En la provincia de Buenos Aires las empresas mandan despidos con el apoyo de la infantería. Los trabajadores de Envases Del Plata encontraron ayer a la Policía Bonaerense desplegada alrededor de la planta, donde al presentarse a tomar su turno veinte operarios fueron notificados que no podían ingresar porque la firma había prescindido de sus servicios. La metalúrgica es una compañía líder en la fabricación de envases de aluminio: se trata de una de las dos proveedoras argentinas que abastecen a Unilever. En reclamo por la reincorporación de los despedidos, sus 400 trabajadores paralizaron la producción y mantienen además una protesta en los portones de ingreso.
El envío de la Bonaerense –con patrulleros, grupos antidisturbios y efectivos con ropa de fajina– para meter presión en un conflicto estrictamente laboral ocurre en el municipio de Morón, la intendencia de Ramiro Tagliaferro, ex marido de la gobernadora María Eugenia Vidal. En la vereda de la calle Marconi al 1000, en medio del retumbar de los bombos, el delegado Agustín Colovos hace un racconto de la situación:
“El 80 por ciento de lo que producimos acá son envases de aerosol, como los de los desodorantes Rexona y Dove. También hacemos el papel de alumnio del interior de los paquetes de cigarrillo, y el envoltorio de chiclets. Nosotros, que estamos adentro y vemos lo que se produce, sabemos que estos despidos no responden a la crisis. El año pasado la producción bajó un 30 por ciento, la empresa cerró una planta en San Luis y con eso se estabilizó. Ahora lo que tenemos es un intento de flexibilizar las condiciones de trabajo. Quieren imponer la multifunción en dos áreas, mantenimiento y compactado. Están envalentonados con la ola amarilla”, asegura.
El conflicto viene jugándose como una pulseada que atravesó los últimos meses y escaló al compás del clima político. Si al costado de la planta espera la infantería, el telón de fondo que hoy tiene el mundo del trabajo es la reforma laboral impulsada por el macrismo. En este caso puntual, se discute si habrá flexibilización, o cuál será su alcance.
“En el área de compactado nos plantean que una persona haga el trabajo de dos. En mantenimiento también quieren hacer modificaciones, disponer de los trabajadores que se ocupan de un sector para que pasen a desempeñarse en todos de manera indistinta. Si lo aceptamos, esto termina en el achicamiento de la planta”, explicó el delegado de mantenimiento Jorge Villalba.
Un escalón de la pulseada fue la quita del bono de fin de año, que la oficina de personal condicionó a la aceptación de las nuevas condiciones de trabajo. La propuesta fue rechazada y el bono no fue pagado. También fue abierto un expediente ante la delegación de Morón del Ministerio de Trabajo, que no logró avances flexibilizadores. En las últimas semanas, uno de los delegados fue denunciado penalmente, con la acusación de que había proferido amenazas. Finalmente, luego de un cruce de intimaciones, llegaron los despidos.
Ubicada en una zona residencial de El Palomar, la fábrica da empleo a personas de varios municipios. La mayoría llegan de barrios menos favorecidos de José C. Paz, La Matanza, Merlo, Moreno o San Miguel. “Hoy cobramos sueldos altos y tenemos buenas condiciones de trabajo, que conseguimos con años de organización”, cuenta Colovos. Y grafica: “Acá entramos a trabajar en bicicleta, pero somos trabajadores hijos del bicentenario: en los últimos doce años levantamos los pisos salariales, pudimos comprar el auto, hacernos la casa. Pagamos ganancias. Esto es lo que estamos defendiendo”.
El paro fue decidido en asamblea durante el primer turno. A las seis de la tarde, cuando el último de los turnos entraba a cumplir su horario, los metalúrgicos hicieron una más para informar sobre las novedades del día. Habían tenido tres reuniones con la oficina de personal, sin llegar a un acuerdo. “Dicen que mientras siga el paro, van a ir mandando más despidos cada día”, señaló en el debate que se realizó del lado de adentro de la planta, pero contra el portón, y donde los presentes votaron continuar con la medida de fuerza. Los despedidos siguieron la escena desde el lado de afuera de las rejas.
La planta ahora paralizada funciona las 24 horas, en tres turnos. Su producción se detiene sólo cuatro días al año: en navidad, el 31 de diciembre, el 1 de mayo y el día del metalúrgico. Hace un mes, los trabajadores sumaron un día no previsto de inactividad, al adherirse al paro nacional convocado por la CGT contra la reforma previsional. Ese día también participaron de la marcha al Congreso con las banderas de la UOM, junto a la regional de la CGT, movilización que logró, palos y gases mediante, la transitoria suspensión del tratamiento de la reforma, que finalmente seria aprobada por Diputados unos días más tarde.
A lo largo del día, como reflejo de las nuevas alianzas y el reacomodamiento sindical que se está produciendo en reacción a la ofensiva macrista, pasaron por Envases del Plata a llevar su solidaridad con los reclamos el titular del gremio de Curtidores, Walter Correa (de la Corriente Federal de los Trabajadores) y el de ATE Capital, Daniel Catalano. También estuvo el secretario general de la UOM Morón Sergio Souto.
Anoche, adentro seguía el paro y en la puerta un grupo de operarios mantenía una guardia. En las esquinas, también se mantenían en espera los patrulleros y camionetas de la policía.