620 mujeres presas que cumplen condena en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín, en Chile, esperan la visita del papa Francisco, que llegará a Santiago el 15 de este mes, para manifestarle las condiciones de hacinamiento y violencias que soportan, y para visibilizar otros tratamientos arbitrarios del servicio penitenciario, como traslados nocturnos repentinos a los pabellones donde se encuentran las internas de mayor peligrosidad. “En las cárceles de Chile y el mundo están las mujeres más pobres, las que han sido excluidas de familia, educación, salud. Ellas llegan a las cárceles porque las que tienen un buen abogado no van presas”, advierte la capellana del penal, Nelly León Correa. “Son las pobres entre las pobres”.