Decir que Marcelo Balcedo es sobre todo un dirigente sindical porque controla Soeme equivaldría a presentarlo como un editor porque publica el diario Hoy. Sería exagerado. Una reconstrucción histórica elaborada por PáginaI12 revela que el Soeme y el “Hoy” son solo dos instrumentos de un armado que creció hasta hacerse internacional. Un armado con todos los condimentos de la mafia.
El Soeme es el Sindicato de Obreros y Empleados de Minoridad y Educación. Su base es la provincia de Buenos Aires y la conducción despliega su poder en la ciudad de La Plata.
El Hoy es un diario platense que ayer publicó su edición 4036. Sigue figurando como director el ingeniero Marcelo Balcedo, detenido en Uruguay por pedido de la Justicia federal argentina.
Marcelo Balcedo es a la vez el secretario general del Soeme. La sede porteña del sindicato, en Salta al 500, y dos sedes de La Plata arrancaron el sábado con allanamientos ordenados por el juez federal de La Plata Ernesto Kreplak. Quedaron precintadas. El juez instruyó a la Gendarmería para la búsqueda de pruebas en la causa abierta por operaciones de lavado de dinero. Están imputados Balcedo, su esposa Paola Fiege y su socio Mauricio Yebra. Como Balcedo, Fiege está detenida en Uruguay. Yebra, en la Argentina.
Disparates
Una de las claves de interpretación del caso Balcedo desparramada en las redes sociales señala un dato: una dirigente del Soeme, Susana Mariño, fue candidata de Unidad Ciudadana en la lista de diputados provinciales por La Plata. Este diario pudo reconstruir que la propuso la mesa regional de la CGT y fue ella la postulante en tercer lugar porque el cupo femenino requería una mujer y la mesa no era precisamente pródiga en mujeres. Pero si alguien quisiera leer el caso con la pobreza de uno de los criterios usuales en estos días –K o no K– fracasaría. El juez no solo tiene dos K en su apellido. Además fue funcionario del Ministerio de Justicia con Julio Alak de titular. En 2015 se presentó al concurso para la vacante que dejó en La Plata el juez federal Ángel Corazza, rindió bien y quedó en la terna de candidatos. En julio de ese año, el último de su mandato, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner lo eligió usando su derecho constitucional. El Senado aprobó el pliego de Kreplak.
Teoría conspirativa uno: Cristina, María Eugenia Vidal y Mauricio Macri se pusieron de acuerdo para atacar a Balcedo y usaron como alfil a un juez.
Teoría conspirativa dos: el juez nombrado por Cristina ahora juega para Vidal y Macri.
Los disparates son gratis y cualquiera puede armar el suyo. Es fácil. Las teorías conspirativas parten de la base de que no existen jueces con honestidad intelectual ni gusto por su oficio y que los aparatos mafiosos carecen de autonomía de movimientos. Más aún: cuando el acento queda puesto en la teoría conspirativa y en detalles menores, quien la formula se pone a un milímetro de justificar a la mafia.
Sería una lástima perder la ocasión de ver cómo funciona una de las tramas más oscuras de la Argentina.
Con Calabró
El Grupo Balcedo lleva años de armado. Unos 50 años.
A mediados de la década de 1960 un antiguo empleado del Museo de Ciencias Naturales, Antonio Balcedo, padre de Marcelo, ya era un dirigente sindical afín a Melchor Posse. Médico y dirigente desarrollista, Posse completó una articulación política que le permitió relacionarse con obras sociales, con el sistema de salud, con las prestaciones a los jubilados y con el dominio de su territorio, San Isidro. Como Antonio Balcedo, Melchor Posse ya murió. Había nacido en 1932 y falleció en 2004. Su hijo Gustavo es el actual intendente de San Isidro. Después de un paso como radical concertacionista con el kirchnerismo, en 2007, se separó del oficialismo, jugó suelto y terminó aliado con Mauricio Macri. Es parte de Cambiemos.
En 1973 el peronismo presentó para las elecciones nacionales una fórmula integrada por Héctor Cámpora y Vicente Solano Lima. Cámpora le ganó al radical conservador Ricardo Balbín. En la provincia de Buenos Aires los candidatos fueron Oscar Bidegain y Victorio Calabró. Bidegain era cercano a la llamada Tendencia Revolucionaria, ámbito de la Juventud Peronista. Dirigente metalúrgico, Calabró fue avanzando gracias al apoyo de otros líderes gremiales. Antonio Balcedo era uno de ellos. Calabró y su base de apoyo tenían vínculos con la inteligencia naval. En especial con el sector de derecha fascista de la Marina.
