Hace unas semanas, se realizó en Buenos Aires una reunión de empresarios y políticos conservadores que promueven el libre comercio entre Europa y América latina. El encuentro “Convención Azul” se realizó en el Centro Cultural Kirchner. En su página web señalan las razones de porque eligieron el país: “Argentina está madura para las ideas de libre mercado que pueden convertir al país en un faro de solidez económica y sostenibilidad en América latina”. Los auspiciantes de la conferencia fueron una serie de empresas internacionales y nacionales de medios y comunicaciones junto a un abanico de fundaciones de políticos conservadores europeos.
Las conferencias rondaron la temática específica de la economía digital, junto a referencias generales a los beneficios del libre comercio. Entre los discursos se destacó el pase de factura del jurista español Victor Moreno Catena, por las regulaciones por decreto impuestas por Macri en el sector de telecomunicaciones que desde Telefónica entienden que privilegian al medio oficialista Clarín. “Aprobar las normas por decreto pone en riesgo la seguridad y la estabilidad de las normas democráticas” señaló el secretario general de IberRed, para luego amenazar con la demora de las inversiones y la posibilidad de que las empresas acudan a la instancia judicial.
Para levantar el ánimo inversor, el ministro Andrés Ibarra expuso el plan de infraestructura digital del gobierno, consistente en aprovechar las grandes inversiones de la gestión anterior en materia de redes troncales de fibra óptica a lo largo y ancho del país, para tirar los cables finales conectando a las localidades con la red troncal en alianza con empresas privadas. De esa manera, una serie de empresas se quedan con el negocio de las comunicaciones cuyas inversiones más costosas realizó el Estado bajo la gestión anterior, y el actual gobierno recibe los méritos de llevar la banda ancha a diversas localidades del país con pequeños desembolsos monetarios.
También estuvo el titular local del HSBC, Gabriel Martino, un banquero acusado de lavado de dinero por la UIF a finales del mandato de Cristina Kirchner, que Macri premió permitiéndole poner dicho organismo a cargo de “su gente”. El financista admitió que “el grado de inversiones es más lento que la ansiedad de los argentinos” concentrándose en un “boom financiero” a partir de las elevadas tasas de las Lebac que paga el Estado.
Las exposiciones se matizaban con frases promocionadas por los organizadores donde una fundación británica señalaba que “la propiedad privada, el comercio sin restricciones y el gobierno limitado son los mejores instrumentos para hacer frente a la pobreza, a la resolución de conflictos y la justicia social” o el ex presidente colombiano Álvaro Uribe contaba que “sin empresa privada no hay creatividad, la ciencia y educación se paralizan y el progreso humano se ralentiza”. Frases con menos sustento que el actual programa de endeudamiento externo que nadie explicó cómo Argentina puede convertirse así en “un faro de solidez económica y sostenibilidad en América latina”.
@AndresAsiain