Para el diputado massista Daniel Arroyo, el gobierno de Mauricio Macri “tiene el modelo Chile en la cabeza: más tecnocrático, de globalización en algunos de los sectores de la producción primaria, y cuando nada funciona están los Carabineros para acomodar, lo que acá sería la Gendarmería”. “Me asusta muchísimo –continuó– el clima de época que el Gobierno creó con el avance de las fuerzas de seguridad”. Arroyo, que participó de las incipientes reuniones de distintos sectores del peronismo, insiste en que “hay que construir una red de trabajo y vínculo en conjunto, con un proyecto alternativo y con otro sentido común al vigente” porque el macrismo “ganó la batalla cultural”. “El ciclo de este gobierno, dure lo que dure, va a terminar con más pobreza, desocupación y endeudamiento”, sentenció.
–¿Cómo imagina este año parlamentario con un gobierno que plantea seguir avanzando con reformas que perjudican a los sectores populares?
–El gobierno va en camino a meternos en un lío bárbaro, social e importante. Avanza sobre tres ideas: obra pública, lo cual esta bien; endeudamiento que está muy mal y la idea que Argentina tiene que crecer en bases a salarios bajos. Para ellos la Argentina es soja, minería y sector financiero, donde es competitiva. Que no hay una Argentina industrial posible y que con salarios bajos puede acomodarse al mundo de la globalización. Ese es el modelo que platea el Gobierno para una Argentina donde sobran 20 millones de argentinos. Después de la elección decidió avanzar en esa línea, la reforma provisional va en esa dirección en un acuerdo con las provincias para reponer el Fondo del Conurbano bonaerense para hacer obra pública, que se le ocurrió sacársela a los jubilados, las personas que cobran planes sociales y pensiones. Los aumentos de las tarifas, los recortes, los despidos en el Estado y la reforma laboral van en ese sentido. Este gobierno tiene el modelo Chile en la cabeza: más tecnocrático, de globalización en algunos de los sectores de la producción primaria, y cuando nada funciona están los Carabineros para acomodar, lo que acá sería la Gendarmería. La diferencia en la Argentina es que es con resistencia y conflicto social.
–Pero los sectores que han resistido la política de ajuste han sido violentamente reprimidos. ¿Lo preocupa?
–Me asusta muchísimo. El gobierno creó un clima de época que es el avance de las fuerzas de seguridad. Cuando la ministra (Patricia) Bullrich dice que lo que dicen las fuerzas de seguridad tiene criterio de verdad se está metiendo en un lío bárbaro. Cualquiera que haya leído de un poquito de historia argentina no puede decir eso, hasta por las condiciones y la precariedad que tiene las propias fuerzas de seguridad. Nunca le tuve fe a este Gobierno en lo económico-social pero pensé que era una derecha más moderna, más republicana. Pero no solo está yendo hacia un esquema represivo sino que se le ocurrió meter dos miembros de la Corte Suprema por decreto, amenazó hacer una reforma a la seguridad social también por decreto. Me preocupa mucho.
–Sin embargo ha logrado avanzar en consolidar ese modelo con el respaldo de los gobernadores, la mayoría de ellos peronistas.
–Han logrado consolidar una base con parte de los gobernadores, con parte del peronismo que gestiona y necesita recursos. Da la impresión que eso le da una mayoría parlamentaria para terminar de sacar las leyes que considera principales y que no son nada buenas para el país. El gobierno crea sentido común del que dice ‘hay que recortar en el Estado ni puede haber tantos planes sociales’ que se engancha sobre cierto agotamiento de la sociedad con la etapa anterior; crea ciertas expectativas sobre los que dicen ‘esto está mal pero ojalá que esto arranque’. Pero me da la impresión que la reforma provisional es un punto de inflexión, donde la gente vio que es vaciar bolsillos que están vacíos y empieza un ciclo de cierto cuestionamiento, de aun los que votaron a Cambiemos, que habrá que ver hasta donde llega.
–¿Cuál sería el rol de la oposición parlamentaria para tratar de evitar que esos proyectos del gobierno se transformen en leyes?
–Creo que hay tres ejes. Uno es votar en contra de esas leyes que van en contra de derechos conquistados y le complican la vida a los ciudadanos de a pie, donde el Frente Renovador ha sido muy consecuente y seguirá siéndolo en el este ciclo. Construir una agenda propia, no se trata solo de cuestionar, sobre que modelo de desarrollo es posible en la Argentina, con una mirada integral, que no tiene este gobierno, para construir un modelo de desarrollo alternativo. Y lo tercero es construir ciertas pautas para adelante: como una gestión transparente, mirar a los invisibles, los que no tienen trabajo y están afuera de todo, los que tienen trabajo informal, hacen changas y los que ganan menos de 10 mil pesos. Esa es la tarea por hacer para encarar un ciclo nuevo en el país. El ciclo de este gobierno, dure lo que dure, va a terminar con más pobreza, desocupación y endeudamiento.
–En el peronismo hay coincidencia en que sin unidad no hay proyecto alternativo que pueda imponerse en las unas pero a la hora de las definiciones los caminos se bifurcan.
–Le tengo mucha fe a la sociedad. Para mi la elección de octubre no se votó sobre la gestión de gobierno, se votó si Cristina si o no. Cristina tiene el voto de los sectores más pobres y para mi eso es muy valioso. Pero hay una sociedad que fue a la elección como un matrimonio con cosas que no funcionan, pero que lleva un año y medio y decidió darle tiempo. En la próxima elección, la sociedad va a dejar de mirar hacia atrás y le pondrá la lupa para evaluar al gobierno. Y esa sociedad irá construyendo inexorablemente liderazgos políticos sobre la base de proyectos alternativos hacia el futuro. La construcción de una oposición implica que no nos hagamos los tontos con los problemas estructurales que tiene la Argentina y que esté a la altura de la demanda de la sociedad.