A las necesidades de financiamiento que demandan el creciente déficit de la cuenta corriente y la fuga de divisas, se le suman también que el Gobierno necesitará hacerse de divisas para financiar vencimientos de capital e intereses por 32.292 millones de dólares. La tarea comenzó el jueves pasado cuando para aprovechar una reducción generalizada en el riesgo país, el Ministerio de Finanzas que encabeza Luis Caputo emitió tres títulos a 5,10 y 30 años por una suma total de 9000 millones de dólares. En ausencia de fuentes genuinas de divisas, “boom exportador” o “lluvia de inversiones”, que permitan abastecer las necesidades de dólares del esquema económico vigente, la colocación de deuda no se interrumpirá. El proceso continuará aunque el presidente Mauricio Macri repita que “no queremos seguir tomando deuda y obligar a nuestros hijos y nietos a pagarla”.
Los vencimientos previstos para este año son los más elevados del período comprendido entre 2017 y 2047. El Informe de la Deuda Externa del ODE-UMET indica que, a lo largo de los próximos doce meses, deberán cancelarse 9019 millones de dólares de intereses, 7.555 millones en concepto de capital y 15.718 millones de dólares por los vencimientos de Letras del Tesoro en dólares. Desde el observatorio dirigido por el economista Arnaldo Bocco estiman que el 61,7 por ciento de los vencimientos corresponden a “nueva deuda” que fue emitida a lo largo de los últimos dos años.
De hecho, el ciclo de endeudamiento iniciado por la gestión de Cambiemos ya representa alrededor del 40 por ciento del total de vencimiento de la deuda pública hasta 2047. “Si se considera la gestión de Cambiemos en su totalidad, y según cálculos propios sólo aproximadamente el 41,36 por ciento de las nuevas emisiones de títulos públicos del Tesoro en moneda extranjera han sido destinadas al pago de vencimientos de capital e intereses de la ‘deuda heredada’; habiéndose incluso destinado un 5,36 por ciento de dichas emisiones al pago de vencimientos de interés de ‘deuda nueva’ contraída por el propio gobierno de Cambiemos. El restante 53,28 por ciento de las emisiones se ha destinado a cubrir la fuga de capitales y financiar gastos corrientes”, explican los investigadores del observatorio.
Desde la perspectiva del ODE-UMET, el actual modelo económico caracterizado por déficit fiscal, déficit de cuenta corriente con resultado comercial negativo, fuga de divisas y fuertes vencimientos de capital e interés para los próximos años, “no es sostenible en el largo plazo”. A esos elementos, los investigadores suman “los vencimientos de muy corto plazo de Lebac en pesos para los próximos años”. Esos títulos de deuda emitidos por el BCRA y las elevadas tasas de interés ofrecidas -alcanzaron a 38 por ciento a mediados de 2016 y hoy se encuentran por debajo del 29 por ciento- habilitaron una de las bicisendas financieras más rentables del mundo para realizar operaciones de arbitraje y fuga.
“El problema que se le ha generado al BCRA es que el creciente stock de Lebac que está próximo a vencer pone en riesgo la sostenibilidad del sistema financiero: ante cada vencimiento de Lebac, que llega a representar el equivalente a más del 50 por ciento de la base monetaria, la entidad se enfrenta al riesgo de no lograr renovar todos los vencimientos a menos que siga subiendo la tasa de interés. Se estima que el stock total a vencer para 2018 es nada menos que de 1,1 billones de pesos”, sostienen desde el ODE-UMET para advertir que “si no lograse refinanciar en el tiempo su deuda en pesos, esto podría desencadenar una severa corrida cambiaria”.