Más de veinte detenidos realizaron un motín para exigir mejores condiciones de alojamiento en una comisaría de Merlo con una sobrepoblación del 155 por ciento. “Estamos sin luz ni agua. Nos tratan como perros, estamos amontonados en las celdas y hasta el baño se usa para dormir”, dijo uno de los hombres y su reclamo se difundió en todos los noticieros de televisión. La revuelta duró diez horas y dejó como saldo un interno hospitalizado. La seccional 3° de Merlo dispone de 18 camastros y, hasta ayer, la comisaría albergaba a 28 personas. Es decir, casi la mitad de los detenidos no tenía dónde dormir.
“Lo primero que hay que saber es que el encierro de personas en dependencias policiales es inconstitucional. Tanto la normativa internacional como nacional impide ese tipo de alojamiento ya que no poseen las mínimas condiciones dignas para vivir”, explicó a PáginaI12 Paula Litvachky, directora del área de Justicia y Seguridad del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Pese a esa legislación y esa jurisprudencia –que incluye un fallo de la Corte Suprema de Justicia– la tasa de encarcelamiento en comisarías siguió en aumento y el 2017 fue record para la provincia de Buenos Aires: el CELS contabilizó 3192 detenidos en seccionales bonaerenses, casi un diez por ciento más que el año pasado.
“En noviembre, la Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo de La Plata le exigió al gobierno provincial dejar de aumentar la población en las comisarías y hacer un plan de contingencia. Pero la tasa de encarcelamiento sigue a la alta y este sistema de encierro sólo sostiene las tensiones de estos sistemas irregulares”, aseguró Litvachky.
El motín, esta vez, surgió a partir de un conflicto entre internos. Según contó Fausto, uno de los presos detenidos en Merlo, los policías dispusieron el jueves a la noche el ingreso de Enrique Arévalo, quien ya tenía diferencias con otros reclusos allí alojados. A la medianoche, en uno de los calabozos se desató una pelea y el recién llegado fue herido. Pero si bien ese fue el puntapié, el problema de fondo era otro. “No se puede vivir en estas condiciones. Hace dos días que pasamos hambre, estamos sin luz ni agua”, agregó en plena revuelta Fausto, en una comunicación con C5N.
La comisaría 3° de Merlo posee 18 camastros distribuidos en tres calabozos, según indicó una fuente del Ministerio de Seguridad Bonaerense a este diario. Ayer, mientras se desataba el motín, eran 28 los detenidos, lo que significa que existe una sobrepoblación del 155 por ciento en la dependencia. El vocero de la cartera que conduce Cristian Ritondo también aseguró que, meses atrás, en la comisaría “se realizaron trabajos de instalación eléctrica, pintura, modificaciones en los baños, entre otras tareas”. Un equipo del Poder Judicial se presentó en la dependencia luego de las obras. “Pisos, techos y paredes carecen de mantenimiento necesario, sin prejuicio de encontrarse pintado. La iluminación es escasa y artificial y ningún ambiente cuenta con ventilación”, destacó el equipo en el informe. “Somos presos pero tenemos derechos”, reclamaron los detenidos.
Pero el hacinamiento y la sobrepoblación no son las únicas irregularidades denunciadas de esa departamental. El CELS reveló que el 30 de diciembre de 2017 la comisaría 3° de Merlo fue clausurada por una orden judicial. El cierre, que inhabilita los calabozos, fue emitido por el propio Ministerio de Seguridad en el parte mensual que mantiene el registro de todos los detenidos en seccionales, según explicó el CELS. La planilla es completada por la Superintendencia de Planeamiento y Operaciones Policiales. Fuentes de Seguridad negaron esa versión. “No existen antecedentes de clausuras ni por orden judicial ni ministerial”, indicó un vocero.
Casi once horas después de iniciarse el motín, a las 10.30 de ayer, la Bonaerense ingresó a los calabozos de la comisaría 3°. El detenido herido fue trasladado de urgencia al Hospital Eva Perón, donde quedó internado y siete presos que reclamaban mejoras fueron arrestados y transportados a la Fiscalía 4 de Morón. Al mediodía ya no quedaban rastros de la revuelta y los 20 detenidos restantes regresaron a los calabozos, donde los 18 camastros no dan abasto. Algunos presos siguen sin tener lugar para dormir.
Informe: Jeremías Batagelj.