Bidegain duró menos de un año en el cargo. El 24 de enero de 1974 renunció y Calabró quedó como gobernador. Durante sus dos años y dos meses de gobierno, hasta el golpe del 24 de marzo de 1976, La Plata se convirtió en el paraíso de la Concentración Nacional Universitaria, CNU, de la Triple A, de los asesinatos y las bombas. Calabró no esperó al golpe para acercarse a los comandantes que encabezarían el gobierno. Primero criticó a Isabel Perón desde el denominado “antiverticalismo” y luego se alió con los comandantes y conspiró.
Hasta Salta
El Soeme fue consolidándose poco a poco como un pequeño sindicato con cierto peso en el área educativa, en las refacciones escolares, en la Dirección General de Rentas y en las porterías de las escuelas de la provincia. Después sumaría al personal de los institutos provinciales de detención de chicos. Según la época fueron llamados “institutos de menores” o “institutos de niños, niñas y adolescentes en conflicto con la ley penal”. Nunca dejaron de ser sitios de encierro, tormento o maltrato.
La otra pata de la construcción de poder de Balcedo padre fue el diario Hoy, que intentó jugar como una contraparte que balanceara la influencia del diario más importante de La Plata, El Día de Raúl Kraiselburd.
Al mismo tiempo Antonio Balcedo tejió redes firmes en Catamarca y Salta. Los contactos salteños fueron los de la familia Romero, encabezados por el jefe del clan, Roberto Romero, gobernador de Salta entre 1983 y 1987 y padre del gobernador y senador Juan Carlos Romero.
Muerto en 2012 a los 76 años, Antonio Balcedo dejó la jefatura de un emporio en el que ya tallaba fuerte su hijo Marcelo. La muerte, de paso, empeoró las relaciones familiares. Las herencias, espirituales y materiales, nunca son un tema sencillo de resolver. La viuda, Myriam “Nené” Chávez, cerró filas con Marcelo, enfrentado a su hermana, llamada también Myriam y a cargo del grupo La Tecla. El portal de La Tecla acaba de aclarar que Marcelo Balcedo “no es integrante, y nunca formó parte en estos 17 años, de la empresa Central de Noticias Argentina SA”, propietaria de “Revista La Tecla, La Tecla Patagonia, La Tecla Mar del Plata, Revista Desafío Económico, Revista Qué, y las radios de Cadena Río”. Agrega un comunicado: “Es necesaria esta aclaración debido a que algunos mal intencionados intentan vincularnos tratando de desprestigiar nuestro trabajo”.
Balcedo hijo no es un improvisado. Su padre lo mandó a estudiar al Liceo Naval, después terminó la carrera de Ingeniería con promedio distinguido y realizó posgrados en los Estados Unidos. Es difícil que Kreplak le despierte simpatía, y no solo porque se trata del juez que se animó a pedir su captura: quienes frecuentaron a Balcedo aseguran haberle escuchado expresiones antisemitas.
Más allá del Soeme y del Hoy, que funcionaban como caballos de ajedrez, los intereses del Grupo Balcedo se vincularon cada vez más al juego y al movimiento de dinero. Según la Justicia rosarina, que investiga a la banda narco Los Monos y tiene una causa abierta, habría también contactos por el tráfico de estupefacientes.
Di Monte
En cuanto al juego, los Balcedo llegaron a comprar máquinas tragamonedas a 10 mil dólares cada una. El objetivo no era solo la región platense, donde querían inundar las agencias hípicas con los aparatitos de la plata dulce. Dulce para los dueños, amarga para los ludópatas. La meta era Luján, con su concurrencia asegurada. Cada 8 de diciembre recibe tres millones de peregrinos, que duplica el número habitual en otros momentos del año.
Las palancas para llegar a Luján se llamaban “El Lujanero” y Rubén Di Monte.
“El Lujanero” es el apodo de Roberto Lafont, famoso en el mundo del juego bonaerense por un lema: “El Lujanero siempre paga”.
