En principio, 2018 no es un año electoral. Podría serlo en Santa Fe, la única provincia importante que no ha reformado su Constitución en más de 50 años, aun habiendo sido el objetivo de todos y cada uno de los ocupantes de las Casa Gris desde la recuperación de la democracia. Partiendo de este supuesto ‑más adelante habrá más sobre las operaciones para lograr esa meta‑, hay pensar en un año con fuerte injerencia de la política nacional pero con particularidades que hacen a la provincia y que ya están siendo analizadas por las diferentes fuerzas políticas. Pensar en la Gobernación para 2019 en un escenario tan cambiante e impredecible como el que suele ofrecer la Argentina es un tanto osado, sin embargo, los aspirantes al sillón del Brigadier tienen casi la obligación de hacerlo a partir de premisas, algunas verificadas y otras tentativas, en torno al comportamiento del electorado. El desdoblamiento de los comicios en Santa Fe es una de las explicaciones de los tres triunfos al hilo del Frente Progresista. No es la única ni la más importante, pero a media que pasaron los años, la injerencia de la cuestión nacional en los comicios provinciales se hizo más evidente. Se redujeron los márgenes, y la equidistancia pregonada en especial por el Partido Socialista dio resultado hasta 2017, con una ajustadísima victoria de Miguel Lifschitz sobre su tocayo Del Sel por una cifra inédita e irrepetible en cualquier lugar donde voten más de un millón de electores. La diferencia de 1500 votos (no falta ningún cero) y de 20 mil sobre el candidato del PJ, Omar Perotti, marcó para muchos el final de las elecciones "de a tercios" en el territorio santafesino, donde el "más grande" ‑permítase la licencia‑ se queda con la gobernación. El "mano a mano" del PJ vs Frente Progresista se fue diluyendo y mas allá de que no se haya trasuntado en triunfos relevantes, el crecimiento de Cambiemos ha sido exponencial en detrimento de las fuerzas que se vienen disputando el poder en los últimos 30 años en Santa Fe.

Con distintos niveles de responsabilidad funcional y mayor o menor exposición pública, esto lo han manifestado referentes tanto del Frente Progresista como del Justicialismo. El más directo y entusiasta ha sido el flamante diputado nacional Luis Contigiani, que debutó en el parlamento nada menos que en las agitadas sesiones en las que Cambiemos logró la aprobación de la reforma previsional. El ex‑ministro de la Producción fue claro y directo, trazó la raya y se apostó en la vereda. Lo hizo poco después de que el gobernador hubiera viajado con el Presidente Mauricio Macri a New York, firmado el pacto fiscal y, en apariencia, mejorado la relación. Nada de eso detuvo al diputado, ni siquiera el propio Lifschitz que más allá de su rol funcional no desacreditó ni le enmedó la plana a quien fuera su candidato.

Contigiani, sin usar el término, plantea la construcción transversal. No es un concepto novedoso, pero sí lo seria la concreción de un frente con esas características. Hoy parece remoto, pero en la medida en que crezca la idea de que solo, ninguno de los sectores que hoy se oponen al macrismo puede arrebatarle "el tercio más grande", hay alguna chance, más por supervivencia política ‑en algún caso‑ que por convicción.  Antes de que Contigiani lo expusiera abiertamente, e inclusive antes de dejar de ser gobernador, Antonio Bonfatti comenzó a tejer vínculos con el peronismo, en su vertiente sindical por un lado y en la territorial, por otro, con una aceitada relación con los senadores departamentales. Pasado el tiempo, y con el aval de haber sido el político más votado en las elecciones del 2015 (200 mil votos más que la fórmula para la gobernación), desde la Cámara de Diputados continuó con esa tarea. Sin descuidar el frente interno ‑es presidente del partido socialista a nivel nacional‑ ni complicar la gestión de su sucesor, a quien le garantizó que apoyaría una hipotética reelección en el caso de que las fuerzas opositoras la habilitaran.

Esa posibilidad ha perdido impulso en estos días. Por si hiciera falta, el todavía presidente de la UCR a nivel nacional, José Corral, declaró  que "no hay margen para que haya reforma, a la gente no le interesa y hay que hablar de otras cosas". En el caso de Corral, no hay una cuestión de internas, como podría imaginarse con Bonfatti. El jefe comunal capitalino desertó del Frente Progresista y no obstante ello fue el único dirigente de Cambiemos que perdió en su territorio, contradiciendo la "ola amarilla" que se paseó por el país. 

