“Uno de los últimos operadores de telegramas del mundo está de luto por la muerte del servicio, tras anunciarse en Bélgica que llegó a su final”, informa el diario The Telegraph (obviamente) y explica que –muy irónicamente– la noticia fue divulgada por Proximus, la compañía de telecomunicaciones estatal belga, a través de un... tuit. “Proximus termina con el telegrama tras 171 años ofreciendo un eficiente y leal servicio-punto”, rezaba el mensaje del 12 de diciembre, dando tiempo hasta el pasado 29 para que nostálgicos lo utilizaran por vez última. Aunque sea difícil imaginar que muchos se hubieran hecho eco: después de todo, apenas 8 mil telegramas se enviaron entre enero y noviembre de 2017. Ínfimo número de considerar cómo, 35 años atrás, se entregaban a razón de 1,5 millón... Aún más lastimoso es curioso dato: que el fin de la era (telegráfica) estuvo marcada por modesta celebración para los apenas ¡cinco! operadores que se encargaban de los envíos a lo largo y ancho de la mentada nación. 

“Aunque históricamente ha habido opciones para personalizarlo, incluyendo una fotografía o incluso acompañándolo por una botella de champán, gran parte del romance o la magia del telegrama ya se había perdido. Lejos quedaron los tiempos en los que hombres colgaban de la parte trasera de los trenes sacudiendo mensajes de gran importancia... En el último tiempo, las solicitudes llegaban por email, teléfono o fax, se escribían en una computadora y enviaban electrónicamente a la oficina más cercana de Proximus, donde se imprimían para luego mandarlos por correo postal en el tramo final”, advierte la web Atlas Obscura, y aprovecha la ocasión para recordar sus orígenes en el susodicho país europeo: “Establecido el servicio en 1846 siguiendo el tendido ferroviario Bruselas-Amberes, ya no importaba cuán rural era tu ubicación o cuán remota la locación del destinatario: podías comunicar nacimientos, muertes, casamientos, lo que quisieras, a la velocidad del rayo (en términos relativos, claro)”. 

El final, empero, ciertamente fue anunciado, en miras de más veloces, prácticas, modernas tecnologías. Como anota el citado The Telegraph: “Gran Bretaña, que inventó la telegrafía eléctrica en 1830, la abandonó en 1982. India, que antaño fuera el mercado de telegramas más grande del mundo, cerró el sistema en 2013, siete años después de que Estados Unidos enviara el último”. Ahora le tocó el turno a Bélgica... ¿Quién le seguirá?