún resquicio de la Esma. “No sabemos ni siquiera su nombre, pero nos colma la alegría de saber que existe, que está ahí, era lo que más queríamos. Ahora que ella se tome el tiempo para pensar, para reconstruir su historia, acá estaremos para abrazarla cuando ella quiera”, insistió Elsa.
En cambio, ambas ayer describieron frente a la prensa a la familia biológica de la nieta 127. “María del Carmen era una persona muy generosa”, describió Adriana. Explicó que le llamaban “Pichona” por ser la menor de tres hermanas y un hermano nacidos, criados y habitantes aún de la provincia de Mendoza, el mismo territorio adonde fue llevada la joven cuando fue apartada de su mamá. “Pichona” nació en Godoy Cruz en 1954. Era aficionada al deporte y “buena alumna”. Combinó su formación en Farmacia y Bioquímica y su trabajo como empleada administrativa con la militancia barrial. “Siempre le gustó trabajar en los barrios pobres. Desde acción católica”, señaló Adriana. Ayudó en la villa San Martín, codo a codo con un sacerdote que luego sería desaparecido.
Cuando se complicó el ambiente en Mendoza, “Pichona” decidió mudarse a San Juan. Allí conoció a Carlos, “un joven lleno de ideales, fuerte y convencido, que luchó hasta su muerte por una sociedad más justa” que vivía allí junto a su numerosa familia. Elsa, la que viajó a Buenos Aires, es la menor de un grupo de once hermanos.
La nieta 127 “tiene muchos tíos que la esperan, muchos primos, muchos sobrinos”, añadió. Lo que no tiene son abuelos. Para cuando sus padres fueron secuestrados, solo vivía el padre de su madre, que “presentó innumerables hábeas corpus y la buscó hasta el último día”, contó Adriana, que del presente que vive “solo” lamenta que el hombre “no esté acá para disfrutarla”.
María del Carmen y Carlos militaron juntos en Montoneros. Vivieron juntos en San Juan y juntos, también, decidieron salir del país. Por esos días, “Pichona” llevaba ocho meses de embarazo. Para lograr salir del país debían llegar a Buenos Aires, objetivo que no llegaron a cumplir. Fueron secuestrados en Córdoba entre abril y mayo de 1977 y llevados a La Perla.
“La buscamos desde que perdimos contacto con sus papás”, mencionó Adriana. Las familias mantuvieron contacto con Abuelas de Plaza de Mayo y con el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos. Por los testimonios publicados en el Nunca Más supieron que María del Carmen había dado a luz en la Esma, entre fines de mayo y principios de junio de 1977. En el juicio por el plan sistemático de apropiación de bebés que culminó, en 2012, con fuertes condenas, Adriana informó que se enteraron del nacimiento a través del testimonio de Sara Solarz de Osatinsky y Ana María Martí. “Las chicas nos dijeron que había sido una nena, que había nacido sana y con buen peso, que el que había nacido con bajo peso fue el bebé de la otra chica que parió con ‘Pichona’”, reconstruyó ayer Adriana. Ese otro bebé era Jorge Castro Rubel, que recuperó su identidad hace algunos años. Las familias Moyano y Poblete también supieron por las sobrevivientes que Pedro Bolita (Carlos Gaitán) retiró a ambos bebés. “Gracias a la vida que puso a dos testigos cerca de Pichona durante su parto en la Esma”, remarcó Elsa ayer.
Las tías también agradecieron “saber que está viva y bien”. “Ella es parte de María del Carmen y Carlos, la esperamos con los brazos abiertos desde el momento en que supimos que iba a nacer, la amamos. Que se quede tranquila que cuando ella esté lista aquí estará nuestro abrazo”, le dedicó Elsa. “Estamos con nuestro corazón abierto. No se cerró en 40 años, no se cierra más”.