 

En el PRO creen estar muy cerca de ganar Santa Fe y Rosario. Estuvieron a punto. No debería olvidarse.

 

 

Los aspirantes

La elección de senadores de hace dos años catapultó a Perotti como uno de los más firmes aspirantes a suceder a Lifschitz. El ex‑intendente de Rafaela relegó al segundo lugar ‑sin ninguna ironía‑ al dos veces gobernador Carlos Reutemann, candidato de Cambiemos esta vez, y al ex‑gobernador Hermes Binner, que no solo no obtuvo la banca por la minoría, sino que llegó en cuarto lugar. Un par de meses antes, Perotti había quedado a poco más de 20 mil votos, después de una campaña que largó tarde y mal por los desencuentros dentro del peronismo.

Perotti acompañó en varias oportunidades a la bancada oficialista, sobre todo el primer año ‑como a la hora de votar el pago de los fondos buitre para citar una emblemática‑ pero recientemente, cuando se trató la reforma previsional, votó en contra, y fue -según el discurso del jefe de la bancada que integra, Miguel Pichetto- el que "deshizo la intención de hacer tributar ganancias a las cooperativas", por citar otro comportamiento en el Senado, cuando se discutió el presupuesto 2018.  Dicho esto, y más allá de su labor parlamentaria, el senador rafaelino está decidido a ser candidato a gobernador y es otro de los que adhiere a la finitud de la "teoría del tercio más grande". Mucho más cauto que Contigiani, cuando se habla de 2019, Perotti sostiene que difícilmente alguien gane la provincia con menos de 40 puntos. Y sabe también que el peronismo ‑en todas sus formas‑ no alcanza ese número. Por tanto, sin apelar a la misma nomenclatura, la construcción transversal es la alternativa. No está convencido de que contenga a otras estructuras partidarias pero sí a dirigentes o referentes en su carácter de "líberos", bajándole la cotización al Frente Progresita, que en los comicios del año pasado no llegó ni a la mitad "del tercio".

Además, el escenario se ha modificado. Por entonces no asomaba ningún otro dirigente, sin embargo, desde hace poco menos de un mes, la reaparición de Agustín Rossi en la escena nacional le ha devuelto un protagonismo que intentará seguramente volcar en la provincia. Tal vez no como precandidato a gobernador pero sí como portador de un porcentaje que puede ser decisivo para que "el tercio más chico" ‑que fue el que sacó Perotti para la gobernación en 2015- pase ese 40% con el que se aseguraría el triunfo. Rossi también cree en la necesidad de una construcción transversal con eje en el peronismo. En eso coincide con lo que declama Perotti, solo que su labor parlamentaria es decididamente opositora.

En Cambiemos hay fundadas expectativas de ganar la Gobernación. Las 5 bancas de diputados cosechadas en la primavera pasada sorprendieron hasta al más optimista, y quedó claro que el fenómeno no fue Nicky Cantard, sino "la marca" y si hay un nombre propio es el de Mauricio Macri. El "armado" nacional para Santa Fe le dio a Corral el primer lugar en la lista de diputados, y ese es el argumento que el intendente intenta exhibir para atemperar el impacto de una derrota inapelable de su candidato en la ciudad, a manos del periodista y senador Emilio Jatón, que se perfila como el principal candidato a sucederlo en la Intendencia de Santa Fe. Las acciones de Corral como candidato a gobernador por Cambiemos para el año que viene bajaron considerablemente después del traspié. No desaparecieron definitivamente porque detenta el sello de jefe de la UCR, vaya a saberse hasta cuando. Tal vez por ello, o más allá de eso, y desinflándose la ilusión de sumar a "Omar" como lo llaman a Perotti para darle un touch "PRO", la figura que aparece es la de Luciano Laspina, que si bien hace más de una década que vive en Buenos Aires, renovó su banca por Santa Fe. El Presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja no se ha manifestado. Hay quienes sostienen que no está demasiado entusiasmado con mudarse otra vez a la provincia. Otros suponen que si Macri se lo pide, no tendrá más remedio que aceptar. Hoy, a tenor de las encuestas y los resultados más recientes, no debería ser un sacrificio para nadie del PRO afrontar una candidatura. Pero falta más de un año, y en ese lapso el escenario puede modificarse. Lo que creen en el PRO es que están cada vez más cerca de lograr ese objetivo. Estuvieron a punto con Miguel del Sel y Anita Martínez. Uno a la Gobernación, y ella a la Intendencia de Rosario. Y aunque parezca una obviedad, no debería perderse de vista.