Al menos 12 personas murieron y otras 14 resultaron heridas el domingo en un atentado suicida contra el funeral de un dirigente político local (foto) en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.
“En la explosión de hoy en la ceremonia funeraria el número de muertos aumentó a 12 y el de heridos a 14 personas” afirmó Attaullah Khogyanai, vocero del gobierno provincial, al advertir que la cantidad de víctimas podría aumentar porque varios de los heridos están muy graves.
El ataque ocurrió el domingo alrededor de las 14, cuando una multitud participaba del funeral de un dirigente político local en el distrito de Behsud. En ese contexto, un insurgente suicida hizo detonar los explosivos que portaba en su chaleco entre una multitud que despedía al ex gobernador del distrito de Haska Mena, también en Nangarhar.
Hasta el momento, ningún grupo insurgente reivindicó la autoría del ataque.
El jueves pasado un atentado suicida en Kabul contra un centro cultural de la minoría musulmana chiíta y reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) causó 41 muertos y 84 heridos.
Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, el gobierno afgano fue perdiendo terreno ante el talibán hasta controlar apenas un 57 por ciento del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán del Congreso de Estados Unidos. Esta falta de control real sobre el territorio se ve, por ejemplo, en la incapacidad de garantizar un sistema de educación universal, una de las principales promesas de Estados Unidos cuando invadió en 2001 e instaló un gobierno afín.
El vicepresidente del Consejo Provincial de Nangarhar, Zabihullah Zmarai, coincidió en señalar que los ataques a civiles son un intento por parte de los jihadistas de hacer “propaganda”, al verse diezmados por el avance de las fuerzas gubernamentales en la región. “Quieren presionar al Gobierno de cualquier forma posible y la forma fácil para ellos es atacar a los objetivos blandos, los civiles. De este modo quieren divulgar su propaganda y poner presión sobre el Gobierno”, señaló.
El presidente afgano, Ashraf Gani, condenó el atentado de hoy en Nangarhar y defendió que los ataques contra sitios de culto y congregaciones religiosas de los musulmanes son una falta de respeto al islam y sus prácticas.”Los terroristas en los meses recientes, atacando a civiles e instituciones del bienestar, han mostrado su enemistad con todas las etnias, religiones y el desarrollo del país”, concluyó el dirigente en un comunicado.