Dos amigas, algo para decir, una guitarra, tres acordes, un tacho de batería sobre ladrillos y un micrófono atado un palo: así, tal como recuerdan con una sonrisa las chicas de Ruidas, comenzó todo a principios de 2016. El resto se dio de manera natural al ritmo de sus canciones, melodías contagiosas con estribillos cantados a coro y pulso sostenido por un ímpetu punk y algo de la desprolijidad característica del low-fi, todo a través de esa complicidad creativa despojada de poses pretenciosas que suelen traer consigo los años de amistad. Enseguida llegaron las ganas de ampliar su sonido sumando a una bajista, los ensayos posteriores en La Plata en los estudios de Tom Quintans –cantante de Bestia Bebé–, un EP grabado en Moloko Vellocet y producido en México por Luis Fara Domínguez de Quiero Club, la participación en el compilado de bandas iberoamericanas Perdón junto a El Mató a un Policía Motorizado y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, una aparición estelar en el cómic Struwwel Patrol de Pedro Mancini y los shows en el under platense y porteño con ese arsenal de canciones guitarreras que en vivo se funden con animaciones realizadas por dibujantes ligadas al mundo del fanzine actual.

   “Somos de la época del remix total, con mucha data que llega y que inevitablemente se mezcla y le da forma a lo que hacemos”, afirma Victoria, más conocida como Vitro Hache, guitarrista y cantante de Ruidas, durante una charla en el departamento que funciona como base de operaciones de la banda en Villa Crespo (la otra guarida se encuentra en La Plata). Andrea, alias Niño Niña, baterista y también cantante del trío que se completa con Min H. Felt en bajo, completa la idea: “Hay toda una tradición de bandas con integrantes que sin ser grandes músicos van y tocan igual, y creo que eso fue importante como punto de partida para nosotras: sabíamos que tocar era una posibilidad y que no teníamos que pedirle permiso a nadie para hacerlo, y así armamos no sólo la música sino también nuestras fechas, las gráficas y todo lo demás”.

   La banda comenzó a gestarse algunos años antes de aquel estudio improvisado a pulmón, más precisamente en 2010, cuando Vitro y Andrea se conocieron luego de que cada una se lanzara por su cuenta a la aventura de vivir y estudiar lejos de sus hogares. Hoy que al fin lo hicimos/ terminamos rotos/ yendo contra el aire/ que empuja a seguir con lo mismo, canta Vitro en “Explota”, una de las canciones del EP, y la idea de alguna manera narra el camino que las chicas recorrieron hasta llegar acá: Andrea había viajado hasta Buenos Aires desde Santiago de Chile y Vitro desde 9 de Julio, la localidad bonaerense ubicada a 300 kilómetros de Capital. “En mi ciudad o te ponías a trabajar o si podías estudiabas y te bancabas sola, pero no había mucho más para hacer”, recuerda Vitro, hoy a una materia de recibirse en Diseño y Multimedia en La Plata. “No había una movida muy grande de bandas, de hecho algunas que me gustan de allá las conocí ya de grande, como Perro ‘e Sulky, que tiene con un estilo muy de campo que está buenísimo, me encanta. Mi hermano también toca y tuvimos una banda punk con él, pero siempre mirando a bandas de afuera o de Buenos Aires: ya teníamos internet así que por supuesto recibíamos mucha información de lo que pasaba”. Andrea, a punto de recibirse en Ciencias de la Comunicación, también tiene sentimientos encontrados acerca de la ciudad donde creció: “Santiago es pequeño, conservador, muy lindo, muy limpio, es como una ciudad de película distópica donde todo parece estar bien pero después no sé si tanto. Nací justo en la democracia que llegó después de diecisiete años de dictadura, y es como que la vida nocturna y de bandas había quedado a medio camino. Ahora por suerte hay una gran movida con cosas muy interesantes. En aquel momento no tanto, pero así y todo se podían rescatar algunas bandas. Pánico y Congelador me marcaron, y la misma Javiera Mena: yo tenía quince años cuando la vi tocando sola con un sinte y una guitarra y me pareció increíble, me abrió la cabeza con respecto a lo que se podía hacer con la música”.

   Además de la influencia del cine, la literatura y la TV en sus letras (su canción “Mentiras del libre mercado” es un delicioso ejemplo en este sentido), las Ruidas están ligadas también al mundo del cómic a través de las proyecciones de sus shows en vivo, los diseños de tapa y flyers de Vitro y el trabajo que Andrea realiza junto a la historietista y fanzinera Agustina Casot en el armado del festival Vamos Las Pibas, el cual tuvo su primera edición en septiembre de este año con el propósito de agrupar y visibilizar el trabajo de mujeres historietistas: “El festival nació como un experimento para nuclear autoras en un medio donde las mujeres siempre han estado bastante ausentes, no por falta de habilidad o interés sino por invisibilización”, afirma Andrea. “La idea era generar un espacio para hacer visibles estos trabajos y también para conocernos entre nosotras. Nos preguntábamos dónde estaban las pibas que hacen historietas, que son el margen del margen en este medio que es tan pequeño. Algo interesante es que la explosión de mujeres historietistas ha nacido desde el fanzine. A patadas, como lo han tenido que hacer siempre. No es que las editoriales les estén abriendo puertas, ni menos que el medio sea menos machista, sino que están produciendo y ganando territorio sin pedirle permiso a nadie”. 

   Esa decidida actitud autogestiva es la misma que asumieron las Ruidas desde aquel comienzo con el tacho sobre ladrillos y el micrófono atado al palo. Sin embargo, lejos de hacer bandera de su espíritu amateur, ellas se muestran cada vez más decididas a crecer en todo sentido: “Para mí es súper importante crecer en banda, tocar cada vez mejor, grabar cada vez mejor, pero lo que más me importa son las canciones”, asegura Andrea, y concluye: “Creo que lo realmente disruptivo es que tu canción llegue, que se pueda escuchar, así que nos interesa sonar cada vez mejor. Siempre, por supuesto, con el foco en las canciones: eso es lo que más nos importa”.