Que Miguel Osvaldo Etchecolatz haya recibido el año en su casa del Bosque Peralta Ramos, ese barrio ubicado al sur de Mar del Plata pudo haberle caído bien a él, a su familia y a los que consideran que los genocidas responsables de los crímenes de lesa humanidad sucedidos durante la última dictadura cívico militar son pobres ancianos maltratados en cárceles comunes, pero no a muchos más en la estrella balnearia bonaerense. “Hay un gran sector de la sociedad que no tolera volver a la impunidad”, asegura Yamila Zavala Rodríguez, abogada de las Abuelas de Plaza de Mayo locales, integrante de la Comisión Provincial por la Memoria, marplatense. La joven militante de derechos humanos integró el “amplio y variado” grupo de referentes de organismos y agrupaciones sociales que organizaron la movilización con la que “referentes políticos, sociales, gremiales y de derechos humanos de todo el país”, repudiarán mañana a la tarde el “fallo vergonzoso” con el que el Tribunal Oral Federal 6 le deseó al ex policía bonaerense un feliz año nuevo.
–La movilización se iniciará en los Tribunales Federales de la ciudad y culminará en la rambla. ¿Por qué lo definieron así, por qué no marchar hasta la puerta de la casa del genocida?
–Una de las consignas que elegimos para marchar es que la suma del Gobierno y los jueces da como resultado la impunidad para los genocidas. Eso es lo que creemos que está pasando. Creemos que comenzó un proceso de construcción de impunidad para estos delincuentes feroces a través del sistema de Justicia. Ejemplos son los fallos de la Corte como el del 2 por 1 o el fallo Fonteveccia. Vemos que la Justicia se somete a los nuevos designios del poder político. Los jueces deberían estar a la altura de la historia, tener el valor suficiente para sostener la independencia del poder político. Pero no la tienen. Marchamos justamente desde la puerta de los tribunales orales para interpelar a ese sistema. Y caminaremos hasta la Rambla donde están los lobos marinos, el lugar emblemático de la ciudad, más en tiempos de temporada de verano. Creemos que será una marcha masiva porque masivo es el repudio a la impunidad.
–Etchecolatz ya estuvo cumpliendo domiciliaria en Mar del Plata hace más de una década. ¿Es mayor ahora el rechazo a su presencia?
–Sí. En aquellos años hubo por supuesto un rechazo de los organismos, de los familiares de desaparecidos, de los militantes de derechos humanos y de algunos vecinos del Bosque que estaban incómodos. Pero en general, la reacción de la gente era de no meterse. Ahora hay conocimiento de la atrocidad de los hechos que cometió nada menos que Etchecolatz, y repudio abierto a su presencia en las calles de la ciudad, en el barrio. Cuando el 27 de diciembre se conoció la decisión del tribunal la reacción fue inmediata. El Concejo deliberante de Mar del Plata acordó unánimemente un rechazo público al arresto domiciliario. Sus vecinos también lo han rechazado. El Bosque Peralta Ramos es un barrio en el que viven muchas familias con hijos jóvenes, con niños. Los vecinos están verdaderamente consternados. Como sociedad no podemos permitir esto, no podemos estirar nuestro umbral democrático. La sociedad tiene que involucrarse.
La reacción que graficó Zavala Rodríguez se convirtió en acción rápido. No bien Etchecolatz llegó al barrio marplatense lo recibió un escrache. La gente no para de pasar por su casa, los más tímidos miran solamente, indicó la abogada. Hay colectivos que se sacan fotos con mensajes de repudio. Esta mañana habrá una conferencia de prensa en el Concejo deliberante y por la tarde, los vecinos del Bosque realizarán una caravana que culminará en la puerta de la casa del ex jefe de la Dirección de Investigaciones de la Bonaerense durante la dictadura. Mañana la movilización repudiará su prisión domiciliaria y el domingo, además de un escrache en el barrio, Etchecolatz escuchará el testimonio en el que, días antes de ser nuevamente desaparecido, Jorge Julio López contó la brutalidad del ex policía en acción. Zavala Rodríguez perfiló el nivel de indignación que marca el termómetro marplatense: “Hay víctimas directas de Etchecolatz viviendo acá, muy cerca de él, de hecho. Lo vergonzoso, además de que lo traten de paciente moribundo, es que el tribunal no consultara a estas víctimas antes de tomar esa decisión”. Se sumó al enojo el momento en el que los jueces decidieron otorgarle la domiciliaria: “La dictaron a fines de diciembre, un mes bastante particular para los argentinos desde lo político, pero también desde lo operativo, macabro. Al límite de la feria, así que para discutirla hay que esperar a que vuelvan de las vacaciones los jueces, eso es todo un mensaje”, remarcó la abogada.
–Desde hace dos años Etchecolatz y su defensa lograron que cada tribunal que lo condenó o lo está investigando le habilite el beneficio de cumplir encierro en su domicilio. ¿Por qué creen que la Justicia está equivocada?
–Por que lo dicen informes médicos. Lo examinaron varios profesionales y ninguno dijo que está al borde de la muerte. Estamos hablando de un genocida que nunca se ha arrepentido de los crímenes que cometió, que se ha manifestado desafiante en cuanto a la desaparición de Jorge Julio López durante la democracia, que provocó a los familiares de víctimas en los últimos juicios a los que fue sometido. En algún momento Argentina fue ejemplo en el mundo en materia de política de derechos humanos y ahora se habilita a criminales de la talla de Etchecolatz a ir a su casa mientras se encarcelan personas casi sin pruebas, en pleno proceso de investigación. Ése es uno de los tantos retrocesos que está viviendo la sociedad en materia de memoria verdad y justicia y en ejercicio de derechos en general. El poder político señala el rumbo y los jueces marcan el camino de este retroceso. Hay que hablarle a las autoridades, tenemos que dejarles en claro que no pueden hacer lo que quieran.