El Gobierno tuvo un respiro. El freno al dictamen de reforma del impuesto a las Ganancias, la postergación de la sesión de hoy y el inicio de una negociación con la CGT y otros sectores fue vivido como un triunfo moderado dentro de la Casa Rosada. Internamente, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se anotó una victoria sobre el ala más intransigente del oficialismo. En concreto, el Gobierno consiguió ganar tiempo: una semana, o quizás incluso postergar el tema para el año que viene, como era su plan inicial.
La suerte del macrismo comenzó a cambiar en una reunión por la mañana de ayer en el Senado en la que estuvieron Frigerio; su segundo, Sebastián García De Luca; el diputado Luciano Laspina, y el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó. Del lado opositor, estuvo Miguel Pichetto. En ese encuentro comenzó a abrirse la posibilidad de que frenaran el dictamen.
“Esa reunión fue clave”, indicaron en el Gobierno.
Estaba rindiendo sus frutos la estrategia que habían elaborado de bajar la amenaza del veto presidencial, pero subir a su vez la de cortar los ATN y las obras para las provincias. Esto implicaba 30 mil millones de pesos para las provincias que serían redireccionados a tapar el bache que dejaba Ganancias. En la negociación con los gobernadores estuvo haciendo horas extra el vicejefe de Gobierno Diego Santilli, peronista al fin.
El acuerdo con las provincias se plasmó a la tarde en un acta que firmaron los ministros de Economía de 21 provincias más el Gobierno porteño (los macristas destacaban las firmas de Santa Cruz y Chubut). Tras un encuentro con Frigerio, en el que les volvió a detallar el fuerte costo fiscal que tendría el proyecto opositor (al que el macrismo le podía sumar el recorte de fondos nacionales), los ministros de Economía firmaron un documento que dice: “Habiendo conocido el impacto fiscal del proyecto que recibió media sanción solicitan al Congreso posponer el tratamiento en el recinto hasta tanto se pueda evaluar el efecto sobre las finanzas públicas nacionales, provinciales y municipales”. Entre otras cosas, sugirieron evaluar el impacto sobre las inversiones.
En el Gobierno evaluarán hoy cómo seguirá la negociación. A priori, no tenían previsto convocar una mesa multisectorial, sino tener negociaciones separadas con gobernadores, legisladores y gremios. “Con la CGT, ya arrancamos”, decían ayer. En caso de que las negociaciones fracasaran, en Balcarce 50 prevén ir con un proyecto propio al Senado, que estaría refrendado por los gobernadores.
“Cambió el escenario y paramos la pelota. Tenemos muchos gobernadores apoyándonos. Ellos no tenían los votos para el dictamen ni los dos tercios”, advertían en la Casa Rosada, donde todavía eran moderados con los festejos: el partido todavía no terminó. “Se cumplió el objetivo inicial, que era ganar tiempo. Ahora vamos por algo más consensuado”, evaluaban. Apenas un alivio después de la derrota que habían sufrido en Diputados. En el Senado, en tanto, el oficialismo consiguió trocar una sesión en la que se discutiría la reducción del impuesto de Ganancias a un sector de los trabajadores por el tratamiento del proyecto destinado a reducir los juicios por accidentes laborales. Toda una señal de los tiempos que corren.