La justicia de Chile sobreseyó al hijo de la presidente Michelle Bachelet, Sebastián Dávalos, en un caso de corrupción y tráfico de influencia en el que la principal imputada es su esposa, Natalia Compagnon.
Dávalos, sobreseído por la Corte de Apelaciones de Rancagua, estaba sospechado de ayudar a una empresa de su esposa, Caval, para que pueda obtener un crédito por más de 10 millones de dólares aprobado poco después de que su madre ganara la elección presidencial de 2013. También se le imputaba influir para modificar las normas sobre uso del suelo de un terreno adquirido por Caval con ese crédito, con el objeto de aumentar su valor de mercado. La Cámara falló que no hubo irregularidades en el préstamo ni contactos políticos indebidos para hacer aprobar el cambio de zonificación.
Tras conocer la resolución del tribunal, Dávalos leyó un comunicado en el que acusó de corrupción a la fiscalía que había llevado adelante el caso. “El caso Caval dejó de ser hace mucho tiempo un caso penal y es a todas luces un caso político, en el que se nos ha enjuiciado y sentenciado comunicacionalmente a mí y mi familia, sin existir juicio alguno”, denunció Dávalos. “No me extrañaría que la muy corrupta Fiscalía trate de formalizarme por un delito inexistente a modo de represalia”, indicó el hijo de la Jefa de Estado.
Dávalos anunció una querella ante los tribunales contra el Ministerio Público por supuestas filtraciones a los medios de comunicación, y acusó a los investigadores de intentar mantenerlo en “un estado de incertidumbre procesal”.
Al momento de ocurrir los hechos por los que se lo juzgó, Dávalos era funcionario ad honorem de la Dirección Económica de la cancillería.
El caso Caval, que afectó severamente la popularidad de Bachelet, tomó estado público en febrero de 2015, cuando la revista Qué Pasa publicó que el crédito del Banco de Chile fue aprobado al día siguiente del triunfo electoral de la mandataria. De acuerdo con las revelaciones de la revista que dieron inicio a las acciones judiciales, en medio de la campaña presidencial de Bachelet para retornar a La Moneda en 2013, Dávalos acompañó a su esposa, Natalia Compagnon, a una reunión con el vicepresidente del Banco de Chile, Andrónico Luksic, uno de los hombres de mayor fortuna del país. El objetivo era conseguir un crédito de unos 10 millones de dólares para la empresa Caval Limitada, de la que Compagnon era dueña en un 50 por ciento de las acciones y en la que Dávalos se desempeñaba como gerente de proyectos. El crédito finalmente fue aprobado, pese a que la compañía era pequeña y no contaba con una historia crediticia a la altura del préstamo solicitado. El negocio consistía en comprar unos terrenos en Machalí, a unos cien kilómetros al sur de Santiago, que se revalorizarían si se aprobaba un cambio en el plan regulador que venían discutiendo las autoridades locales para permitir la explotación inmobiliaria de terrenos originalmente marcados como rurales.
Según el diario El País de España, cuando se develó la trama, Dávalos fue empujado a renunciar debido a la crisis política que se desató en el corazón del Ejecutivo. El estallido del caso contribuyó a la caída en picada de la popularidad de Bachelet -que llegó a un mínimo histórico de un 15 por ciento- y provocó una paralización del Gobierno durante buena parte de 2015. El caso Caval, a su vez, generó que se quebrara la relación de confianza entre la presidente y su principal colaborador, el exministro del Interior Rodrigo Peñailillo, que posteriormente fue alejado de su cargo.
A pesar del sobreseimiento en el caso Caval la Fiscalía sigue investigando los negocios de la nuera de la presidenta, quien ha sido procesada por presuntos delitos tributarios vinculados a declaraciones de impuestos falsas. A mediados de 2017, Compagnon, de 34 años, debió recurrir en reiteradas ocasiones a la Justicia para que le permitiera viajar al extranjero junto a su familia.