Decenas de miles de manifestantes marcharon ayer en numerosas ciudades de Irán en apoyo del Gobierno y para contrarrestar las protestas por la situación económica y en reclamo de reformas políticas que marcaron la última semana, con un saldo de una veintena de muertos y más de mil arrestados en ese país.
En tanto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, persistió ayer en su defensa a los opositores y en el firme respaldo de Washington contra el “gobierno corrupto” de Irán.
La manifestaciones progubernamentales más importantes, cuyas imágenes fueron retransmitidas en directo por la televisión estatal, sucedieron en las ciudades de Ahvaz, Kermanshah, Bushehr, Abadan, Gorgan y Qom, donde los manifestantes portaban carteles en los que le pedían al gobierno -electo y supervisado por clérigos- que preste atención a las demandas de la población.
No obstante, medios locales informaron que también, en coincidencia con la posición adoptada por el gobierno iraní, los manifestantes gritaban “¡Muerte a Estados Unidos, muerte a Israel!”, y reclamaban el cese de las protestas opositoras. Paralelamente, videos subidos a las redes sociales mostraban que los disturbios -iniciados el pasado 28 de diciembre- continuaban en varias localidades pequeñas ligadas productivamente al campo.
El presidente Rohani dijo que esperaba que las manifestaciones terminen “en unos días”. El jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Mohammed Ali Jafari, afirma poder anunciar “el fin de la sedición”, y asegura que el número de manifestantes antirrigimen “no superó los 15.000 en todo el país”.
Los medios estatales todavía no confirmaron estas protestas, pero indicaron que en la capital la situación está tranquila, mientras las autoridades bloquearon en los últimos días el acceso a redes sociales y de mensajería en un intento por contener los disturbios. Trump, en tanto, siguió utilizado la red social Twitter para criticar al régimen de los ayatollah, con lo que volvió a poner en cuestión el futuro y la sostenibilidad del acuerdo nuclear celebrado entre las potencias y Teherán en 2015, que frenaba la escalada nuclear en la región más explosiva del planeta.
“Mucho respeto al pueblo de Irán en su intento de recuperar su corrupto gobierno. ¡Verán un gran apoyo de los Estados Unidos en el momento adecuado!”, escribió el mandatario.
Ya el martes Trump había subido el tono al comentar que el pueblo de Irán “está finalmente actuando contra el brutal y corrupto régimen. Todo el dinero que el presidente Obama les dio de forma alocada fue al terrorismo y a sus bolsillos. La gente tiene poca comida, mucha inflación y carece de derechos humanos. ¡Estados Unidos está vigilando!”.
Se trata de una jugada riesgosa, que proporciona argumentos a Teherán, que culpa al “enemigo exterior” de las protestas, y en la que le costará mucho granjearse apoyos en un país que siente a flor de piel la humillación del veto migratorio impulsado por el mandatario.
Alemania, en tanto, abogó ayer por el respeto al derecho a la libertad de expresión y de reunión en Irán, y pidió a las autoridades del país que las fuerzas de seguridad no usen la violencia contra los manifestantes que protestan en las calles. En rueda de prensa, la viceportavoz del Ejecutivo, Ulrike Demmer, admitió que Berlín sigue de cerca y con “preocupación” la evolución de los acontecimientos.
Poco antes, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, habló ayer por teléfono con el presidente iraní, Hasan Rohani, a quien subrayó la importancia de la estabilidad en Irán. Erdogan subrayó la importancia del derecho de los ciudadanos a protestar pacíficamente, siempre y cuando no se viole la ley, indicó la fuente. El presidente iraní manifestó a Erdogan su esperanza de que las protestas finalicen en los próximos días.
La ola de protestas -de una magnitud que no se veía en el país desde la crisis poselectoral de 2009- comenzaron el jueves en la ciudad religiosa de Mashad, uno de los bastiones del principal rival electoral del presidente Rohani, el conservador Ibrahim Raisi.
Pero poco a poco se fueron extendiendo por otras partes del país, inclusive en Teherán y otras grandes ciudades, donde los reformistas tienen más fuerza y sumaron otro tipo de reclamos.
Ayer, el ministro de Educación de Irán, Mohamad Bathaí, indicó que un gran número de los arrestados en las protestas son jóvenes y muchos de ellos, estudiantes. “Todavía no hay estadísticas exactas respecto a que cuántos de ellos fueron estudiantes”, pero “hoy haremos un seguimiento respecto a este tema con el Ministerio del Interior y en otras instituciones de seguridad”, dijo Bathaí.
Al menos mil personas fueron arrestadas en diferentes ciudades del país desde que el jueves, aunque esa cifra puede ser mayor, ya que muchas provincias no facilitaron aún datos al respecto.
El martes, el líder supremo iraní, el ayatollah Ali Jamenei, culpó a los enemigos de Irán de usar recursos y “aparatos de inteligencia” para desatar las movilizaciones iniciadas el jueves, que ya suman unos 21 muertos.
“El enemigo siempre está buscando una oportunidad y cualquier fisura para infiltrarse y golpear a la nación iraní”, agregó sin dar precisiones sobre quiénes son esos “enemigos”.
En tanto, la Organización de la Promoción Islámica de la provincia de Teherán convocó manifestaciones para el viernes destinadas a condenar las protestas antigubernamentales.