Luego de 500 días de búsqueda, la Guardia Civil española confirmó la muerte de Diana Quer, una joven de 18 años e hija de una argentina, que había desaparecido mientras vacacionaba en Puebla del Caramiñal, en Galicia. La mujer fue encontrada sumergida en un pozo de agua de una fábrica abandonada, sujetada con ladrillos de concreto y con signos de haber sido estrangulada. El caso, que conmocionó a España, había sido archivado ocho meses atrás por falta de pruebas pero se reactivó en Navidad: el principal sospechoso, José Enrique Abuín, intentó violar a otra joven; cuando fue detenido, confesó el asesinato de Quer.
Medios de toda España y de distintas partes del mundo esperaban ayer en el edificio de la Delegación de Gobierno de La Coruña. Al mediodía estaba pautada una conferencia de prensa en la que se iba a definir si la mujer que había sido hallada tres días atrás por la Guardia Civil de Galicia tenía relación con la joven madrileña desaparecida el 22 de agosto de 2016. Al comenzar su exposición, el coronel jefe de la Unidad Central Operativa (UCO), Manuel Sánchez Corbí, despejó todo tipo de dudas al indicar que el estudio de ADN practicado sobre los restos confirmó que se trataba de Diana Quer. Al lado suyo, Francisco Jambira Rodríguez y Santiago Villanueva, comandante de Guardia Civil y representante del gobierno respectivamente, aseguraron que el cuerpo jamás salió a la superficie del pozo porque “estaba atado a ladrillos de hormigón por cintura y hombros”. La víctima estuvo, al menos, 490 días bajo agua.
La conferencia luego se centró en un solo un nombre: José Enrique Abuín, más conocido por su apodo, El Chicle. “Desde noviembre de 2017 no tuvimos ninguna duda de que él (Abuín) estuviera detrás de la muerte de Diana”, dijeron las autoridades policiales. La Guardia Civil tenía el dato de que el geolocalizador del celular del imputado coincidía con el recorrido que había hecho Diana el día de su desaparición. Por ello concluyeron que ambos estuvieron en el mismo auto. Pero aún se necesitaban más pruebas, que llegaron el día de Navidad: en Boiro, otra localidad de Galicia, una mujer se presentó en la comisaría para denunciar un intento de secuestro en el mismo lugar donde había desaparecido Quer. La denunciante identificó a Abuín, quien fue detenido. En el interrogatorio, El Chicle se desdijo de su primera coartada (en la otra declaración aseguró que viajaba con su esposa el 22 de agosto de 2016), confesó el asesinato de Quer y dio detalles de donde había escondido a la víctima: en una ex fábrica de gaseosas, a 200 metros de la casa de su padre, en el pueblo pesquero de Rianxo.
“(Abuín) es un profesional de la delincuencia, en un terreno que domina”, estableció Sánchez Corbi. A su vez, el comandante de la Guardia Civil enumeró los antecedentes de abuso sexual de Abuín y aseguró que se van a reevaluar “casos de violación y de desaparición en la zona”, ya que se sospecha que El Chicle “podría haber cometido delitos similares”.
El 22 de agosto de 2016, Diana Quer se retiró de una fiesta de Puebla del Caramiñal. “Me están siguiendo”, mandó por Whatsapp a una amiga suya. La última información de su celular la ubicó en el puente de Taragoña. Al principio, los medios españoles (y algunos argentinos) pusieron el foco en su familia, algo que fue descartado por los investigadores. Meses más tarde, luego del hallazgo del celular en un río y del análisis de dos millones de datos de teléfono y cuarenta cámaras de seguridad, se identificaron dos autos en ese puente: uno era manejado por Abuín. En diciembre de ese año, el sospecho dio su primera coartada, que fue ratificada por su esposa, su cuñada y el esposo de esta última. En abril del 2017 el juez Félix Isaac Alonso dictó el sobreseimiento provisional por la falta de avances en la investigación.
A un año de la desaparición, cientos de agentes de la Guardia Civil hicieron una recreación exacta de la fiesta de Puebla del Caramiñal y determinaron que el auto de Abuín también coincidió en horario con Quer en el puente de Taragoña. Luego de la denuncia de la mujer y la confesión de El Chicle, los policías llamaron a la madre de la joven, argentina oriunda de La Plata, para asegurarle que detuvieron “al asesino de su hija”. Recién ayer, 2 de enero, el juez decidió reabrir la causa.