En los dos primeros años del gobierno de Mauricio Macri, las emisiones de deuda en moneda local y extranjera totalizaron 121.588 millones de dólares. De ese total, sólo el Tesoro Nacional emitió 98.185 millones de dólares. A su vez, del conjunto de la deuda emitida durante la administración actual, 85.167 millones fueron títulos en dólares en poder de acreedores externos. Cuando a esos 85.167 millones se suman los 10.862 millones de dólares que llegaron como inversiones de portafolio para aprovechar la amplia y bien señalizada bicisenda financiera, la cifra global asciende hasta los 96.029 millones de dólares. El último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (ODE-UMET) estimó que 84 de cada 100 dólares fueron destinados para abastecer la fuga de capitales, financiar la remisión de utilizadas y dividendos de las firmas extranjeras, cubrir la demanda de dólares para turismo y cancelar los vencimientos de deuda.
“El financiamiento externo no fue destinado a inducir cambios sobre la estructura productiva que permitan una mayor generación de divisas a través de la economía real, sino a financiar la fiesta que genera la enorme bicicleta financiera creada por el gobierno nacional. El modelo así presentado no resulta sostenible en el tiempo”, sostiene el noveno informe del ODE-UMET al advertir sobre la creciente vulnerabilidad externa asociada al esquema económico vigente donde el endeudamiento externo se convirtió en un atributo permanente. “Un cambio en las condiciones externas que impacte sobre el flujo de financiamiento pondría en jaque al actual modelo”, apuntan los investigadores del observatorio.
Deuda para todos
A lo largo del año pasado, las emisiones de títulos públicos y letras del Tesoro en moneda local y extranjera, relevadas por el ODE-UMET, ascendieron hasta 63.969 millones de dólares. “Durante 2017 la deuda externa fue el respirador artificial del modelo. Argentina consolidó una posición de fuerte tomador de fondos externos y apareció el déficit comercial que es con la fuga de capitales el agujero negro del proyecto de Cambienos”, afirmó el rector de la UMET, Nicolás Trotta. Si se suman los 34.216 millones de dólares emitidos en 2016, el monto total asciende hasta los 98.185 millones de dólares. La cifra computa colocaciones de títulos públicos en moneda extranjera, bonos en pesos y letras en dólares sin distinguir entre tenedores locales y extranjeros (por eso difieren de los datos del primer párrafo donde solo se computa títulos en dólares en poder de acreedores externos).
Pero el desmantelamiento de las regulaciones cambiarias, la liberalización de los movimientos de capitales, el pago a los fondos buitre, el acercamiento a los organismos multilaterales y la elevada rentabilidad ofrecida por los bonos no solo facilitaron las operaciones diseñadas por el Ministerio de Finanzas sino que aceitaron las emisiones provinciales y corporativas en moneda extranjera. Fueron trece las provincias que salieron a captar dólares en el mercado desde diciembre de 2015. Neuquén, Mendoza, Chubut, Córdoba, Salta, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires, Tierra del Fuego, La Rioja, Jujuy, Río Negro y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires colocaron deuda por 12.336 millones. Además, cuarenta y cuatro compañías se endeudaron durante los últimos dos años por un total de 11.067 millones de dólares. Computando ambos aportes, las emisiones totales superaron los 121.000 millones de dólares en dos años.
Vuela, vuela
La contraparte de ese proceso no fue la inversión en infraestructura ni el financiamiento de proyectos industriales estratégicos. El Banco Central acumuló una porción de esos dólares en las reservas internacionales pero el grueso fue destinado a cubrir los desequilibrios en la cuenta corriente y la cuenta financiera. “La fuga de capitales alimentada por la política económica vuelven inviable el funcionamiento de la economía en el mediano plazo. Pero resulta muy serio el emergente de un déficit comercial externo que con crudeza hacen que este modelo no tenga ninguna sustentabilidad y permite afirmar la enorme fragilidad que exhibe”, indicó el director ODE, Arnaldo Bocco.
De acuerdo al informe que será distribuido esta semana, entre diciembre de 2015 y noviembre de 2017 (el último registro disponible para el balance cambiario del BCRA) se registraron egresos de divisas en el sector real -importaciones, utilidades y dividendos, turismo e intereses- por 26.824 millones de dólares mientras que la salida por el frente financiero -formación de activos externos o atesoramiento- alcanzó los 51.735 millones de dólares que suman 78.559 millones de dólares. Pero como los últimos datos disponibles para el Balance Cambiario del BCRA corresponden a noviembre del año pasado las cifras representan un piso para las salidas de divisas.
“Este modelo deja a la Argentina en una situación de extrema vulnerabilidad ante un revés en las condiciones de financiamiento en los mercados internacionales”, indica el informe al concluir que “un desajuste que afecte el sector externo tendrá inevitablemente un impacto en el tipo de cambio y, dada la estructura económica y distributiva diseñada por la gestión actual, terminará impactando de manera más severa sobre los sectores populares, quienes han sido los únicos afectados por las medidas del gobierno de Cambiemos”.