A tono con las pretensiones del presidente Mauricio Macri, que quiere limitar las excarcelaciones de quienes participan de protestas, la Cámara Federal rechazó los pedidos para dejar en libertad a cinco personas que fueron detenidas en el contexto de la movilización del 14 de diciembre contra la reforma previsional. Uno de ellos, Esteban Rossano, es un chico de 19 años que ni siquiera participaba de la marcha sino que iba a comer al McDonald’s del Obelisco y se equivocó de estación de subte. Al bajar, se encontró con gendarmes que tiraban gases lacrimógenos, quiso ayudar a una mujer, y terminó preso. Otros dos detenidos son limpiavidrios que no tienen vivienda, y otros dos pertenecen a organizaciones anarquistas y fueron detenidos en la madrugada, ya del 15 de diciembre, cuando fueron a reclamar a la comisaría 4 por la libertad de sus compañeros. Los camaristas argumentaron que la investigación –en este caso a cargo de Claudio Bonadío– está en pleno desarrollo, que están tomando indagatorias a los 44 detenidos de ese día, que están en análisis registros fílmicos y teléfonos celulares. “La restricción de la libertad se presenta, de momento, como la única alternativa viable para garantizar los fines de este proceso”, dicen los jueces Eduardo Farah y Leopoldo Bruglia sin dar mayores explicaciones. Les imputan intimidación pública y coacción para frenar la sesión del Congreso que pretendía aprobar la ley que recorta jubilaciones, pensiones y asignaciones.
Rossano vive en Morón, es un aspirante a la carrera militar, su padre contó en un video que sale poco, pero de vez en cuando se acerca a Capital como salida. El 14 de diciembre estaba con un amigo, se dirigían a la zona del Obelisco a comer una hamburguesa pero bajaron antes del subte por equivocación. En la estación Sáenz Peña del subte A se toparon con un gentío, gritos y gendarmes tirando gases lacrimógenos. Quisieron ayudar a una mujer agredida y en medio del tumulto se les abalanzaron varios gendarmes. El amigo de Esteban simuló buscar a la madre e irse con ella. Los agentes lo dejaron ir. Rossano, en cambio, terminó detenido. Lo llevaron al edificio centinela, y cuando le devolvieron su mochila, adentro encontró dos piedras y panfletos de distintas organizaciones políticas que estaban pisoteados. En el momento de la indagatoria denunció que todo eso se lo habían plantado. Su papá asegura en el video que no tiene militancia en ninguna fuerza política o agrupación. “Aun teniendo fe en que el procedimiento no ha sido fraguado, la posesión de los panfletos y las piedras no pueden justificar un encierro preventivo”, señaló el abogado del chico, Adrián Albor, en uno de los escritos ante Bonadio. Para el juez, sin embargo, eran pruebas comprometedoras.
Entre este grupo de personas que llevan tres semanas detenidas, están también Juan Salomón Vallota y Sebastián Giancarelli, ambos viven en la calle y son limpiavidrios. Suelen estar por la zona del Congreso, y allí se encontraban el día de la primera movilización contra la reforma previsional, curioseando y levantando del suelo los casquillos de las balas de goma que disparaban policías y gendarmes.
Pablo Giusto y Diego Parodi pertenecen a organizaciones anarquistas. No fueron detenidos en la movilización sino a la madrugada del día siguiente cuando reclamaban la libertad de sus compañeros en la puerta de la comisaría 4. Otras personas que habían sido detenidas con ellos fueron liberadas. ¿Por qué Bonadío los dejó presos? A Giusto, porque dijo que cuando su defensa planteó la excarcelación su vivienda estaba siendo allanada, por lo tanto si era liberado podría supuestamente entorpecer el procedimiento y modificar el resultado. Era obvio que si resultaba liberado difícilmente llegara a su hogar antes del fin del procedimiento. De todos modos, a Bonadio le pareció razón suficiente para mantenerlo preso y la Cámara sostuvo esa decisión. En el allanamiento no encontraron nada. “Fue negativo”, como se dice en la jerga judicial. En el caso de Parodi, el argumento del juez para dejarlo detenido era que había ido a la indagatoria con una remera distinta a la que tenía cuando lo apresaron, que era negra. La que tenía cuando lo llevaron a tribunales era verde. Como la policía asegura que no le dio esa remera, el juez concluyó que fue un intento por modificar su apariencia para no ser imputado. El negro es característico del anarquismo. La realidad es que no tenía relevancia porque en la foto que le tomó la policía al llevarlo detenido tenía remera negra. A él también le allanaron su casa, pero Bonadio tampoco encontró nada. Las defensas de los presos apelarán y el próximo paso será que revise estas detenciones pendientes la Cámara de Casación.