El gobierno de Corea del Norte reabrió ayer la comunicación con la vecina Corea del Sur, luego de dos años de diálogo cortado y tras la tensión de los últimos meses, producto de los ensayos con armas de Pyongyang y las respuestas belicistas del presidente estadounidense, Donald Trump, que anoche insistió en esa tesitura.

El llamado norcoreano responde a la voluntad de retomar el diálogo expresada por su líder, Kim Jong-un, en su reciente mensaje de Año Nuevo, recogido rápidamente el martes por Seúl al proponer una reunión de alto nivel para el martes próximo, para tratar la posible participación de Pyongyang en los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur.

A las 15.30 hora local, en la madrugada argentina, se dio el primer contacto oficial desde febrero de 2016 y duró alrededor de 20 minutos. Según el Ministerio de Unificación del sur, que confirmó la noticia, la comunicación giró en torno a cuestiones técnicas.

En cambio, desde el Norte dieron más pistas. Ri Son-gwon, de la agencia de asuntos intercoreanos en el Norte, aventuró en un mensaje por la radio y la televisión estatal un contacto “estrecho y sincero” para abordar el “potencial envío” de una delegación norcoreana a los Juegos de PyeongChang, del 9 al 25 febrero. La comunicación oficial estaba trunca hace dos años en protesta por el cierre del complejo industrial intercoreano de Kaesong, decidido por el anterior Ejecutivo surcoreano y como castigo por las pruebas nucleares y con misiles del norte.

El pie para reanudar el contacto lo dio el 31 de diciembre pasado el líder norcoreano. “Cuando se trata de las relaciones Norte-Sur, debemos reducir las tensiones militares en la península coreana para crear un entorno pacífico”, dijo Kim en un inusual gesto con sus vecinos y le pidió a Seúl que elija ese camino en lugar de “ser parte” de las medidas de su socio Estados Unidos, que “amenazan la paz y la seguridad”.

Sin embargo, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, que asumió en mayo pasado, ya venía tejiendo una política de seducción con su vecino. Incluso insistió en que Pyongyang participe en los Juegos, una oferta ignorada hasta el pasado lunes. Se desconoce si Pyongyang tiene intención de incluir en su delegación para PyeongChang a árbitros y a atletas, algo que sí hizo en los Juegos Asiáticos celebrados en la ciudad surcoreana de Incheon en 2014.

Tras ese discurso conciliador, los del sur redoblaron la apuesta y propusieron la reunión en el marco de la cita deportiva para el próximo martes, en la aldea de Panmunjom, en la frontera entre ambos países, dentro de la Zona Desmilitarizada, lugar habitual de este tipo de encuentros. 

La presencia de los norcoreanos no quedó confirmada aún, aunque Ri aseguró que su líder “agradeció y recibió positivamente” el apoyo de su par surcoreano a la oferta.

Los únicos deportistas norcoreanos clasificados para PyeongChang son los patinadores artísticos Ryom Tae-ok y Kim Ju-ik, que no fueron inscriptos por su país aunque recibieron una invitación especial del Comité. 

Desde Seúl, el portavoz del presidente, Yoon Young-chan, celebró la noticia del contacto en un comunicado y sostuvo que “muestra un avance hacia una situación en la que la comunicación sea posible en todo momento”.

En caso de producirse el encuentro de alto nivel, sería el primero de este tipo en más de dos años entre los dos países, que tras la guerra de tres años iniciada en 1950 lograron un cese del fuego pero nunca firmaron la paz, y llegaría tras meses de especial tensión por las pruebas armamentistas de Pyongyang.

No obstante, el alivio de las históricas tensiones entre los vecinos está atravesado por la relación con Estados Unidos, aliado de Seúl y enemigo de Corea del Norte. En el mismo discurso que abrió posibilidades a un diálogo con su vecino, Kim le advirtió a Washington que él que posee “un botón nuclear” en su escritorio y que su país seguirá adelante con su programa de desarrollo atómico para mantener un elemento que disuada a Estados Unidos de realizar una invasión.

Trump recién ayer respondió en su cuenta de Twitter, avivando la retórica belicista a la que juegan desde que asumió, hace un año. “Kim Jong-un dijo que el botón nuclear está siempre en su escritorio. ¿Podría alguien de su hambriento y mermado régimen decirle que yo también tengo un botón, pero que el mío es mucho más grande y más poderoso que el suyo y que funciona?”, provocó.

En contraste, China saludó la reanudación de la comunicación intercoreana y dijo que deben “aprovechar la tendencia positiva y encontrarse en un punto medio”, según el vocero de Exteriores chino, Geng Shuang. Jugando al arbitraje, China invitó a “mostrar mesura” y a verter comentarios útiles “para aliviar la tensión”, respecto de los cruces entre Kim y Trump.

Según analistas, con este diálogo Pyongyang busca una fisura en la alianza de Seúl y Washington, en procura del levantamiento de las sanciones surcoreanas.

Tras el último ensayo norcoreano de un misil intercontinental a finales de noviembre, el Consejo de Seguridad de la ONU endureció las sanciones contra Corea del Norte con restricciones a la venta de gasolina, diésel y crudo pesado.