Pensando en obras que me interesan, se me vinieron muchas imágenes a la cabeza. Generalmente, son esos trabajos que cuando unos los ve por primera vez, se siente totalmente impactado, como si ese encuentro detuviera el tiempo y uno se quedara encantado frente a la imagen. En esta difícil tarea de elegir una obra entre tantas otras de las cuales soy fan, me inclino por revisitar y profundizar en el arte argentino. La obra elegida es El obrero encadenado (San Sebastián) de Antonio Berni, para mí, el artista más importante y significativo del arte argentino. 

Esta pintura del año 1949 siempre me llamó la atención y me trajo recuerdos de mi infancia en el barrio de Liniers. Ubicado en el cruce de los márgenes de provincia y capital, este barrio es barroco por definición y sus calles son escenarios donde todos los días miles de trabajadores viajan y pueblan las terminales de colectivos y la estación de tren. En este mismo barrio se encuentra la iglesia de San Cayetano, donde todos los sietes de cada mes y, en especial, el 7 de agosto de cada año, se celebra el día del patrono del trabajo y se congregan miles de fieles haciendo largas colas para rendir culto y agradecer al santo.

Encuentro en la pintura de Berni temas de mi interés. Por ejemplo, una imagen religiosa –la crucifixión– donde se desarrolla una iconografía cristiana que va en referencia constante a las producciones de los años 30 y 40 del artista. También, hay una relación con la figura del mártir a través de la figuración. En la pintura se ve a un obrero estaqueado a un grueso árbol, con su ropa fabril, una flecha clavada en su estómago sangrante y su cara deformada de los brutales golpes recibidos. Este personaje es característico en la producción del artista para representar las series netamente sociales y políticas. Esta mezcla de imágenes de un tono histórico religioso, sitúa al artista en preocupaciones contemporáneas: los trabajadores sacrificados por el sistema, los niños y mujeres sumidos en la pobreza. De esta manera, Berni realiza series maravillosas para el arte argentino y crea personajes emblemáticos como Juanito Laguna, Ramona Montiel y Los Monstruos.

Antonio Berni era un artista con fuerte raíces en el arte social-político. Una de las cosas que más me interesan de su producción es que siempre fue un artista inquieto, pasó por todas las escuelas del arte contemporáneo y sus disciplinas. Berni fue un creador incansable, que incorporó en sus trabajo el collage incluyendo materiales como, matrices, chapas de las villas miserias, plásticos y basuras para  hablar de la pobreza y la monstruosa maquinaria de la sociedad de consumo. 

Siempre me interesó la historia de la pintura, en especial, de la argentina, el oficio de sus maestros y enseñanzas. La pintura, para mí, es un gesto primario ligado a la naturaleza emocional de la vida. Es una forma de dejar huellas y crear signos de comunicación con los demás. Mi obra muchas veces rinde homenaje y cita a la obra de Antonio Berni, que ha desarrollado un imaginario de color local y también muy latinoamericano, siempre en un rol comprometido con su tiempo histórico. A lo largo de su carrera, Berni ha reflejado la barbarie y los atropellos de los poderosos con las clases más bajas. Podemos trazar un paralelo con nuestra actualidad y ver qué cambió. El poder represor sigue atacando y aniquilando generaciones de trabajadores argentinos. Mientras tanto, la pintura documenta los hechos.


Diego Perrotta nació en Buenos Aires en 1973. Estudió con Héctor y Carlos Tessarolo. Desde el año 2000 es uno de los editores de la Colección Orbital Arte Editorial. Publicó los libros Día de muertos y El animal descansa junto a Eduardo Molinari. Fue creador y curador del ciclo de exposiciones “Enfoque” en FM La Tribu (2003-2006). En el año 2008 editó el libro Desenfoque, entre el arte y la comunicación. Participó de numerosas muestras colectivas e individuales tanto en el país como en el extranjero. Obtuvo la Beca del Fondo de Cultura Buenos Aires (2004); la Beca Subsidio a la Creación, de Fundación Antorchas (2000); la Beca Creación (1999) y la Beca Directorio –a realizarse en México– (1996) otorgadas por el Fondo Nacional de las Artes, entre otras. Recibió el Gran Premio Dibujo Salón Nacional de Artes Plásticas (2011); Primer Premio Dibujo, Salón Nacional de Santa Fe (2010); Primer Premio Pintura Salón Nacional de Artes Visuales (2010); Primer Premio Pintura Salón Municipal Manuel Belgrano (2009), Premio Regional de Pintura, Fundación OSDE y Primer Premio Pintura, Salón Fundación Deloitte (2005), entre otros.