El fiscal Sergio Rondoni Caffa, que investiga el crimen de Fernando Pastorizzo por el cual está detenida su ex novia Nahir Galarza en la localidad entrerriana de Gualeguaychú, informó ayer que cinco días antes del homicidio, ocurrido el 29 de diciembre, los jóvenes mantuvieron una pelea a golpes en la puerta de un boliche. El fiscal aseguró que para avanzar con la investigación espera obtener información de las pericias de los celulares de los jóvenes, que ya fueron secuestrados. Galarza, de 19 años, está detenida en prisión preventiva desde el martes imputada por “homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por el vínculo” con el joven, de 20 años. El fiscal advirtió que “está en análisis una imputación por alevosía” y que aún resta determinar de forma fehaciente el vínculo que había entre los jóvenes.
“Hubo un problema entre ellos en Navidad y la fiscalía ha acreditado que ese día el fallecido y ella estuvieron juntos el 24 a la noche”, explicó Rondoni Caffa, y apuntó que se trató de “una discusión que se dio fuera de una discoteca, con una pelea a golpes”. Según declaraciones de testigos, “ella le pegó a él, pero también él le había pegado en la cabeza a ella; había una situación violenta de ambas partes”, detalló el fiscal. El crimen ocurrió el 29 de diciembre, cinco días después de la pelea, motivo por el cual Rondoni Caffa consideró que “tiene que haber alguna explicación para que se volvieran a ver”. Para investigar lo que pasó durante esos días, el fiscal aguarda por el resultado de la revisión de los celulares y otros dispositivos electrónicos de ambos jóvenes, en los que se buscará información de mensajes por WhatsApp, Instagram y Facebook, que, adelantó, podrían aportar datos al expediente judicial. “Si él (por Pastorizzo) sufría alguna cuestión de violencia, se lo habrá dicho a los amigos”, afirmó Rondoni Caffa.
El martes, el juez de Garantías de Gualeguaychú, Guillermo Biré, dictó la prisión preventiva por 60 días de la joven, horas después de que fuera dada de alta del área psiquiátrica del Hospital Centenario de esa ciudad, en donde permanecía internada desde el día del crimen. El juez consideró que había elementos para imputar a Galarza por “homicidio doblemente agravado por la relación de pareja y por el uso de arma de fuego”, el arma reglamentaria de su padre policía. El fiscal indicó que todavía no pueden determinar el vínculo que existía entre los jóvenes dado que, al confesar el crimen, Galarza “manifestó que cada uno hacía lo que quería” y que “habían sido novios, dejaron de serlo, pero de vez en cuando se veían”.
Rondoni Caffa sostuvo, además, que “está en análisis una imputación por alevosía”, es decir, que la víctima estaba en estado de indefensión al momento del crimen, lo cual “no se acreditó” aunque “no significa que no haya existido”. “Por lo que existe en el legajo, ella referenció que en el lugar del hecho le efectuó los disparos mientras iba con él en la moto”, precisó el fiscal, a lo que añadió que aún falta que Galarza aporte detalles sobre el hecho.
En los peritajes planimétricos realizados en el lugar y sobre la moto de la víctima, las huellas que dejaron las cubiertas revelaron que en un momento el vehículo se tambaleó y luego cayó. Por ese motivo, los investigadores estiman que “estaban los dos arriba de la moto por una calle de tierra, ahí se efectúa el primer disparo y durante la caída se debería haber producido el segundo”, dijo el fiscal. Para definir si existió el agravante de alevosía, entonces, “hay que ver cuál es el disparo que verdaderamente lo mató”, agregó. Esto podrá definirse con los resultados finales de la autopsia.