Di Monte, nacido en 1932 justamente en Luján y muerto en abril de 2016, fue obispo de Avellaneda-Lanús entre 1986 y 2000 y arzobispo de Luján-Mercedes entre 2000 y 2007. Su entronización se debió al Papa Juan Pablo II, al que también era afín su predecesor Emilio Ogñenovich. Su retiro, a la edad. Di Monte fue el padrino del convento donde el ex secretario de Obras Públicas José López llegó una noche con los bolsos llenos de dólares.
Convertida en arquidiócesis en 1997, Mercedes-Luján no es un distrito cualquiera para la Iglesia católica. Incluye a la Basílica de Luján y depende directamente del obispo de Roma, es decir del Papa, como las arquidiócesis de Marsella, Barcelona y Mónaco, entre otras pocas en el mundo.
La elevación de categoría fue celebrada como un triunfo propio por el entonces embajador de Carlos Menem en el Vaticano, Esteban Caselli, ligado al aparato de la curia que rodeaba a Juan Pablo II. Años atrás, también Caselli había sido parte del equipo del gobernador Victorio Calabró.
El gran proyecto de los Balcedo y de Di Monte, gente de influencia sobre la Policía Bonaerense y en 1998 críticos de la reforma de León Arslanian, era levantar un shopping en tierras aledañas a la Basílica. Le pondrían un bingo adentro. Allí irían las tragamonedas. Hasta tener el shopping las colocaron en Luján dentro de otro recinto. Pero las autoridades provinciales lo cerraron. Demasiado escandaloso.
Ogñenovich, los Balcedo, Di Monte y Caselli fueron claves en la exitosa campaña a gobernador de Carlos Ruckauf, en 1999. Por un lado Ruckauf prometió mano dura. “Voy a meterles bala a los delincuentes”, insistía. Por otro se convirtió en un cruzado contra el aborto legal, un proyecto que atribuía a su contrincante Graciela Fernández Meijide y que en realidad, según cuenta la periodista Olga Wornat en su libro “Nuestra Santa Madre”, había sido presentado por una diputada que apoyaba a la Alianza y sería ministra de Trabajo de Fernando de la Rúa, Patricia Bullrich.
Ogñenovich hasta llegó a grabar un corto publicitario en favor de Ruckauf. El compromiso era tan fuerte que Ruckauf defendió a Ogñenovich frente al escándalo del instituto Jesús de Nazareth, con sede en Luján, donde un chico fue violado. Echó al subsecretario del Menor de su gobierno, Miguel Saredi, por haber inspeccionado los manejos del hogar para niños, que recibía un subsidio por cabeza.
Los Balcedo tuvieron suerte con algunos de sus emprendimientos, como la obtención de un código de descuento y la recolección de fondos para una mesa de dinero, y menos fortuna con otros. No llegaron a poner un pie firme en la Capital Federal porque les resultó imposible un arreglo con los municipales porteños del Sindicato Único de Trabajadores del Estado de la Ciudad de Buenos Aires, conducido por Amadeo Genta y Patricio Datarmini. Querían representar al personal de maestranza. No lo lograron.
De relaciones cambiantes, Balcedo tuvo mejor trato hacia el gobierno de María Eugenia Vidal que hacia el intendente de La Plata Julio Garro, aunque ambos funcionarios son de Cambiemos. En 2017 incluso rompió el frente gremial docente.
La investigación de Kreplak puede ayudar a determinar si el carácter cambiante de las relaciones que entablan los Balcedo no se debe, quizás, a los verdaderos rubros de su actividad en los últimos años. Van apareciendo autos de alta gama, cientos de vuelos en avión privado, conexiones en Rosario, armas y dólares reales. Habría que sumar al menos tres datos más. Uno, la pesquisa de la Justicia mexicana sobre el asesinato de Karen Ailen Grodziñiski, la joven chaqueña que también podría haber sido víctima de trata a manos de los carteles de la droga de la capital de México. Otro, la reciente acusación contra el personaje que aparece como agente de relaciones públicas “Gaby” Alvarez, por presuntos contactos con la prostitución VIP en México. Y el tercer dato, el más importante, la celeridad uruguaya en la respuesta al juez. Como si los uruguayos tuvieran toda la información sobre Balcedo, quisieran sacárselo de encima y solo estuvieran esperando que se desperezase la Justicia argentina.