Una programación bien equilibrada en géneros y estilos, marcada por destacados nombres de intérpretes y autores de la región, abre un espacio en Uruguay para la buena música que se está haciendo en el Rio de la Plata y en Latinoamérica. En Punta Ballena, con el bosque como privilegiado paisaje de fondo y con dos escenarios (uno cubierto y otro, más grande, enmarcado por ese bosque), el local Medio y Medio se destaca ya como un clásico, organizando desde hace veintidós temporadas un particular festival. Este año, a lo largo de enero y febrero pasarán por allí artistas como Elena Roger y Escalandrum, Maria Gadú y Chico César, Kiko Veneno, Skay Beilinson, Chango Sapsiuk, Adriana Verela, Albert Plá o la murga Agarrate Catalina, entre otros artistas de Uruguay, Argentina, Brasil y España.
En Medio y Medio se abren dos escenarios: uno interior, con cien localidades, bautizado “Escenario Fattorusso”. Y otro rodeado de bosque, para trescientos espectadores, el “Escenario Parque”. A lo largo de los 22 años que lleva ya el festival, por este espacio de Punta Ballena, en el departamento de Maldonado (Av. Del Parador Viejo y Brisas del Mar, Portezuelo) han pasado artistas como Luis Alberto Spinetta, Liliana Herrero, Hermeto Pascoal, Joao Bosco, León Gieco, Fernando Cabrera, Rubén Rada, Litto Nebbia, Leny Andrade, entre muchos. La programación de este año comenzó con una “previa” de diciembre, liderada por Hugo Fattoruso y la percusionista y compositora Albana Barrocas (quienes han conformado el HA Dúo, que lleva cuatro años, dos discos y varios premios). En enero, el festival 2018 se lanzó oficialmente con la actuación del cantautor y guitarrista español Javier Ruibal.
Para hoy se anuncian sonidos del Brasil: los de Maria Gadú y Chico César, dos figuras destacadas de ese país, en un show compartido. Continúa el miércoles 10 con la joven cantante uruguaya Francis Andreu, con un repertorio enfocado en el tango. Y sigue con Gustavo Cordera (el 12), el despliegue de la murga uruguaya con Agarrate Catalina (el 13), Skay Beilinson (el 14) y el cantautor español Albert Plá (el miércoles 17). Para la serie “Brasil virtuoso” se suman el guitarrista y compositor Yamandú Costa y el cantautor paulista Dani Black (el 19, 20 y 21 de enero). El mes culmina con dobles ciertos de dos argentinos: Bahiano y Coti Sorokin. Además durante enero, todos los martes, El Zorrito Fabián Quintiero y Julieta Rada hacen “Rockeo y Julieta”. Febrero sigue con un abanico amplio y ecléctico en cuanto a géneros, estilos y procedencias, pero siempre con artistas destacados: comienza con la sólida propuesta que lograron Elena Roger y Escalandrum (y con la que la intérprete y el grupo liderado por Pipi Piazzolla han girado por el mundo), con conciertos el 2, 3 y 4 de enero. Sonarán luego el Cuarteto de Nos, Adriana Varela y Fabiana Cantilo (el 10, 11 y 12 de febrero). Y como cierre, ya sobre fin de mes y de temporada, será el turno del flamenco de Kiko Veneno y el virtuosismo guitarrístico de Luis Salinas.
Junto a la música, el lugar (presentado como “club de jazz y restaurant”, aunque está claro que abarca más música por fuera de las estrictas fronteras de ese género) tiene el atractivo de la cocina de autor de Graciela Ferreres, reconocida chef de la región, impulsora del proyecto de cocina orgánica en Punta del Este. En este emprendimiento familiar es el hijo de la chef, Leandro Quiroga Ferreres, quien tomó a su cargo la programación del festival que da identidad al lugar. “La programación tiene como premisa incentivar el espíritu ecléctico en la escucha. Que la gente se cruce de género: que aquellos que dicen ‘yo escucho solo rock’, se den cuenta que sus artistas preferidos pueden compartir una grilla, un escenario, un fin de semana, con artistas de otros géneros, y que de hecho tiene mucho en común: seguro que se van a sorprender con esa propuesta que no conocían y con su calidad”, dice el productor sobre su trabajo. “También queremos hacer un camino en la programación de principio a fin, donde una semana no sea todo lo mismo, donde se vaya caminando por los géneros, por las formaciones (show solo, con trío, con banda) y también por la parte tímbrica: si un día hay un show de guitarras eléctricas, intentar que al día siguiente haya otro acústico. La idea es hacer un camino para que los veraneantes puedan tener diferentes tímbricas, diferentes formaciones y diferentes géneros. Incluso con variantes de popularidad: hay artistas más de nicho, con cierto público acotado, y otros muy populares, de grandes teatros o de estadios, que acá se pueden ver en un contexto más íntimo”, destaca.
Uno de los que no está aun formalmente anunciado, pero que todos los años, en algún momento, llega a tocar a Medio y Medio, es Chango Spasiuk. “Voy a tomar las palabras de Hugo Fattorusso, que cada vez que va a Medio y Medio, cuando se está por ir dice: más que pagarme para que venga, debería pagar yo por estar acá. Esa es la sensación que te queda cuando vas a Medio y Medio, con la comida tan rica, el ambiente tan cálido y el ámbito tan bello para tocar música, cualquier tipo de música. Ese escenario siempre es un espacio para desarrollar todas las ideas que tengas, siempre vas a encontrar una caja de resonancia en ese club de jazz, con ese ambiente tan cálido. Siempre que comienza una temporada de verano y sé que voy a estar tocando en Medio y Medio me da muchísima alegría”, halaga el acordeonista el festival y el espacio. “Y además es un lugar donde siempre he terminado experimentando cosas o encuentros que a lo largo del camino tienen muchísimo valor para mí. Por ejemplo, mi encuentro con Darío Eskenazi, el gran pianista de jazz. Hicimos un dúo en el que piano y acordeón se terminaron encontrando, y todas mis composiciones sonaron improvisadas de una manera impresionante por Darío. Después tocamos juntos en un festival de jazz y muchos lugares de la Argentina. Y el ultimo bonus track de mi disco Otras músicas, en las plataformas digitales, es de ese encuentro. Todo eso surgió de Medio y Medio, un lugar donde es hermoso ir a tocar y es hermoso ir a escuchar música”, cuenta.
Otra que es habitué del festival y que no ahorra elogios es Adriana Varela: “Es un lugar absolutamente bello y familiar, junta artistas de primera y tiene una característica enorme que es el trato y la compañía, de primera. Allí vamos a parar los artistas porque queremos ir, no solo porque nos contratan”, asegura. “Medio y Medio es mágico porque te encontrás con gente brillante como los artistas que van a cantar y tocar allí y con un público que es feliz. Es el lugar que uno espera todo el año para ir a cantar: soy feliz allí.”